Los horarios de las comidas son claves en las estrategias de adelgazamiento, así lo asegura un grupo de científicos que advierten que, por mucho que se esfuerce por elegir alimentos sanos, una persona engordará más si los consume justo antes de acostarse.
Además, es más probable que sus elecciones alimenticias sean peores si los horarios de comidas están descontrolados.
Existe suficiente evidencia científica como para afirmar que la cena no debe tomarse tres horas antes de irse a la cama (si no quiere, claro está, engordar).
El tiempo óptimo de esta franja parece ser de doce horas. Si desayuna a las ocho de la mañana, debería acabar de cenar a las ocho de la noche, y no volver a comer nada hasta el día siguiente.
En un primer experimento formaron dos grupos de ratones: unos tenían acceso a una dieta rica en grasas durante todo el día y otros podían acceder a la misma comida, pero sólo durante una franja de ocho horas. Ningún ratón hacía ejercicio, pero los ratones que podían comer a todas horas pronto se volvieron gordos y enfermos, con síntomas de diabetes. Los del otro grupo, sin embargo, ganaron muy poco peso y no desarrollaron problemas metabólicos.
El estudio se publicó en 2012. Mismas calorías, distintos horarios En una nueva entrega, publicada al igual que el anterior experimento en la revista Cell Metabolism.
Pero, los investigadores decidieron complejizar las variables. En esta ocasión han formado cuatro grupos de ratones, con cuatro dietas: una rica en grasas, otra rica en fructosa, otra rica en grasas y fructosa y otra con pienso para ratones convencional. Algunos de los ratones de cada grupo pudieron comer sin restricciones y otros sólo podían acceder a la comida en periodos de 9, 12 o 15 horas. Ahora bien, el número total de calorías ingeridas fue el mismo para todos los ratones. Al finalizar el experimento, como ocurrió en el anterior estudio, los ratones que podían comer a todas horas eran obesos y tenían enfermedades metabólicas, en todos los tipos de dieta.
Sin embargo, los ratones que sólo comieron en un periodo de 9 o 12 horas se mantuvieron delgados y saludables, incluso cuando se les permitió comer a deshoras los fines de semana. Ahí no termina el asunto: algunos de los ratones del grupo del bufé libre fueron seleccionados para pasar al horario restringido y perdieron gran parte del peso que habían ganado.
El doctor Satchidananda Panda que supervisó ambos estudios explicó a The New York Times: “La restricción horaria no sólo previene la obesidad, además la revierte”. “Fue emocionante comprobarlo”, aseguró.
Lo que sí se sabe es que el reloj biológico afecta a las funciones de los genes del cuerpo involucrados en el metabolismo. Hasta el momento el grupo de Panda sólo ha hecho estudios con ratones, pero el investigador está convencido de que sus resultados son aplicables a los humanos.
¿En conclusión?: En la medida de lo posible trate de comer durante un periodo de 12 horas y recuerde que este empieza desde que se toma el primer sorbo de café en el desayuno.