A pesar de su apariencia inofensiva, las lagartijas pueden ser portadoras de enfermedades que representan un riesgo significativo para la salud humana. En particular, una bactería, presente en diversos reptiles, puede causar infecciones serias. Este artículo explora los riesgos asociados con las lagartijas, con un enfoque especial en la salmonelosis, y ofrece recomendaciones para mitigar estos riesgos.
Salmonella: una preocupación recurrente
Según el portal de The Center for Food Security and Public Health, la Salmonella es una bacteria comúnmente encontrada en reptiles, incluyendo tortugas, víboras, iguanas y lagartijas. La salmonelosis, enfermedad causada por esta bacteria, puede ser transmitida a los humanos principalmente a través del contacto con heces contaminadas. La Salmonella vive en los intestinos de estos animales y se expulsa mediante sus excrementos. La creciente evidencia sugiere que los anfibios, como ranas y sapos, también pueden portar y transmitir esta bacteria.
La Clínica Mayo describe la salmonelosis como una infección bacteriana que afecta el tracto intestinal. Los síntomas suelen aparecer entre 8 y 72 horas después de la exposición e incluyen diarrea, fiebre y calambres abdominales. En la mayoría de los casos, los afectados se recuperan en pocos días sin tratamiento especializado. No obstante, en casos graves, la diarrea puede llevar a deshidratación severa, requiriendo atención médica urgente. También son posibles complicaciones si la infección se disemina fuera del intestino.
Parásitos y otros riesgos asociados
Además de la Salmonella, las lagartijas pueden ser portadoras de parásitos que también pueden afectar a los humanos. Los ácaros son uno de estos parásitos, que pueden causar irritaciones cutáneas y reacciones alérgicas. Aunque la infestación directa en humanos es poco frecuente, el contacto con áreas contaminadas puede provocar molestias.
Otro parásito de interés es la tenia, que puede estar presente en las heces de lagartijas. Las tenias pueden llevar a enfermedades como la cisticercosis, en la cual los quistes se desarrollan en diversos órganos del cuerpo humano. Aunque el riesgo de transmisión es bajo, es prudente evitar el contacto con heces de lagartijas para minimizar cualquier posible exposición.
Prevención y control de riesgos
Para reducir el riesgo de enfermedades asociadas con lagartijas, es crucial adoptar medidas de prevención eficaces. La limpieza y desinfección regular de áreas potencialmente contaminadas son esenciales. Mantener el hogar libre de posibles hábitats para lagartijas, como grietas y hendiduras, puede ayudar a prevenir su entrada.
El contacto directo con lagartijas y sus excrementos debe ser evitado siempre que sea posible. En caso de manipular una lagartija o limpiar áreas contaminadas, se deben usar guantes y lavar las manos minuciosamente después. Además, es recomendable mantener una higiene estricta en áreas donde estas criaturas puedan haber estado. Si se experimentan síntomas de infección o se sospecha de una infestación significativa, la Clínica Mayo recomienda buscar atención médica, es fundamental. Un diagnóstico temprano puede prevenir complicaciones y asegurar un tratamiento adecuado.
*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.