En la cocina, el trapo puede parecer un accesorio insignificante, pero su papel en la seguridad alimentaria es fundamental. Los expertos en salud y seguridad recomiendan cambiar el trapo de cocina de manera frecuente para evitar problemas de contaminación y asegurar un entorno de preparación de alimentos seguro.

El trapo de cocina es una herramienta indispensable para limpiar superficies y secar utensilios, pero también puede convertirse en un criadero de bacterias si no se mantiene adecuadamente. El ambiente húmedo y cálido del trapo proporciona condiciones ideales para el crecimiento de microorganismos como Salmonella, E. coli y otros patógenos potencialmente peligrosos.

Los expertos sugieren que los trapos deben cambiarse al menos una vez a la semana. | Foto: Getty Images

Estos microorganismos pueden transferirse a los alimentos y superficies, aumentando el riesgo de intoxicaciones alimentarias. Los trapos de cocina pueden albergar hasta 4 veces más bacterias que una taza de inodoro.

Este alarmante dato subraya la necesidad de mantener una buena higiene en la cocina, especialmente en el manejo de estos elementos. Los expertos sugieren que los trapos deben cambiarse al menos una vez a la semana, aunque en condiciones de uso intensivo o si se han utilizado para limpiar derrames de alimentos crudos, como carne, es aconsejable cambiarlos con mayor frecuencia.

Deben ser lavados a alta temperatura y, si es posible, desinfectados para eliminar cualquier rastro de bacterias. | Foto: 2024 Getty Images

Además, la limpieza de los trapos de cocina no es suficiente. Deben ser lavados a alta temperatura y, si es posible, desinfectados para eliminar cualquier rastro de bacterias. El uso de un detergente potente y el secado completo son pasos esenciales para garantizar que el trapo esté libre de gérmenes.

Algunos expertos también recomiendan tener varios trapos y alternarlos, lo que puede ayudar a prevenir la proliferación de microorganismos. En resumen, cambiar el trapo de cocina con frecuencia y mantenerlo limpio es una práctica sencilla pero esencial para prevenir la contaminación cruzada y proteger la salud de los consumidores. Adoptar esta medida puede ser un pequeño esfuerzo con grandes beneficios para la seguridad alimentaria en el hogar.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.