La buganvilla es una de las plantas más populares en jardines y balcones debido a su capacidad para ofrecer un estallido de color vibrante con sus flores brillantes. Sin embargo, para que esta florezca de manera óptima y mantenga sus llamativas tonalidades, requiere ciertos cuidados específicos.
La buganvilla es una amante del sol, por lo que necesita estar expuesta a la luz solar directa durante al menos 5 a 6 horas al día. Las que están plantadas en sombra o en lugares con poca luz tienden a producir pocas flores y más hojas, lo que opaca su belleza natural. El lugar ideal es una zona cálida y soleada, como un balcón orientado al sur o un jardín sin obstrucciones que bloqueen la luz.
Además de la luz solar, prefieren temperaturas cálidas, no toleran bien el frío ni las heladas, por lo que si vive en una zona donde las temperaturas descienden en invierno, lo mejor es plantarlas en macetas que se puedan trasladar al interior durante las épocas frías. La temperatura ideal para su crecimiento oscila entre los 18 y 30 grados Celsius.
Riego controlado y buen drenaje
Uno de los errores más comunes en el cuidado de las buganvillas es el riego excesivo, aunque estas disfrutan del calor, sus raíces no soportan estar constantemente húmedas. El exceso de agua puede provocar que la planta desarrolle más hojas que flores, o peor aún, que las raíces se pudran. Para obtener brillantes, lo ideal es regarlas de manera moderada, permitiendo que la tierra se seque entre riegos.
El suelo debe tener un buen drenaje para evitar que el agua se acumule. Si la buganvilla está en una maceta, asegúrese de que tenga orificios en la parte inferior para permitir la salida del exceso de agua. Durante los meses más cálidos, es recomendable aumentar ligeramente el riego, pero siempre con moderación, ajustando según las necesidades de la planta.
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de suelo, estas plantas prefieren suelos ligeramente ácidos y arenosos. Si el suelo es muy arcilloso, es aconsejable agregar arena o algún material que mejore el drenaje.
Poda y fertilización adecuada
La poda es un aspecto crucial para mantener la buganvilla en su mejor estado. La planta florece en las ramas nuevas, por lo que una poda regular estimula el crecimiento de brotes frescos que producen flores.
Lo ideal es podar a finales de invierno o principios de primavera, antes de que comience su temporada de crecimiento activo. Durante este proceso, se deben retirar las ramas muertas o dañadas y reducir el tamaño de las más largas para promover un crecimiento más compacto y florido.
En cuanto a la fertilización, una buganvilla saludable necesita nutrientes específicos, por lo que se recomienda un fertilizante rico en fósforo, que estimula la producción de flores. Este debe aplicarse cada dos semanas durante la temporada de crecimiento.
Frente a esto, es importante no excederse en el uso de fertilizantes ricos en nitrógeno, ya que este componente promueve el crecimiento de hojas en lugar de flores.
Una alternativa natural es utilizar compost o humus de lombriz, que además de ser ecológicos, proporcionan los nutrientes necesarios sin el riesgo de sobrefertilizar. También es beneficioso añadir micorrizas, un tipo de hongo que mejora la absorción de nutrientes en las raíces de la buganvilla.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.