La joyería de color dorado es una de las más apetecidas a nivel mundial, esto puede ser por su parecido con el oro, el contraste que tiene con la piel, o la elegancia que destaca.
Y es que, teniendo en cuenta el costo elevado del oro, hay quienes optan por acudir a opciones más asequibles para economizar. Igualmente, este tipo de comercio ha estado en constante cambio, y cada vez presentan nuevos tipos de joyería que cuentan con una buena calidad y precio, y pueden ser adquiridos por cualquier persona.
Un ejemplo de ello es la joyería bañada en oro, que son productos en los cuales una capa delgada de oro es aplicada a la superficie del metal base, que puede ser de latón, cobre u otro material. Este proceso se realiza sumergiendo la pieza en una solución que contiene oro y aplicando electricidad para adherir el oro a la superficie, lo cual da como resultado un brillo dorado que, aunque atractivo, no penetra profundamente en el metal base.
Una de las principales características de esta joya es que la capa de oro es más delgada en comparación con otras opciones de recubrimiento. Esto significa que con el tiempo y el uso frecuente, la capa de oro puede desgastarse, revelando el metal base debajo.
Por esta razón, se debe destacar que, aunque las joyas bañadas en oro pueden ser más asequibles, su durabilidad está directamente relacionada con el grosor del baño de oro y el cuidado que se les brinde.
Ahora bien, a mayor número de micras de oro adheridas al metal, más duradero será el baño y por más tiempo se percibirá el dorado, esto quiere decir que durará unos cuantos largos años. Pero si el baño contiene unas escasas micras de dicho metal precioso, es probable que el color dorado dure solo unos meses.
En cualquiera de los casos, es necesario priorizar el cuidado en cada una de las joyas para garantizar su durabilidad. Uno de los principales y básicos cuidados es evitar las sustancias químicas que, por lo general, están presentes en perfumes, cremas, lociones y productos de limpieza y que pueden dañar la joya, alterando el color del metal y disminuyendo la capa dorada de la misma.
Otro de los aspectos importantes es limpiar regularmente las joyas con un paño suave y no abrasivo para eliminar el polvo y la suciedad. Se debe evitar el uso de cepillos duros que puedan rayar la superficie de la pieza.
Bañarse con las joyas puestas es uno de los errores más comunes y también contribuyen al daño de cada pieza, por ello se recomienda llevarlas sobre la piel seca y limpia. Del mismo modo, se deben guardar en un lugar sitio y seguro y, preferiblemente, en estuches individuales para evitar el contacto con otras piezas que puedan rayarlas.
Tampoco se recomienda rozar las joyas bañadas en oro con la ropa, pues con cada roce, es posible que la capa de oro desaparezca antes de lo esperado.
Un gran enemigo de las joyas, no solo de oro, sino también de plata, es el sudor, y es que dependiendo del sudor de cada persona, la plata entra en estado de oxidación, oscureciéndose en el uso diario y, asimismo, pueden alterar el color del metal.
Por todo lo mencionado anteriormente, se recomienda quitarse las joyas al momento de bañarse, hacer ejercicio, aplicarse productos químicos de belleza en el cuerpo, entre otras.
Además, en necesario revisar las joyas regularmente para verificar que no tengan posibles daños o desgaste. En caso de que esto suceda, se recomienda acudir donde un profesional para que este lleve a cabo los procedimientos necesarios.