El arroz es uno de los platos básicos en la alimentación de los colombianos y parecer ser uno de los platos más sencillos de cocinar; no obstante, no es tan fácil como parece, pues llegar a la contextura perfecta puede ser un gran reto. Y para cumplir este plato ideal, las ollas arroceras se han convertido en el mejor aliado, pero este es un trabajo que no se hace solo y es necesario colocar la cantidad de alimento necesario para que este quede delicioso.
Aunque es opcional, muchos prefieren enjuagarlo para eliminar cualquier impureza o exceso de almidón. Esto se logra agregando agua al arroz, revolviéndolo y escurriéndolo hasta que el agua esté relativamente clara.
La proporción correcta de agua es crucial. La cantidad varía según el tipo de arroz que se va a preparar y el nivel de humedad deseado. Las ollas arroceras suelen tener marcas de medición, pero si no las tienen, las proporciones típicas son específicas para diferentes variedades de arroz.
Los saborizantes, como sal, mantequilla o aceite antes de encender la olla arrocera para que el arroz absorba los sabores durante la cocción, son algunos de los secretos especiales, que varía de acuerdo al gusto de cada familia, para un sabor más natural alguno optan por colocar un poco de cebolla larga en medio de la preparación.
Para preparar el arroz en la olla es necesario asegurarse de retirar cualquier grano de arroz pegado en las paredes del recipiente para evitar que se queme durante la cocción. El siguiente paso es revisar las opciones de la olla arrocera, algunas tienen ajustes específicos para distintos tipos de arroz o características adicionales que pueden optimizar el proceso de cocción.
Una vez que se inicie la cocción, aunque es una gran tentación, se recomienda evitar levantar la tapa para verificar el progreso, debido a que el vapor creado en el interior de la olla es esencial para la cocción uniforme del arroz, y al destapar la olla este se escapa.
Cuando la olla arrocera indique que el arroz está listo, se debe dejar reposar por unos minutos antes de abrir la tapa. Algunos modelos tienen esta función automática para asegurar una textura óptima.
¿Cómo arreglar un arroz que quedó salado?
El agua, ese recurso invaluable en la cocina, se convierte en su aliado principal cuando el arroz ha quedado demasiado salado. Para empezar, se puede enjuagar el arroz bajo agua corriente durante unos minutos, agitándolo suavemente con las manos para eliminar parte de la sal superficial. Sin embargo, este método solo alivia el problema en parte, ya que no afecta al arroz que ya ha absorbido la sal durante la cocción.
La solución más efectiva radica en el remojo. Colocar el arroz en un recipiente y cubrirlo con agua fría permite que los granos liberen gradualmente la sal. Después de un tiempo de remojo que puede variar entre 30 minutos y una hora, se escurre el arroz y se cuece nuevamente en agua sin sal. Este proceso ayuda a equilibrar los sabores y restaura el arroz a su estado comestible.
Cuando el remojo no es suficiente o se necesita una solución más rápida, los ingredientes adicionales pueden actuar como héroes culinarios. Las verduras son especialmente útiles en este caso. Se puede preparar una mezcla de verduras de elección, como zanahorias, guisantes o judías verdes, y agregarla al arroz durante la cocción. Estos vegetales no solo añaden sabores frescos y texturas a la mezcla, sino que también absorben parte de la sal.
Otro aliado poderoso es el arroz sin sal. Se cocina una segunda porción de arroz sin agregar sal y se mezclan ambas preparaciones. Este método diluye la concentración de sal y proporciona una solución más equilibrada. Además, si la textura del arroz se ve afectada, agregar un poco de caldo o agua puede restaurar la suavidad y mejorar la experiencia gastronómica.