Dos miradas opuestas sobre la inteligencia artificial, ambas dentro del Gobierno Nacional, quedaron en evidencia esta semana en una cumbre realizada en Cartagena que congregó a 23 representantes de países latinoamericanos.
Por un lado, la del ministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Mauricio Lizcano, quien lideró la adopción de una declaración conjunta firmada por 17 naciones, en la que se comprometieron a impulsar la inteligencia artificial y a colaborar para que la región tenga un papel más activo alrededor de esta tecnología.
Por el otro, la del presidente de la República, Gustavo Petro, que en el discurso de instalación de la cumbre, advirtió que la inteligencia artificial puede tener consecuencias irreparables, como dejar sin empleo a millones de personas y “poner en riesgo la existencia misma de la humanidad”.
En entrevista con Colprensa, Lizcano dijo tener una mirada más positiva sobre esta tecnología y, si bien reconoce que muchas personas pueden perder su trabajo, será necesario hacer una reconversión laboral. Advirtió, eso sí, que si Colombia se queda atrás en materia de inteligencia artificial, corre el riesgo de ser un país cada vez más pobre.
¿Explíquenos qué es cierto de lo que se ha dicho sobre la inteligencia artificial y qué es falso, y cómo será el mundo en unos años, cuando esta tecnología entre de lleno en nuestra cotidianidad?
Lo cierto es que la inteligencia artificial, como toda tecnología emergente, es una moneda con dos caras: tiene grandes oportunidades y, por supuesto, grandes amenazas, pero esto no es nada diferente a lo que ha sucedido con todas las tecnologías en el mundo: la máquina de vapor, el internet, los computadores. Pongo el ejemplo de la energía nuclear: puede servir para hacer bombas atómicas y destruir el mundo o para producir energía para el bien de los ciudadanos. La humanidad ha tomado la segunda opción.
Entonces, esta es una tecnología que va a aumentar enormemente la productividad y la riqueza de los países, y que va a resolver muchos de los problemas que la humanidad no ha podido resolver, pero que va a tener unas amenazas, el desplazamiento del empleo rutinario.
Y eso causa temor en la población colombiana...
Hace 50 años, en la India había un señor que se paraba con una hoja de parra grande a echar viento porque no había ventiladores, pues se creó el ventilador y el que echaba viento tuvo que irse para otro trabajo. Igual va a pasar acá, hay gente que se va a tener que desplazar a otras labores, porque la inteligencia artificial va a reemplazar en el 2030 el 65 % de los empleos rutinarios.
Entonces, frente a amenazas como las fake news, tendremos que estar muy atentos, pero es un proceso al que la humanidad se va a ir adaptando, y soy muy positivo de que la inteligencia artificial va a ser más para bien que para mal. Ahí está el reto de los gobiernos.
En efecto, en la redes sociales se dice que, además de que varias profesiones se volverán obsoletas, los sistemas reemplazarán a las personas?
Digamos que, al final del día, es un poco un juego de palabras, porque se perderán empleos, pero se crearán otros y, si los gobiernos hacemos, como estamos haciendo en Colombia, una recapacitación de los ciudadanos, pues esas personas que estaban en esos sectores se trasladarán a otros. Lo que necesitamos es una gran política de adaptación y reconversión laboral, para que estos empleos que se pierden, esas mismas personas puedan pasar a empleos que se van a generar.
Va a haber una reconversión laboral en el mundo, de acuerdo a la inteligencia artificial, eso realmente es lo que va a pasar. Sin duda, la irrupción en la vida social, política, económica y en general del país de la inteligencia artificial, obligará a una serie de cambios normativos.
¿Cuáles serían, en principio, esos cambios y qué tanto tiempo le tomará al colombiano promedio estar a tono con estas nuevas tecnologías?
Más importante que regular la inteligencia artificial es articular a los diferentes actores de la inteligencia artificial. Gobernar no es solo hacer leyes, es articular a diferentes actores de un país. Para mí, gobernar es poner de acuerdo a la empresa, al Gobierno local, al Gobierno Nacional, a las universidades, a los capitales de riesgo, a los emprendedores, por un mismo fin, que es sacar adelante la inteligencia artificial. Sin embargo, hay diferentes momentos en los que se necesitan distintos tipos de regulación que puedan incentivar la inversión.
Y en ese sentido, ¿qué se ha avanzado?
En este caso, lo que estamos haciendo es la ley de datos, que va a implementar la producción de datos; la reducción de impuestos a las empresas que inviertan en inteligencia artificial. Eso lo voy a proponer en la ley de financiamiento, no está aprobado todavía por el presidente Petro, pero lo voy a proponer; una ley para promover los data centers en Colombia y, finalmente, una ley marco de principios sobre la inteligencia artificial. Hoy, hacer una ley muy rigurosa sobre inteligencia artificial lo que va a lograr es matar la inversión y la innovación.
¿Por qué al Gobierno Nacional le interesa plantear el tema de la inteligencia artificial, es acaso por un asunto político, o por que es el momento?
Le interesa porque es la única forma de que Colombia se desarrolle y aumente sus niveles de competitividad. La productividad total en los últimos diez años ha decrecido 0,35 %. Quiere decir que somos menos productivos que hace diez años.
Si Colombia no entra en la era de la inteligencia artificial, está condenada a ser un país de ingreso medio. Cada vez vamos a ser más pobres y cada vez los países ricos van a ser más ricos. Si queremos cerrar nuestra brecha digital, tenemos que ingresar a la inteligencia artificial. Por eso, cuando me posesioné, dije que mi principal principio iba a ser el ministro de la inteligencia artificial, y a eso me he dedicado.
¿Pero no estamos ya un poco a la retaguardia en este tema? ¿No llegamos ya tarde y, como suele suceder en estos temas tecnológicos, no nos toca depender de los avances en otros países?
No, no estamos en la retaguardia. Hoy somos líderes en América Latina: acaban de venir 23 ministros. La inteligencia artificial es una tecnología reciente. El término viene desde 1956, pero la supercomputación no existía entonces. Por el contrario, estamos en los primeros puntos de avance de la inteligencia artificial. Fuimos reconocidos en el congreso del tema de las Naciones Unidas, por nuestra experiencia ante todos los países del mundo.
La cumbre de Cartagena comprometió al Gobierno a trabajar con buena parte de los países de la región. ¿Esa decisión nos retrasa o nos adelanta en relación con lo que se debe hacer en materia de inteligencia artificial?
Si uno quiere llegar rápido, hay que arrancar solo, pero si uno quiere llegar lejos, hay que arrancar en equipo. Creer que la inteligencia artificial es un problema de un país, sería ser miopes. Los problemas de la inteligencia artificial son globales: nos estamos enfrentando a bloques económicos como Estados Unidos, gran país de estados, o la Unión Europea.
Si nosotros vamos como un país chiquito, con mercado de 50 millones de habitantes, es posible que saquemos la cabeza por una u otra cosa, pero no vamos a poder dar un debate global. Por eso, teníamos dos caminos: seguir solos o ir en equipo. Colombia toma la decisión de echarse al hombro a América Latina, hablar con otros países y decirles: vamos a sacar esto juntos.
Pero entonces sí será un despegue a más largo plazo...
De pronto se demorará un poco más, pero vamos a llegar más lejos. Estamos juntos en la lucha de la inteligencia artificial. Es una decisión estratégica. De hecho, hay una gran convención de las Naciones Unidas , que tendrá lugar en un mes, a la que América Latina va a llevar una posición de dejar de ser una colonia digital. Hoy somos una colonia digital de Estados Unidos y Europa, y eso lo tenemos que romper.
El caso Centro Poblados
Ministro, ¿qué ha pasado con el tema de Centros Poblados, en qué va ese caso, ya se recuperó el dinero?
No, esa plata se la robaron. No hemos recuperado más de tres mil millones. Creo que hay otros acuerdos para recuperar otros diez mil, pero eso no está en manos del Gobierno, está en manos de la Fiscalía. Son ellos los que tienen que llevar a cabo esa investigación, condenar los culpables y condenarlos a devolver los recursos que se robaron.