El país se prepara para una de las discusiones más importantes que se lleva a cabo cada fin de año entre Gobierno Nacional, sindicatos y empresarios: la definición salario mínimo que empezaría a regir en Colombia a partir del 2023.
Pero en esta ocasión el país enfrenta una realidad crítica: se habla de una inflación a septiembre del 11,44%, una de las más altas en los últimos 20 años y un dólar imparable cuyos registros sobrepasan los $4.600.
Actualmente, el salario mínimo legal vigente 2022 es de $1.117.000.
Si bien en ese momento, se celebró el histórico aumento (10,7%), actualmente esa cifra ya fue absorbida por el Índice de Precios al Consumidor, IPC, que hoy supera el 11%.
Según los expertos, la inflación y el salario mínimo tienen una relación directa, pues el incremento de este ingreso va a depender de la fórmula económica que sugiere que no se debe subir más de la inflación, para evitar que haya un efecto adicional sobre la misma inflación y un impacto sobre la economía.
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Al respecto, Daniel Valencia, head de investigaciones económicas de Credicorp Capital, señaló que “estamos esperando una inflación entre 11,5% y 12% para el cierre de este año; el cálculo de productividad la dará a conocer el Gobierno en las próximas semanas. Creemos que el piso base para la discusión del salario mínimo va a estar entre 13% y 13,5%”.
Igualmente, el analista explicó que aprobar un salario básico sobre esos niveles mencionados va a generar una persistencia sobre la inflación. Vale la pena recordar que éste afecta sobre todo a pequeñas empresas, “ya que su costo laboral principal son los sueldos y los incrementos del mínimo las afecta directamente y por su puesto ellos pasarían ese mayor costo de producción a los precios finales a los consumidores”.
De ahí que para los analistas el incremento por encima de la inflación traería un efecto negativo, ya que cerca del 50% de las personas en Colombia gana ese salario básico o menos, por lo que se tendría un impacto grande en el mercado laboral.
“Subir el umbral implica o que muchos se van a quedar por fuera de la formalidad, o aquellos que ya habían ingresado a la formalidad pueden volver a salir de ella, pues muchas empresas no van a tener con qué pagar los salarios a sus empleados”, anotó Valencia.
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Similar apreciación dio Jaime Alberto Cabal, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, quien dijo que con una inflación por encima del 11% y que seguramente va a terminar por ese índice entre el 11% y el 12%, pensar en un aumento ambicioso es peligroso. “Creemos que con reforma tributaria, más reforma laboral y más salario mínimo, teniendo en cuenta que el 93% de las empresas son micro, pequeñas y medianas, no estarían en capacidad de absorber esos altos costos laborales. Así que se requiere mesura tanto por parte del Gobierno como de los sindicatos, para que no se dispare aún más la inflación”, sostuvo el líder gremial.
Esta semana la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, abrió el debate expresando que “no descarta una congelación de la canasta básica, porque el incremento del salario es del 10% y cuando los productos básicos del hogar aumentan 12%, genera que el valor adquisitivo quede superior por los costos”.
Entre tanto, La Central Unitaria de Trabajadores, CUT, manifestó que antes de anunciar un incremento del mínimo, el Gobierno Nacional debe tener en cuenta tres criterios: el primero tiene que ver con los colombianos más vulnerables, que son quienes devengan el básico. “A ellos se les debería otorgar dos puntos adicionales al porcentaje que se apruebe”, dijo, Francisco Maltés, Presidente de la CUT.
El segundo punto, que sebe tener en cuenta, según el líder sindical, , es el fortalecimiento de las empresas del agro, especialmente las de fertilizantes (Ferticol y Monómeros), para que aumenten la producción y además no puedan reajustar sus precios por encima de la inflación.
El tercer criterio está relacionado con los precios de la energía, que deben ser reajustados con base en la inflación. A ello se adiciona la productividad del país, que seguramente no se ubicará por debajo del 2%.
“Creemos que el incremento promedio del salario mínimo, no debería ser inferior al 15%”, sostuvo Maltés.
Impacto en el empleo
Para los analistas, el sistema laboral sería uno de los más afectados si se llega a dar un alza desmesurada en el sueldo básico, si la inflación llega a terminar el año sobre el 12% como se prevé.
Esta situación, según los expertos, como John James Mora, profesor titular de la Universidad Icesi y académico de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas, ratificaría que la puja salarial comenzará por encima del 13%.
“Desde muchos frentes se ha hablado de un aumento del 20% y en gobiernos más conservadores probablemente estaría alrededor del 14% o 16%. Sin embargo, creo que este Gobierno, dado los problemas políticos a los que se ha enfrentado, es muy probable que decrete un 20%. Así que podríamos estar hablando de un salario mínimo para el 2023 superior a $1.300.000”, manifestó Mora.
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Asimismo, indicó que en varios estudios de la economía colombiana se ha demostrado que existe una relación negativa entre el incremento de los salarios en términos reales y el número de empleos.
“Mis cálculos en términos reales, dado el empleo para 2022, implicarían que por cada subida del 1% del salario, se perderían 24.750 empleos. Esto significa que si la inflación termina en el 12% y el mínimo se reajusta en un 20%, se podrían perder alrededor de 198.000 empleos. Ello impactaría sobre la tasa de desempleo y la tasa de informalidad laboral que está entre el 40% y el 50%, dependiendo de como se calcule”, sostuvo el analista.
Por su parte, Luis Fernando Mejía director de Fedesarrollo, dijo que el tema de la productividad laboral se debe tener en cuenta al momento de establecer la cifra del mínimo.
“Lo importante en este contexto es entender y tener en cuenta que infortunadamente Colombia todavía continúa teniendo problemas muy graves en materia de desempleo a pesar de todo lo que se ha visto en materia de recuperación económica el desempleo continua en dos dígitos, por un lado. Y por el otro, la traza de informalidad laboral continúa cercana al 60% en el total nacional y que subir el salario mínimo muy por encima de estos dos elementos, inflación y productividad laboral, lo único que va a generar es que las personas que están en informalidad, les cueste mucho más trabajo dar un salto hacia la formalidad laboral”, puntualizó el Director de Fedesarrollo.
El estudio de BanRepública
Recientemente el Banco de la República dio a conocer un estudio que revivió una antigua propuesta que consiste en dividir el salario mínimo por regiones, dependiendo de la productividad laboral de cada una de ellas.
Así las cosas, el país se dividiría en cuatro regiones y la política se implementaría durante 5 años.
12% estiman los analistas que termine el índice de la inflación en el país en este año.
Pero esta propuesta debe combinarse, según los expertos, con acciones sistemáticas que aumenten el nivel de productividad laboral de la fuerza de trabajo en el país y, por ende, todos los salarios de la economía.
De otro lado, el estudio, realizado por un grupo de investigadores de BanRepública, midió los efectos del alza a partir de un supuesto aumento del 1% por encima de la inflación.
En el documento se estima que se perderían cerca de 46.000 empleos formales al año y los efectos más fuertes del alza se darían en pequeñas y medianas empresas con un promedio de 20 empleados o menos, así como en los nuevos emprendimientos.