Entre 80 mil y 90 mil pasajeros diarios está movilizando hoy en día el Transporte Público Colectivo (TPC) en Cali en 480 vehículos, los cuales se han vinculado a la estrategia ‘Rutas de Reconciliación’ de la Secretaría de Movilidad.
Esto con el fin de tener más cobertura del transporte tras las afectaciones del paro. Esta decisión ha causado polémica entre algunos sectores, en especial en los operadores del MÍO.
Sin embargo, María del Pilar Solanillas, subsecretaria de Movilidad Sostenible de Cali, afirmó que “no son rutas nuevas ni son rutas diferentes a las que ellos (el TPC) ya tienen asignadas y que existen en la ciudad desde hace muchos años”.
Según la funcionaria, existe todavía una permanencia transitoria del Transporte Público Colectivo, por lo que “se están explorando alternativas de poder generar una complementariedad entre las rutas que existen hoy y el Transporte Masivo, pero eso todavía está como proyecto en el Plan de Desarrollo y se está evaluando”.
“Realmente son vehículos que todavía tienen vida útil y, por lo tanto, están autorizados para circular en la ciudad y es necesario que se cubra la necesidad en otros sectores en donde no hay otro servicio de transporte. Esa es la razón de que aún existan”, agregó la Subsecretaria.
De acuerdo con Diego Vivas, director del Grupo Urbano, gremio que reúne a 10 empresas del TPC, “nosotros aún operamos al día de hoy, porque cuando el MÍO ingresó a la ciudad se tenían que cumplir unos requisitos de cobertura de rutas y hasta tanto no cumpliera ese cometido, no se podía erradicar la totalidad del colectivo tradicional. Antes de la pandemia movilizábamos cerca de 120 mil pasajeros diarios y estamos en alrededor de 90 mil, aunque esa cifra ha ido hacia arriba tras el paro”.
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En cuanto al estado de los vehículos, Vivas reconoció que mientras más pasa el tiempo, la vida útil de la flota del TPC se reduce. “Aunque sí están viejitos, no significa que estén destruidos, porque se les hace mantenimiento. La cuestión es que en Cali no nos han dejado renovar la flota”, explicó.
Al finalizar este año se espera que los 480 buses actuales se reduzcan a 400 y para el 2022, esa cantidad pasaría a ser 280 unidades. Vivas aseguró que cada vez que el servicio del TPC se reduce, la piratería se beneficia, puesto que esos vehículos pasan a engrosar “parte del batallón del transporte informal”.
El director del Grupo Urbano explicó que “esto ocurre desde el 2012, cuando la Secretaría de Movilidad de ese entonces se empecinó en liquidar varias empresas, pero nunca les pagaron la chatarrización. Por ejemplo, hoy hay 100 microbuses de Coomoepal que supuestamente deberían estar fuera de las vías, pero operan en el centro y el oriente de Cali, porque nunca les reconocieron la chatarrización. Los alcaldes los han dejado trabajar, aunque no tengan tarjeta de operación”.
Gonzalo Cucalón, vocero de los operadores del MÍO, opinó que el hecho de que todavía rueden buses del transporte colectivo va en contravía de lo que se pactó hace 15 años, cuando se contempló que el Sistema Masivo iba a cubrir el 100 % del transporte de la ciudad.
“Hoy seguimos con esa misma problemática, con buses de hace ‘miles de años’, pero también con unos transportes colectivos ilegales y vehículos piratas, que a veces hacen de transporte público. Permitir eso, ya sea regulado o no, da para que la ciudad sea más caótica y se creen nuevos tipos de piratería en las vías”, aseguró Cucalón.
Sin embargo, admitió que con el fin de buscar soluciones a esa situación, es necesario conocer si hay una propuesta formal de la Alcaldía y Metrocali en caso de querer vincular el TPC al MÍO.
“Dependiendo de las condiciones, podría ser viable con el fin de colaborar, por un tiempo prudente, mientras se reorganiza la ciudad con ciertas rutas en algunos sectores de la ciudad. Eso hay que estudiarlo con propuestas claras y sobre la mesa”, reconoció el vocero de los concesionarios.
Para el concejal Fernando Tamayo, el MÍO debe ser visto como “una arista de un sistema multimodal que garantice la movilidad de los caleños. Por ende, el problema del MÍO no es en este momento el transporte público colectivo, pues si no estuviera funcionando, toda la gente estaría en manos de la piratería”.
Este último, según Tamayo, es el verdadero problema del MÍO, dado que hoy mueve cerca de 400.000 caleños al día, una situación que, al afectar la demanda del masivo, también afecta sus finanzas en medio de un tiempo de recuperación tras la pandemia y el paro.