Las frutas son una parte esencial de una dieta equilibrada, repletas de vitaminas, minerales y antioxidantes que promueven la salud. Sin embargo, el consumo de frutas que no están frescas puede presentar varios riesgos para la salud que van más allá de una simple pérdida de sabor y textura.

Una de las principales preocupaciones al consumir frutas no frescas es la pérdida significativa de nutrientes. Las frutas empiezan a deteriorarse en cuanto son recolectadas, y con el tiempo, los niveles de vitaminas, como la vitamina C, y minerales disminuyen notablemente.

Este proceso de degradación ocurre debido a la acción de enzimas y microorganismos presentes en la fruta, que aceleran la descomposición. Como resultado, una fruta que no está fresca puede ofrecer menos beneficios nutricionales en comparación con su versión fresca.

Además, las frutas que no se conservan adecuadamente pueden ser un caldo de cultivo para bacterias y hongos. La presencia de estos patógenos puede llevar a problemas digestivos o infecciones alimentarias.

Consumo de frutas. | Foto: Novo Nordisk, especial para El País

Las frutas que muestran signos de moho o descomposición no solo son desagradables al paladar, sino que también pueden ser potencialmente peligrosas para la salud. Incluso frutas que parecen en buen estado pero han pasado mucho tiempo desde su cosecha pueden contener bacterias dañinas que se desarrollan durante el almacenamiento prolongado.

El sabor y la textura también juegan un papel crucial en la experiencia de consumo. Las frutas no frescas a menudo presentan una textura blanda y un sabor apagado, lo que puede reducir el disfrute de los alimentos. Este deterioro afecta no solo el placer de comer, sino también el valor gastronómico y nutricional de las frutas.

En conclusión, para aprovechar al máximo los beneficios de las frutas, es fundamental consumirlas frescas. La frescura asegura que se obtienen la máxima cantidad de nutrientes, se minimiza el riesgo de contaminación bacteriana y se conserva el mejor sabor y textura.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.