Las comunidades indígenas del Cauca y de otras zonas del país comparten sus tradiciones, saberes y cultura con los payaneses, gracias a una feria artesanal y gastronómica que se adelanta en el centro histórico de la Ciudad Blanca.
Bebidas ancestrales, artesanías, alimentos y una variedad de productos propios de las diferentes etnias de la región y del país, las cuales son comercializadas en este encuentro, buscando así fortalecer las relaciones de estas comunidades con los demás integrantes de la sociedad, pero también generar unos ingresos para las comuneras y los comuneros que mantienen vivas sus tradiciones.
Como Felipe Ortiz, representante del pueblo arahuaco, quien ofrece las tradicionales mochilas, manillas, llaveros, así como el café orgánico y maíz que cultivan en la Sierra Nevada, prácticas milenarias que llegaron a Popayán para que los habitantes de esta zona del país conozcan de esta cultural del norte de Colombia.
“El precio de la tulitas o mochilas oscilan entre los quinientos mil y los seiscientos mil, claro las personas se preguntan por qué ese valor, que consideran alto, entonces gracias a esta feria o encuentro tenemos la oportunidad de explicarles que esta obra es producto de las manos de nuestras tejedoras, quienes se toman alrededor de cinco o seis meses para tejer, que lo hacen compartiendo el amor, el cariño y hasta la sabiduría del pueblo arahuaco, plasmándolo en la forma del tejido, es el valor ancestral y cultural”, explica Felipe Ortiz.
Como el caso de este representante de una de las culturas indígenas más representativas del norte de Colombia están las comuneras misak del municipio de La Argentina, Huila, quienes participan con sus artesanías en este encuentro, organizado por los integrantes del Consejo Regional Indígena del Cauca, Cric.
“Somos tejedoras, oriundas de Silvia, pero hace 21 años estamos asentados en ese municipio huilense y ahora presentamos nuestros productos de bisutería como manillas, aretes, collares y bolso tejido con lana de ovejo o hilo, claro con las técnicas que aprendimos de nuestros abuelos y abuelas, conservando así la tradición como pueblo misak”, María Elena Hurtado, quien desde 35 años se dedica a esta labor artesanal.
Por eso, y como forma compartir todas estas manifestaciones culturales, los indígenas realizan esta minga, la cual consideran como una forma de comunicación con el mundo occidental, porque incluye hasta la presentación artística de las tradicionales chirimías.
“Somos la agrupación Sumak Taki Yanakuna, representamos la auténtica chirimía, la cual está integrada por comuneros del pueblo Yanakuna, quienes mantienen viva esta tradición a pesar del avance o fuerza de otras manifestaciones musicales o artísticas y llegamos a Popayán a compartir la alegría de la flauta y la tambora”, explica Lenín Anacona, integrante del Cabildo Urbano Yanakuna Wasi Popayán.