El cuidado de las prendas y la ropa de cama es esencial para garantizar una buena higiene y prevenir problemas de salud entre los inquilinos del hogar, por ello, una clave de este mantenimiento es la frecuencia con la que se deben cambiar las fundas de las almohadas.
Y es que, si bien es cierto, las fundas de las almohadas están en contacto directo con la piel y el cabello durante varias horas cada noche, esto las convierte en receptores de aceites corporales, sudor, células muertas de la piel y residuos de productos para el cuidado personal.
Además, pueden acumular ácaros del polvo y bacterias que pueden afectar la salud, especialmente en personas con alergias o problemas respiratorios.
De acuerdo con El Confidencial, la regla general más adecuada es cambiar las fundas de las almohadas (y el resto de las sábanas, de paso) una vez a la semana. Esta frecuencia ayuda a reducir la acumulación de ácaros y otros alérgenos, manteniendo un entorno de sueño más limpio y saludable.
De hecho, si tiene mascotas que duermen en la cama, es esencial cambiar las fundas de las almohadas con mayor regularidad para evitar la acumulación de pelos y otros posibles alérgenos.
La limpieza adecuada de este artículo trae consigo varios beneficios, pero el principal es que, no solo mejora la calidad del sueño, sino que también puede contribuir a la salud de la piel y el sistema respiratorio.
Dormir en una cama limpia reduce la exposición a alérgenos y bacterias, lo que puede prevenir problemas de salud a largo plazo.
Para mantener las fundas de las almohadas limpias entre lavados semanales, puede sacudirlas y airearlas diariamente. Esto ayuda a eliminar parte del polvo y los residuos que se acumulan durante la noche. Además, es aconsejable tener al menos dos juegos de fundas de almohadas para poder realizar los cambios de manera efectiva y sin interrupciones.