Fueron muchas las expresiones de amor que a lo largo de sus 91 años de vida, le expresó Fernando Botero a su ciudad amada: Medellín.
Este cariño lo expresaba en todo lugar al pronunciar frases como: “Medellín hasta la muerte” y con los regalos de sus obras a los habitantes de la ciudad y a quienes llegan a ella.
Las obras del maestro Fernando Botero llegaron en cumplimiento de su palabra a través de esculturas y cuadros cuando le fue cambiado el nombre al entonces Museo de Zea. Después de que este proceso finalizara con la aprobación de un acuerdo en el Concejo de Medellín. Con el cambio del nombre el maestro le regaló al hoy Museo de Antioquia algo de su arte.
María del Rosario Escobar, director de este museo, indicó que el lugar es custodio de gran parte del legado que deja Botero. “Deja una huella en el diseño. Insiste en la idea de lo que es el colombiano, insiste en la belleza, en la alegría, en la sensualidad y en la generosidad como atributos de la identidad nacional”.
Desde el Museo expresaron: “hoy despedimos al maestro Fernando Botero, nuestro gran mecenas, un artista extraordinario que aportó una mirada propia al arte contemporáneo. Su nombre se ganó un lugar en la historia del arte nacional e internacional gracias a esa manera única de ver el mundo”.
Destacan la trayectoria del Antioquia, cuyo arte recorrió el mundo: “fueron 91 años de vida dedicados al arte. Acompañamos a su familia en esta despedida, honramos su memoria y le decimos: gracias, maestro Botero”.
Fernando Botero: ¿Cuántas son las obras del escultor colombiano y cuál es la más icónica?
el artista creó más de 300 obras de diferente tipo y con temáticas diversas, que hoy son motivo de orgullo del sector artístico del país.
Botero destapó su vocación hacia el arte por accidente recién cuando era un adolescente. Tenía 15 años y se encontraba estudiando para ser torero, pero vivía encantado con la obra del cartelista Carlos Ruano Llopis, lo que lo motivó a imitarlo y luego empezó a vender dibujos a la salida de la Plaza de La Macarena, en Medellín.
Su crecimiento fue rápido y realizó su primera exposición en la capital antioqueña con tan solo 16 años. Pese a los estereotipos de la época que le manifestaban que no podría dedicar su vida de lleno al arte, él decidió no escuchar esos comentarios y continúo con sus dibujos, integrando después a su portafolio la escultura y la pintura.
Aun que ha sido difícil contabilizar la totalidad de sus piezas artísticas, ya que hay muchas que hacen parte de colecciones, otras cuantas que repitió varias veces y siempre se dijo que nunca paraba crear.
Sin embargo, entre sus piezas más representativas en el campo de las pinturas se encuentran ‘Pedrito Botero’, ‘La Mona Lisa niña’, ‘La Mona Lisa’, el mural ‘Escena con Jinete’, ‘El Corazón de Jesús’, la ‘Visita de Luis XVI y María Antonieta a Medellín’, ‘Dancers at the Bar’ y ‘La Muerte de Pablo Escobar’.
También destacan La camera degli sposi (homenaje a Andrea Mantegna II), Obispos muertos, La comida con Ingres y Piero della Francesca, El matrimonio Arnolfini (que pintó varias veces), La familia presidencial y Los músicos.
Sus obras se han expuesto en varias oportunidades en diferentes ciudades del mundo, también cuenta con el reconocido Museo Botero, ubicado en la zona de La Candelaria, del centro histórico de Bogotá.
Por el lado de las esculturas también es ampliamente reconocido. En Medellín se encuentra la Plaza Botero, donde se erigen varias de estas.
Obras como ‘La Gorda Gertrudis’, ‘La Paloma de la Paz’, ‘Venus’, ‘Naturaleza Muerta’, ‘Pequeña Prostituta’, ‘Caballo’, ‘La Mano’, ‘Rapto en Europa’, ‘Hombre a Caballo’, entre otras, son de las más destacadas.