El árbol de jade (Crassula ovata) es una planta suculenta originaria de África que es muy popular en jardinería debido a su aspecto atractivo y su fácil cuidado. Aunque se le llama árbol, en realidad es una suculenta que puede crecer hasta alcanzar una altura considerable en su hábitat natural, pero en macetas suele mantener un tamaño más manejable.
El árbol de jade se caracteriza por tener hojas carnosas y ovaladas de un color verde oscuro, que pueden adquirir un tono rojizo en los bordes cuando la planta recibe suficiente luz solar. Esta planta produce pequeñas flores blancas o rosadas en forma de estrella durante la primavera y el verano, aunque no siempre florece en condiciones de interior.
Una de las razones por las que el árbol de jade es tan popular es su resistencia y su capacidad para sobrevivir en condiciones de poca luz y con riegos moderados. Es una excelente opción para personas que no tienen experiencia en el cuidado de plantas o que tienen un estilo de vida ocupado.
Listado de cuidados para esta planta:
Luz: El árbol de jade necesita luz brillante pero indirecta para crecer saludablemente. Colócalo cerca de una ventana orientada al este o al oeste donde reciba luz solar filtrada.
Temperatura: Prefiere temperaturas moderadas, entre 18°C y 24°C, pero puede tolerar temperaturas más altas si hay suficiente ventilación. Protege la planta de las corrientes de aire frío.
Riego: El árbol de jade es una suculenta y almacena agua en sus hojas carnosas, por lo que es resistente a la sequía. Riégalo de manera moderada, permitiendo que el sustrato se seque entre riegos. Evita el exceso de agua, ya que puede provocar pudrición de las raíces.
Suelo: Utiliza un sustrato bien drenado diseñado específicamente para suculentas o cactus. Puedes añadir arena gruesa o perlita al suelo para mejorar el drenaje.
Fertilización: El árbol de jade no requiere mucha fertilización. Aliméntalo con un fertilizante balanceado diluido una vez al mes durante la primavera y el verano. No fertilices en exceso, ya que puede dañar la planta.
Poda: La poda ocasional puede ayudar a mantener la forma deseada y a eliminar hojas muertas o enfermas. Utiliza tijeras limpias y afiladas para cortar con cuidado.
Replantación: Replanta tu árbol de jade en una maceta ligeramente más grande cada dos o tres años, preferiblemente en primavera u otoño. Utiliza un sustrato fresco y asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje.