Los pisos de madera son la elección de muchas personas, debido a su estética y los acabados que dan a los inmuebles, sin embargo, su limpieza puede ser intimidante, puesto que su mantenimiento es complejo y de no cuidarlos de la manera adecuada pueden dañarse y cambiarlos es costoso.
Si quiere que su suelo esté como nuevo por muchos años, debe tener en cuenta algunas recomendaciones.
Los brillantes son un poco más complejos de distinguir, pero si este tiene cera, se puede conocer al tomar una esponja de acero extrafina y frotarla en una esquina donde no se note mucho. Si al frotar aparece una mancha gris en la lana, esto quiere decir que el acabado es encerado.
Por otra parte, si quiere saber si su piso tiene superficie con sellado antiguo o moderno, ponga unas gotas de agua en la parte más desgastada del suelo y si estas no se absorben, probablemente se trate de un acabado moderno. En el caso contrario, si pasados unos minutos se absorbe, es posible que sea un acabado antiguo que requiere más cuidados.
Cabe destacar que la mayoría de los suelos de madera tienen una capa que los sella, la cual puede ser poliuretano, uretano o poliacrílico, los cuales son resistentes al agua y a las manchas, por lo que son sencillos de limpiar, además, no se rayan tan fácil.
¿Cómo cuidar los pisos de madera?
- Barrer con una escoba con cerdas suaves es ideal para los suelos de manera, puesto que no rayan el piso y de esta manera se eliminan partículas grandes de suciedad y polvo. Otra estrategia es aspirar en el ajuste ‘pisos descubiertos’ para eliminar elementos que puedan rayar el piso, esto debe hacerse antes de trapear.
- Procure barrer y trapear una vez por semana para no desgastar el piso, ya que el uso de escobas y aspiradoras puede rayarlo, por esto es mejor limpiar solo cuando es necesario y así el piso estará en buenas condiciones por más tiempo. La ventaja de estos suelos es que no se ensucian tanto como otros, puesto que no atrapa la suciedad como en el caso de alfombras u otros materiales.
- Limpie de manera inmediata cualquier líquido que se derrame en el suelo, ya que la humedad desgasta los suelos y daña el sellado de la misma. Limpie con un paño húmedo u luego seque completamente la superficie.