Si en su jardín tiene un hibisco que aún no florece, debe ser paciente y brindarle los cuidados necesarios para que pueda conseguir buenos resultados. Este es un arbusto que se caracteriza por sus bellas y delicadas flores de colores.
Se le conoce con varios nombres en otros países, por ejemplo, en Argentina se lo suele llamar Rosa china, mientras que en Bolivia se le dice “Pedro II” y en Colombia “Cayena”. Dentro de esta familia hay de 150 especies aceptadas y más de 1.000 descritas. Algunas de ellas se las denomina simples –por la cantidad de pétalos- y otras dobles, ya que sus flores son más complejas.
Estas es una planta nativa de Asia, donde hay climas tropicales que le brinda las condiciones para que crezcan saludables y florezcan, esta no se adapta con facilidad a otros entornos, de ahí que sea una compleja tarea hacer que florezca en otros contextos fuera de Asia.
Para lograr que el capullo salga y no perezca antes de abrir debemos tener en cuenta algunos puntos importantes:
- Ubicación de planta: el Hibisco requiere de un lugar soleado o a media sombra, nunca en la penumbra. Esto es muy importante si hemos decidido plantarlo en el jardín, ya que luego el trasplante puede complicar las cosas.
Esta planta requiere climas cálidos que se mantengan entre 14 y 18 grados en invierno. Debe situarse a salvo del frío y de las heladas, en un lugar bien iluminado con algo de sol durante las primeras horas del día.
- Fertilización: esta planta necesita de suelos ricos en nutrientes y materia orgánica. Además, la fertilización debe ser muy frecuente durante el periodo de floración. Lo ideal es que sea con un fertilizante líquido para que lo absorba con más rapidez.
Añade fertilizante granulado de liberación lenta al compuesto en primavera y, en floración, abona el hibisco cada quince días.
- Riego: este es un punto central para la floración. El exceso de agua puede ser la principal causa que provoque que las flores no lleguen a abrirse. Sin embargo, la sequía tiene las mismas consecuencias. Por eso es un tema muy complicado de afrontar.
Además de incorporar en el sustrato una buena cantidad de arena que nos asegure el drenado, debemos lograr un riego balanceado. La mejor técnica para no cometer errores es esperar a que la superficie del sustrato esté completamente seca antes de volver a incorporar agua.