El estrés de la rutina diaria puede traer efectos nocivos para el descanso. De ahí la importancia de adquirir hábitos saludables que no solo ayuden a tener un sueño reparador en la noche, sino también a recuperar la energía necesaria para el día siguiente.

La cultura japonesa, por ejemplo, se asocia a la armonía, la serenidad y la calma interior. Por esa razón, los hábitos de los japoneses son tomados como ejemplo de bienestar en otras regiones del mundo.

El sueño reparador es esencial para rendir en las diferentes actividades diarias. | Foto: Getty Images

Para encontrar bienestar en la vida cotidiana, los hábitos nocturnos son esenciales. Más allá de cumplir ciertas horas de sueño, los japoneses incorporan rutinas que les permiten tener un estado de serenidad antes de irse a dormir.

Uno de estos hábitos es tomar sopa a la hora de la cena, en especial la sopa de miso, un plato fundamental en la gastronomía japonesa. Se cree que este plato ayuda a fortalecer los sistemas inmune, digestivo y circulatorio”.

Según el portal de bienestar Telva, tomar esta sopa cada noche ayuda a tener un descanso pleno y una mejor digestión al día siguiente.

Otro de los hábitos frecuentes es darse un baño de agua tibia antes de dormir. Esta sencilla práctica permitirá activar la circulación, así como conciliar el sueño más rápido, dormir más profundo y levantarse al día siguiente con más energía. Y por último, y no menos importante, dormir siete u ocho horas es clave para el descanso óptimo del cuerpo.

¿Por qué los japoneses son felices?

La longevidad y la capacidad de mantenerse activos toda su vida son algunas características que se destacan de su cultura. Ambas guardan estrecha relación con lo que se conoce como método Ikigai, filosofía que ayuda a vivir mejor.

La cultura japonesa se asocia a la armonía, la serenidad y la calma interior.

El método japonés Ikigai, menciona el portal Terra, es una combinación de iki, que proviene del verbo ikuru (significa vida diaria), y de gai, que quiere decir valor. Esto se traduce como la felicidad de estar siempre ocupado en aquello que hace que valga la pena vivir.