“No hay parangón tal vez en la historia de un presidente que, queriéndose convertir en líder latinoamericano, en apenas siete meses se haya transformado en el antilíder latinoamericano, al trensarse en peleas con los presidentes de Guatemala, Nicaragua, Perú y ahora con el de El Salvador”.
Así se refiere el analista político Jhon Mario González a las ‘batallas’ que Gustavo Petro está ‘enfrentando’ en el subcontinente, agregando que el mandatario colombiano “está corriendo el riesgo que pronto lo declaren persona no grata en toda Centroamérica”.
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Como se sabe, el último episodio de los ‘choques’ internacionales que ha protagonizado el Jefe de Estado fue el rifirrafe que mantuvo, vía Twitter, con su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, luego de que Petro calificara de “campo de concentración” una megacárcel inaugurada recientemente en la capital del país centroamericano.
“Ustedes pueden ver en redes sociales las fotos terribles -no me puedo meter en asuntos de otros países- del campo de concentración de El Salvador. Lleno de jóvenes, miles y miles encarcelados, le da a uno escalofrío”, dijo el colombiano durante un evento en una universidad en Bogotá.
Y añadió: “Creo que hay gente a la que le gusta eso (...) ver a la juventud entre las cárceles, y creen que eso es la seguridad. Y se disparan las popularidades”, en alusión al despliegue mediático que Bukele le dio al traslado de los primeros detenidos a la prisión.
“Los resultados pesan más que la retórica. Deseo que Colombia en realidad logre bajar los índices de homicidios, como lo hemos logrado los salvadoreños”, escribió como respuesta el Presidente centroamericano.
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A lo que Petro ripostó: “Nayib, pasamos de 90 homicidios por cada 100.000 habitantes en 1993 en Bogotá a 13 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2022. No hicimos cárceles, sino universidades”, invitándolo, además, a “comparar las experiencias” en “un foro internacional”.
González cree que por las imágenes de la cárcel “se puede ver que hay un tratamiento que puede ser indigno y que puede reñir con los Derechos Humanos, pero (Petro) tampoco se puede poner del lado de los criminales y menos desconocer la metástasis que hizo el crimen en El Salvador”.
Y añade que lo escrito por el Mandatario colombiano “demuestra su falta de profundidad y estudio de los temas, y su permanente presunción, puesto que, en el caso de Perú, el problema de la democracia y la estabilidad de los sistemas presidenciales de América Latina, que lleva más de 200 años de discusión, él la resolvió en un minuto esgrimiendo el Artículo 23 de la Convención Americana de los Derechos Humanos”.
Por ello, según el analista político, “el presidente Petro está metiendo la ‘pata’ con mucha frecuencia. Parece que está muy mal asesorado por el canciller Álvaro Leyva o que gobierna con la cabeza caliente”.
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Eso sí, descarta que el Jefe de Estado colombiano, “con la agenda interna tan cargada de temas en los que tiene margen de maniobra”, necesite distraer la atención con un tema como el rifirrafe con el presidente Nayib Bukele.
“Tal vez lo que está haciendo es enviando mensajes permanentes a las izquierdas latinoamericanas, queriendo convertirse en líder continental a punta de labia, pero la estrategia le está saliendo muy mal”, anota.
De su lado, el politólogo internacionalista Mauricio Jaramillo considera que Petro “está en la idea de criticar sin distingo las violaciones a los Derechos Humanos, sea Perú, Nicaragua o El Salvador, y me parece normal que Bukele, que tiene más del 90 % de aprobación, le responda de esa manera”.
“Lo que veo es una disputa de dos mandatarios con unos niveles importantes de aprobación y que son referentes para América Latina; está en disputa dos estilos de liderazgo y el debate de fondo es hasta qué punto la región puede mirar para otro lado con la gravedad de lo que está pasando en El Salvador”, añade y reitera que es una estrategia de Petro para ir posicionándose como líder latinoamericano”.