Para dimensionar buena parte de los problemas del espacio público en Cali basta con remitirnos a una cifra: cada caleño apenas cuenta con 2,7 metros cuadrados de este.
Esto pone a la ciudad muy por debajo de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, que sugiere que sea de 15 metros cuadrados por habitante. Dicha situación tampoco cumple con las expectativas del Plan de Ordenamiento Territorial del 2014, que busca que cada caleño disfrute por lo menos de 4 metros cuadrados de espacio público.
Escasez de zonas verdes, falta de apropiación por parte de la comunidad y ocupación de los andenes por algunos sectores del comercio formal e informal son algunas de las razones que explican el déficit de estos espacios en la capital vallecaucana.
“Esta situación es más evidente en sectores vulnerables de la ladera y el oriente, que tienen pocos metros de espacios de recreación y zonas verdes. En cambio, los barrios tradicionales presentan otro problema y es el deterioro. Eso se debe a que el espacio público carece de esquemas de gobernanza y apropiación, de un doliente, que es la comunidad, para la realización de actividades culturales, lúdicas, entre otras”, reconoce Roy Alejandro Barreras, director de Planeación Municipal.
Y es precisamente por esa falta de apropiación comunitaria que empieza una especie de pugna por ocupar el espacio público de manera indebida. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el barrio San Antonio.
Jorge Gamboa, presidente de la Fundación Vecinos de este sector, Funvesan, asegura: “El panorama es cada vez peor. Empecemos por los vehículos que llegan a los restaurantes, ocupando las estrechas vías
y los andenes, lo que obliga al peatón a caminar sobre la vía. A esto se suma la instalación de ventas en las aceras de la Carrera 10, con establecimientos que sacan sus vitrinas, estufas y mesas. Y la colina se ha llenado de ventas por todos lados, por lo que se rompió el acuerdo de que solo se permitan vendedores en la parte superior”.
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Según Gamboa, el sentido residencial de San Antonio se ha perdido a medida que han pasado los años, puesto que “se le ha dado más prioridad a lo comercial y turístico. Algunos establecimientos hasta han englobado varios predios, cuando la norma solo permite la ocupación del 25 % de un predio para que sea de bajo impacto”.
Una queja similar tiene lugar en algunos puntos de El Peñón y el
Parque del Perro por la presencia de mesas de restaurantes en las
vías vehiculares desde finales del 2020, cuando inició la etapa de reactivación por pandemia. Para el personero de Cali, Harold Andrés Cortés, “al día de hoy no hemos encontrado justificación para que eso perdure en el tiempo”. Es por esto que la semana pasada se expidió una acción preventiva para que la Alcaldía explique la razón de mantener esta estrategia.
Catherine Dupriez, presidente de la Junta de Acción Comunal de San Fernando, ha comentado: “El cerramiento de la Carrera 34 hace más difícil transitar por el Parque del Perro. Eso no solo afecta a los residentes sino también a las ambulancias que pasan por allí, en especial si está tan cerca el HUV”.
El sector gastronómico asegura, en cambio, que la estrategia trae más seguridad a la zona y es positiva para la reactivación económica.
Pero el espacio público no solo consiste en el suelo que recorren diariamente los caleños sino también las paredes, toda la infraestructura física. Esto incluye, por supuesto, los puentes, que en los últimos meses han sido objeto de polémica por graffitis que son realizados sin autorización, como pasó el martes, cuando hinchas del Deportivo Cali se tomaron el puente Alfonso López para pintar figuras alusivas al equipo.
Esta situación, muy similar a lo que pasó en el puente de la Calle 23 con Autopista, que está lleno de graffitis del América, ha implicado que la Administración adelante un diálogo entre los hinchas y la comunidad del sector para que dichos puentes tengan una apariencia acorde a los intereses tanto de los vecinos como de los hinchas.
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¿Cuáles son las soluciones que están en curso?
La meta de la actual Administración, formulada en el Plan de Desarrollo, es contar con otro millón de metros cuadrados de espacio público a partir de los proyectos de Ecoparque Corazón de Pance, Cristo Rey, el Tecnológico San Fernando, el Parque Pacífico y el Bulevar del Oriente. De esta manera, la ciudad tendría 15,4 millones de espacio público. Sin embargo, se ven pocas soluciones para los barrios.
“Estas obras no solo planean generar empleo, sino que también buscan aprovechar la oportunidad de transformar la manera en la que vivimos la ciudad, con espacios más abiertos y con menos aglomeraciones”, asegura el director de Planeación Municipal.
Ahora bien, estos proyectos deben afrontar el reto de concluir antes del 2024, o sea cuando termina la administración del alcalde Ospina, en especial si la mayoría se encuentra en etapa de diseños, estudios o licencias, por lo que todavía no han iniciado su proceso de licitación pública para las obras físicas.
En relación a las dificultades de barrios como San Antonio, Barreras recordó que desde el año pasado se realiza la estrategia ‘Camina San Antonio’, que consiste en que ciertos días solo se permite el tránsito de peatones al interior del sector. “La idea es que esto se desarrolle por lo menos una vez al mes para concientizar a los ciudadanos de que no hay necesidad de llegar al sector con vehículo”, comenta.
A esto se suma la renovación del espacio público por parte de la Unidad Administrativa Especial de Gestión de Bienes y Servicios en la Carrera 39 entre Autopista y Calle 5; Carrera 66 entre Pasoancho y calle 5a y la avenida sexta A entre calles 18 y 25N. El propósito es que a febrero se hayan recuperado 94.692 metros cuadrados de espacio público, 10.400 de jardines y 9500 de andenes.
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“Ya hemos intervenido tres corredores, estamos próximos a finalizar la carrera 66 y la avenida 6ª A. Faltan algunos detalles muy pequeños, se iniciaron las demoliciones de la avenida Roosevelt hasta la 5ª en una intervención integral de andenes y sardineles en el tramo 2”, informó Carlos Alfonso Salazar, director técnico de Bienes y Servicios.
Sin embargo, para Sabina Cárdenas, PHD en Arquitectura y docente de la Universidad Javeriana, estas acciones deben ir acompañadas por un urbanismo táctico, el cual consiste en el uso de pinturas, vallas y elementos móviles para fortalecer el sentido de apropiación del peatón sobre el espacio público.
“Es una estrategia estupenda. Y en muchas partes del mundo se hace para ganarle metros cuadrados a la ciudad, pero esto no puede convertirse en un fin en sí mismo, puesto que todo urbanismo táctico debe adelantarse con una renovación urbana permanente”, explica Cárdenas.
Sobre vendedores
Puesto que hay una importante ocupación del espacio público por más de 20.000 vendedores informales en Cali, la Alcaldía adelanta una caracterización de los 10.000 que se inscribieron al Censo Único de Vendedores Informales.
”Antes de hacer el control debemos ofrecerles alternativas de incorpora-
ción laboral y dignificación del trabajo. Pero antes debemos esperar el informe final para conocer la situación económica de los vendedores en la ciudad”, afirma Jimmy Dranguet, subsecretario de Inspección, Vigilancia y Control.
Agregó que aún así hay un grupo operativo para evitar que las ventas informales se sobredimensionen, no crezcan más de las que ya hay o no se ubiquen sobre elementos claves como hidrantes. Pero la realidad es que más andenes del centro están tomados por las ventas y no hay control