La Corte analizó el caso de un niño que fue diagnosticado con ansiedad y depresión tras haber sido víctima de acoso escolar y a quien, pese a las alertas de la madre, no se le prestó la atención debida.
Ante los constantes casos de matoneo en los centros educativos, la Corte Constitucional hizo este martes un fuerte llamado de atención a los colegios, para que tomen medidas para proteger a los niños, niñas y adolescentes.
El pronunciamiento de la Corte se da tras revisar el caso de un niño que cursaba sexto grado en un exclusivo colegio de la capital, y quien fue víctima de bullying por parte de sus compañeros. Según relató la madre del afectado, “comenzó a verse decaído, todos los días, al llegar a casa en la ruta escolar, pasaba las tardes en silencio y de repente exteriorizaba solo llanto (...). Como manifestación adicional, empezó a perder interés por los asuntos del colegio, e inclusive ello se extendió a las materias que más atraían su atención”.
Al averiguar que estaba ocurriendo con el menor, éste les manifestó que venía recibiendo insultos por parte de sus compañeros de clase en la hora del recreo, quienes le decían de manera recurrente “gordo”, “tetón” y estaban difundiendo el rumor entre los demás niños de que ‘Totó’, el nombre cariñoso por el que lo llaman sus amigos, significa ‘Vagina’ en República Dominicana”.
Ante dicha situación, la madre de familia se dirigió hacia los directivos del colegio, para comentarles la situación que estaba viviendo su hijo, pero estos hicieron caso omiso a su solicitud.
Lo anterior, solo produjo que las burlas y hostigamientos hacia su hijo incrementarán, pues el niño al ver que no pudieron hacer nada, intentaba eludir las zonas del colegio en donde estaban sus victimarios, para evitar ser sometido a burlas.
La situación se empeoró, cuando el menor empezó a asistir a la Escuela de teatro musical, pues los niños mayores, al evidenciar que en este lugar bailaba, cantaba y actuaba, “empezaron a hostigarlo todos los miércoles, señalándole de ‘gay’”. Lo anterior, hizo que el menor dejara las clases de teatro reprimiendo sus gustos por la música y el arte, pues no soportaba la presión psicológica que recibía por parte de sus compañeros.
A raíz del bullying al cual era sometido constantemente, el menor bajó su rendimiento escolar, comenzó a sufrir de vómitos, diarreas e insomnio, pues soñaba constantemente con los episodios de burlas por parte de sus compañeros. Los médicos le diagnosticaron ansiedad, por la cual fue medicado y lo que desencadenó pronto también en episodios de depresión.
El 12 de mayo de 2022, la mamá del niño interpuso una acción de tutela y decidió cambiar a su hijo de colegio para evitar más situaciones de acoso. Durante el trámite de la tutela, el Colegio aseguró que sí activaron los protocolos de atención ante el primer episodio mencionado, que calificó como una situación esporádica, así como en los otros.
La Corte determinó que el colegio “no le prestó la debida atención a los acontecimientos, por la simple razón de que no los encontró como constitutivos de matoneo escolar o bullying” y que actuó de forma “pasiva y negligente ante las constantes alarmas de presunto acoso escolar que se presentaron en la institución”.
“Esta Sala también cataloga como irrazonables las razones aducidas por el (colegio) dirigidas a justificar su falta de diligencia en la prevención, solución y reprensión de los actos de matoneo o bullying que sufría (el niño), toda vez que aludió a hechos aislados, entre ellos, que el niño siempre mostraba interés en ir al (colegio) y era sobresaliente académicamente, que la pérdida de peso se debía a su personalidad competitiva y que la accionante no individualizó a los responsables ni reportó las situaciones oportunamente, lo que le impedía activar los canales respectivos”, agrega la sentencia.
En conclusión, el alto tribunal en el fallo afirmó que al niño se le vulneraron los derechos fundamentales, debido a que el centro educativo no actuó en la activación de sus protocolos de atención de mecanismos de capacitación a sus docentes y directivos. También deberán idear la manera de reparar al menor y restablecer sus derechos, incluyendo un “ofrecimiento de disculpas y asunción de responsabilidad por no haber activado las rutas previstas oportunamente ni haber actuado con el mayor cuidado y confidencialidad ante los actos de bullying cometidos en perjuicio del niño, sin mencionar su nombre”.