Redacción de El País y Agencia AFP
os supuestos aliados del socialismo y de Venezuela protagonizaron una fuerte tensión luego de que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, le reclamara a su homólogo de Argentina, Alberto Fernández, por la retención de un avión venezolano y de su tripulación a pedido de Estados Unidos.
“Tienen secuestrados a 11 o 12 hermanos venezolanos porque así lo ordenan los yanquis desde Washington y se lavan las manos diciendo que es asunto de la justicia”, dijo Ortega, durante la conmemoración del 42 aniversario de la Fuerza Naval, en el que pidió la “inmediata liberación”.
“Quien ocupa la presidencia de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que es Argentina, está traicionando los principios del organismo, se convierte en un instrumento del imperio yanqui”, agregó Ortega en una ceremonia en donde también asistía el encargado de Negocios de la embajada de Argentina, a quien el presidente identificó como Jorge Stevens.
Ortega, un exguerrillero en el poder desde el 2007, invocó al gobierno del socialista Alberto Fernández a que libere “a los hermanos venezolanos que los tiene presos en Argentina, como si Argentina fuese un distrito de Miami”, y que regresen “el avión a sus verdaderos dueños”.
“El presidente de la Celac (...) está haciendo un papel más vergonzoso, más triste, más degradante que el que hace (Luis) Almagro (Secretario General de la Organización de Estados Americanos OEA), que es abiertamente un instrumento de los gringos”, consideró Ortega.
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El Boeing 747 de mercancías Emtrasur, filial de la aerolínea estatal venezolana Conviasa, sancionada por Washington, fue retenido en junio después de aterrizar en el aeropuerto de Ezeiza, procedente de México, con una tripulación de venezolanos e iraníes y una carga de autopartes.
El 2 de agosto Estados Unidos pidió a Argentina incautar el avión tras una orden judicial que consideró que “se violaron las leyes de exportación” estadounidense cuando Emtrasur compró la aeronave a Mahan Air, aerolínea afiliada al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que la Casa Blanca considera una organización terrorista. La solicitud fue aceptada por la justicia la semana pasada.
Ya el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se había referido en tono fuerte contra Alberto Fernández por detención del avión iraní-venezolano.
Sorpresivo rechazo de Argentina
En medio de la tensión entre los gobiernos de Nicaragua y Argentina surge la inquietud de si Buenos Aires está tomando distancia del bloque de mandatarios socialistas que gobiernan en algunos países de América Latina.
Sobre todo porque el gobierno de Alberto Fernández, quien en algún momento criticó la exclusión de Managua de la Cumbre de las Américas por parte de Washington, apoyó la semana pasada en la OEA una resolución que condenó en Nicaragua: “El cierre forzado de organizaciones no gubernamentales, así como el hostigamiento y las restricciones arbitrarias de organizaciones religiosas y de las voces críticas del gobierno”.
Argentina fue el único país de la línea socialista que se sumó al rechazo contra el régimen del Gobierno de Daniel Ortega por la destrucción de la democracia y la persecución contra sectores opositores y la Iglesia.
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Al respecto, organismos humanitarios han sumado unos 190 opositores presos en Nicaragua, a quienes Daniel Ortega acusa de quererlo derrocar con el supuesto apoyo de Washington. Entre tanto un obispo católico crítico del gobierno Ortega permanece retenido por la Policía Nacional en su residencia hace más de diez días.
Se trata del presbítero Óscar Benavídez, párroco de la parroquia Espíritu Santo de Mulukukú”, uno de los municipios de la Región Autónoma del Caribe norte, y perteneciente a la diócesis de Siuna.
“Desconocemos las causas o motivos de su detención, esperamos que las autoridades nos mantengan informados”, demandó el obispado.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos informó a través de Twitter que conoció que el párroco “fue sacado de su vehículo y llevado en una patrulla con rumbo desconocido”.