En medio de la fiebre por los algoritmos y la inteligencia artificial surge una pregunta entre algunos seres humanos: ¿Cómo saber si usted es una buena persona según la inteligencia artificial?

La osteoporosis ataca a las personas durante la tercera edad en la gran mayoría de los casos. Foto: Getty Images/iStockphoto. | Foto: Getty Images/iStockphoto.

Según el documento ‘Ética de la inteligencia artificial’ escrito por la Académica de Número Excma. Sra. Doña Adela Cortina: “este nuevo mundo plantea cuestiones éticas de gran calado, pero la primera de ellas, que será el punto de partida de esta intervención, consistirá en poner sobre el tapete la diferencia abismal que existe entre hacer uso de sistemas inteligentes (sean máquinas, algoritmos, robots) a la hora de tomar decisiones y delegar en esos sistemas inteligentes decisiones significativas para la vida de las personas y de la naturaleza”.

Por su parte, cuando se le pregunta al chat robot, esto dice:

“Ser una buena persona implica tener ciertas características y cualidades que te definen como individuo. Algunas de estas características incluyen: Prudencia, templanza, coraje, compasión, generosidad, paciencia”... sostiene la IA.

Y agrega: “Además, según la psicología, algunas señales de que eres una buena persona incluyen: - Empatía: Ser capaz de entender y sentir los sentimientos de los demás; actuar con bondad sin buscar reconocimiento, ser auténtico y genuino en tus interacciones... ser una buena persona no significa ser perfecto, sino esforzarte por hacer lo correcto y tratar a los demás con respeto y compasión”.

La empatía en la comunicación se vuelve esencial al abordar temas sensibles como el trastorno bipolar, evitando expresiones que puedan desencadenar malentendidos o estigmatización. | Foto: Getty Images

A su vez, el portal diálogo filosófico, en un resumen de un documento llamado La Educación Moral, de Félix García Moriyón sostiene: “En una sociedad democrática hace falta un modelo que implique algunas características suficientemente definidas y claras, pero que al mismo tiempo deje la posibilidad de que distintas formas de en­focar la vida moral encuentren cabida y cada persona pueda desarrollar su propia visión de la ética”.

Y complementa: “Partiendo de una concepción también abierta de la ética y de la personalidad, parece adecuado considerar que una buena persona es aquella que ha logrado un equilibrio creativo en tres dimensiones: las puramente cognitivas, que le permiten razonar bien en los problemas morales; el conjunto de conocimientos pertinentes al ámbito en el que se desenvuelve nuestra actividad moral; y por último, las dimensiones afectivas que configuran una persona dotada de sensibilidad moral y de fuerza personal suficientes como para llegar a ser quienes son”.