Muchas personas prefieren a la hora de llenar su despensa, comprar alimentos que se puedan almacenar en la nevera, sin que pierdan sus propiedades o frescura. Sin embargo, existen algunos, que por sus componentes, al ser sometidos al frío extremo, podrían dañarse mucho más fácilmente.
Esto debido a diversas razones, ya sea por cuestiones de seguridad alimentaria, calidad o textura. Un ejemplo de estos, son los huevos. Y es que, se congelan huevos en su cáscara, estos pueden expandirse y romper la cáscara, lo que resulta en una textura gomosa al descongelarlos.
Aunque, de querer hacerlo, podría almacenarlos en el refrigerador por separados, es decir yemas y claras de huevo, cada una a parte.
Otro alimento el que sucede lo mismo es con las verduras con alto contenido de agua, por ejemplo, el pepino, la lechuga, el apio y los rábanos, que pueden volverse blandos y acuosos cuando se congelan. Aunque aún se pueden usar en platos cocidos o salteados después de descongelar, su textura puede cambiar.
Y, al igual que algunas verduras, frutas como el melón y la sandía pueden volverse blandas y acuosas cuando se congelan. Sin embargo, muchas frutas se pueden congelar, pero su textura puede ser diferente, una vez descongeladas.
Lo mismo sucede con la mayonesa, que puede separarse y volverse líquida cuando se congela. Sin embargo, si un plato con mayonesa se congela como parte de una mezcla, la textura tiende a ser diferente, pero generalmente aún es seguro consumirlo.
Ahora bien, tampoco se deben congelar alimentos enlatados mientras están en la lata. Para ello, transfiera cualquier alimento sobrante de una lata abierta a un recipiente apto para congelador.
Otros alimentos
- Cremas y salsas con almidón: Las cremas y salsas que contienen almidón (como la maicena) pueden separarse y tener una textura grumosa cuando se descongelan. Pueden ser comestibles, pero no tendrán la misma textura que cuando estaban frescas.
- Verduras de hoja crudas: Las verduras de hoja crudas como la espinaca y la col rizada tienden a volverse acuosas y pierden su textura crujiente cuando se congelan. Sin embargo, muchas personas optan por congelarlas para hacer batidos o usarlas en platos cocidos.