Aunque sus nombres son muy parecidos, existen diferencias entre estos objetos espaciales. Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, Nasa, una de las principales distinciones es el lugar en donde se ubican los meteoros, los meteoritos o los meteoroides.
Por un lado, los meteoroides pueden ser granos de polvo o pequeños asteroides, pues la mayoría son fragmentos de otros cuerpos más grandes que se han roto o desprendido. Estas rocas reciben este nombre cuando todavía se encuentran en el espacio.
Los expertos destacan que algunas de estas rocas espaciales provienen de cometas, otras de asteroides y algunas de la Luna o, incluso, de planetas. Por esa razón, algunos meteoroides son rocosos y otros son metálicos o combinaciones de roca y metal.
Cuando los meteoroides entran a la atmósfera terrestre (o a la de otro planeta, como Marte) a gran velocidad se queman y son vistos como bolas de fuego. Estas “estrellas fugaces” son llamadas meteoros.
Por otro lado, los meteoroides que sobreviven a viajar a través de la atmósfera y golpean el suelo se denominan meteoritos. Estas rocas van a decenas de miles de kilómetros por hora, por lo que se desintegran y, en general, menos del 5 % del objeto original llega al suelo.
¿Qué es una lluvia de meteoritos?
Según un blog de la Nasa, los científicos estiman que alrededor de 48,5 toneladas (44.000 kilogramos) de material meteorítico caen sobre la Tierra a diario. Si el número aumenta notoriamente, estos eventos son conocidos como lluvias de meteoritos.
“Estos curiosos eventos pueden presentarse cada año o con mayor frecuencia cuando la Tierra atraviesa el rastro de escombros polvorientos dejados por un cometa”, detalla la Agencia dedicada a explorar qué hay más allá del espacio.
Las lluvias de meteoros suelen recibir el nombre de una estrella o constelación que está cerca del lugar donde aparecen los meteoros en el cielo. Entre las más famosas están las Perseidas, que alcanzan su punto máximo en agosto de cada año.