Los comentarios en los pasillos diplomáticos sobre el embajador de Colombia en México, Moisés Ninco Daza, no cesan. Entre los más comunes estén el que se ausenta de las reuniones importantes, que en ocasiones no se le ve de día en el despacho y que presuntamente hay malos tratos hacía los funcionarios.
Según un artículo publicado por la revista SEMANA, cinco personas que trabajan en las oficinas diplomáticas de Colombia en México y con el Ministerio de Relaciones Exteriores, manifestaron que el ambiente laboral en la Embajada raya con el acoso laboral.
Además en contra del embajador ya existe una queja formal en los folios de la Cancillería, la cual fue instaurada por una de sus subalternas.
“A todo el mundo lo trata mal. Es demasiado displicente con los subalternos, he recibido el peor de los tratos después de que se suponía que al ser militantes del Pacto Histórico la relación iba a cambiar”, le manifestaó una fuente a SEMANA.
Para poder conversar con el embajador, aseguran que hay que “cogerlo con pinzas”, que además no escucha los consejos de los diplomáticos de carrera y que para acercarse a su despacho, prácticamente se debe tener la credencial de la Colombia Humana, ya que los comentarios que son emitidos por quienes no pertenecen a su circulo de izquierda, no le interesan.
Dicha fuente señaló que cuando el funcionario llegó al despacho, le comunicó a toda la planta administrativa que estaba en la misión diplomática desde el Gobierno de Iván Duque, que los iba a sacar a todos.
Todo indica que no confiaba en ellos por venir de la administración del presidente que él tanto criticó.
Al parecer, el tener una línea directa con el presidente Gustavo Petro, es lo que ha llevado al embajador a tomar dichas actitudes.
Otra fuente le aseguró también a la revista SEMANA que el funcionario ha abusado de su puesto y de la confianza que le dio el Presidente. “Los casos de acoso muestran negligencia y abuso de poder”.
Un mal clima laboral
Moisés Ninco Daza lideró en campaña reuniones del Pacto Histórico, articuló la coalición desde el partido de Petro y para convertirse en embajador en su hoja de vida presentó credenciales que certificaban que había participado en simulacros del modelo de Naciones Unidas.
Y aunque hubo polémica cuando fue designado como embajador, al final su nombramiento quedó en firme porque cumple con los requisitos básicos que pide la Constitución para ejercer dicho rol: ser colombiano y tener más de 25 años.
Para la primera fuente, Ninco Daza “es una persona que está desubicada en sus funciones propias, no asume qué es lo que está haciendo acá, en México, al no querer prestar atención a los consejos ni a la carrera diplomática en sí”.
Por ello, ante la queja formal de presunto acoso laboral que llegó a la Cancillería, fue convocado a una reunión con todos sus subalternos, con el fin de mejorar el clima laboral en la Embajada, ya que en Bogotá ya están enterados de que en su despacho en Ciudad de México, no se aguantan su actitud.
La cita para la reunión habría sido comunicada al embajador por medio de su correo electrónico. Para esto se utilizaría la metodología de Great Place to Work, los facilitadores serían de una agencia de talento humano con sede en Bogotá y se aplicaría un grupo focal totalmente confidencial para que los funcionarios pudieran hablar con tranquilidad de los comportamientos que afectaban su trabajo.
Pero desde Ciudad de México no respondieron a tiempo el correo y el grupo focal que se iba a realizar terminó siendo aplazado por la falta de una respuesta oportuna de Ninco Daza
“Hay malentendidos , pero solo un caso está formalmente denunciado y se está surtiendo el trámite”, aseguró una tercera fuente a SEMANA.