Cuando se produce un evento traumático, las personas se ven afectadas de distintas maneras. Es posible que quieras ofrecerles apoyo a aquellos que estén pasando por esto, pero que no sepas bien qué deberías decir y qué no.
Eventos como la muerte de un ser querido, abusos durante la infancia o la adolescencia, un divorcio, la pérdida del empleo, estar lejos del país de origen, una enfermedad o un accidente, alteran el equilibrio físico y emocional de las personas y pueden convertirse en traumas.
Como consecuencia de lo anterior, el cerebro sufre reacciones que provocan comportamientos poco habituales, como irritabilidad, nerviosismo, o aislamiento.
Este tipo de síntomas pueden ocurrir tras el evento, o incluso años después, cuando se cree que ya ha sido superado, dándose el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Si usted quiere ayudar a un amigo o un familiar que esté pasando por una situación de trauma, a continuación encontrará varias sugerencias que pueden ser útiles según especialistas.
Sugerencias que son útiles
- Reconoce el evento y la manera en que la persona reacciona. Puedes decirle que lo sucedido es angustiante y que sientes mucho que esté sufriendo.
- Si la persona quiere hablar al respecto, escúchala. Es posible que repita algunos detalles muchas veces, eso es parte de tratar con lo que ha sucedido.
- Deja que la otra persona decida cuánto quiere expresarse y de qué quiere hablar. No la presiones. Evita hacer preguntas que puedan incomodar.
- Los períodos de silencio pueden ser positivos: a veces, solo estar presente es lo más reconfortante.
- Algunas de las reacciones ante un desastre son las siguientes: desconcentración, distanciamiento, episodios de llanto y enojo irracional. Sé paciente con la persona y no tomes sus reacciones de forma personal. Reduce tus expectativas de esta persona por un tiempo.
- Recuerda que no puedes deshacerte del dolor de la otra persona, pero sí puedes compartirlo y hacer que se sienta menos sola. Muéstrale que de verdad te interesa y te preocupas por ella.
- No dejes de ofrecerle tu compañía, incluso si la rechaza al principio.
- Aliéntala sutilmente a estar activa. Por ejemplo, invítala a salir a caminar o ir de compras.
- Ten cuidado de no asumir que sus creencias son iguales o similares a las tuyas.