La actividad del volcán Nevado del Ruiz se mantiene en alerta naranja desde el pasado 18 de abril y, de acuerdo con el Servicio Geológico Colombiano, en días o semanas, podría presentarse una eventual erupción.
El Nevado del Ruiz es uno de los volcanes más vigilados del mundo, debido a la actividad que mantiene desde hace muchos años y a las características que tiene, entre las que se encuentra su larga historia eruptiva.
Desde abril de este año, el SGC ha informado de manera permanente cómo varía la sismicidad del volcán, la emisión de gases y ceniza y otros fenómenos como el movimiento de fluidos y el fracturamiento de roca dentro del mismo.
Así las cosas, las autoridades permanecen en alerta ante la posibilidad de una nueva variación en la actividad volcánica y han avanzado en la evacuación de la población que está más próxima al volcán. Según la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres, el nivel de actividad actual del volcán indica que en días o semanas podría hacer una erupción mayor a las que ha hecho en la última década”.
El Ejército, por su parte, prevé que las eventuales avalanchas podrían alcanzar los 10 kilómetros alrededor del cráter, la ceniza caliente se expandiría hasta 15 kilómetros y el aire contaminado podría afectar a pobladores en 100 kilómetros cuadrados.
Unas 57.000 personas que residen en los 22 municipios más cercanos al cráter del volcán están bajo “amenaza alta” por eventuales “flujos y oleadas de piroclastos, avalanchas de escombros, caída de cenizas y flujos de lava”, según la Ungrd.
Los departamentos de Tolima, Caldas, Risaralda, Quindío y Cundinamarca son los que se mantienen en alerta por el apodado ‘León dormido’. El Ruiz es uno de los 25 volcanes activos y monitoreados que existen en Colombia.
La historia del volcán
Como se recordara, este mismo volcán erupcionó el 13 de noviembre de 1985, causando la muerte de 25 mil personas y la desaparición del municipio de Armero, en el departamento del Tolima. Sin embargo, esta no ha sido la única. La historia indica que la actividad volcánica inició el 12 de marzo de 1595, cuando se registró una explosión que destruyó lo que encontró a su paso.
Otra de las más grandes erupciones ocurrió el 19 de febrero de 1845, más de dos siglos después. De acuerdo con los expertos, todas estas eventualidades han generado una especie de transformación en el relieve y el paisaje de la zona.
Pasaron 139 años de calma del volcán y en 1985 volvió a manifestarse, con la mencionada tragedia. Sin embargo, según estudios de expertos, el 22 de noviembre de 1984, exactamente un año antes, se sintió un ligero sismo y la actividad volcánica se mantuvo durante varios meses.
A pesar de las ‘advertencias’ del volcán, no hubo precauciones y la de Armero se convirtió en una tragedia anunciada. La mayoría de las edificaciones quedaron enterrada en el mar de lodo que sepultó esta población.
Los pocos sobrevivientes han contado que escucharon un bramido a las 11:30 de la noche de ese 13 de noviembre de 1985. Dos horas antes, 9:30 p.m., habían visto un fogonazo de luz roja sobre el cráter del volcán Arenas, sobre el Nevado del Ruiz, seguido de una lluvia de ceniza y arena.
Grandes bloques de hielo se desprendieron en lo alto del volcán y este deshielo provocó una enorme creciente, que descendió por el río Lagunilla y arrastró lo que encontró a su paso.
Expertos advierten que una de las causas de esta catástrofe fue la tendencia generalizada a minimizar el riesgo sobre la erupción. En un estudio sobre el volcán, Robert D’Ercole, del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo, dice que “nadie creía o imaginaba que podía producirse un fenómeno de la importancia del que conocemos hoy en día”.
Además, señala que “nadie poseía una experiencia anterior de una erupción del Nevado del Ruiz a nivel mundial no existía un caso de catástrofe comparable”, por lo que la falta de información y la ausencia de un plan por parte de las autoridades llevaron a que no se ejecutara un plan de evacuación.