La noticia de que Cali, una vez más, está dentro del listado de las 50 ciudades más violentas del mundo, no deja de preocupar a las autoridades y a sus habitantes.
La capital del Valle ocupó el puesto 32 debido a su elevada tasa de 42.09 homicidios por cada 100.000 habitantes. Además, es la primera de Colombia en aparecer, luego le siguen Santa Marta (37), Buenaventura (43), Cartagena (47), Palmira (48) y Cútuta (49).
En entrevista con El País, José Antonio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, organización mexicana que realiza el listado, explicó cuáles son los criterios para elaborar el ranking, cuál es el objetivo del escalafón y qué debe hacer Cali para salir de la lista y reducir los asesinatos.
¿Cuál es el objetivo de hacer el listado de las 50 ciudades más violentas del mundo?
Tiene un objetivo político para que la sociedad, los medios de comunicación y las autoridades conozcan a principio de año cuál es su nivel de violencia homicida. La idea es que se presione para cambiar la política pública llevada hasta ese momento y que se hagan esfuerzos para acabar con la impunidad, con los homicidios dolosos, tomar medidas políticas y así reducir la cifra de asesinatos.
¿Cuáles son las fuentes de información que utilizan para hacer el listado?
Para el estudio estamos considerando manchas urbanas de 300.000 o más habitantes. No nos importa la división política que tengan, sino que la mancha urbana esté conformada de manera unida. Para el caso de la capital del Valle estamos considerando a los municipios de Cali y Yumbo.
Allí pudimos constatar que en 2022 en Cali hubo 949 homicidios y en Yumbo se reportaron 58 casos. De esos datos entregados por las autoridades es que salen los 1007 homicidios que ubican a Cali en el lugar 32 del listado. En la ciudad la tasa de asesinatos es de 42.09 por cada 100.000 habitantes.
Ustedes en el estudio reportan 949 homicidios en Cali, sin embargo, la cifra final entregada por las autoridades es de 988 asesinatos.
¿Por qué?
Cuando nosotros consultamos había 949 y ahora, publicado el ranking, ya no se pueden cambiar las cifras. En todo caso, el año próximo haremos algún ajuste y diremos algo respecto a esta situación. Lo más probable es que ajustemos la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes que ocurrieron en 2022.
¿Qué análisis hace de que Cali tenga una tasa de homicidios tan alta?
Es claro que esta importante ciudad colombiana tiene una violencia homicida muy alta que no ha sido reducida por la política pública que se está implementando.
Nosotros, a nivel mundial, lo que vemos como la única forma de reducir los homicidios es acabando con la impunidad, haciendo investigaciones, seguimientos, judicializando a los criminales y condenando a los verdaderos homicidas. Es claro que si eso no se hace ciudades como Cali permanecerán con sus tasas de homicidios muy altas.
Desde afuera vemos a Cali como la ciudad más violenta de Colombia porque está en el lugar 32 de nuestro listado.
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¿Cómo han recibido el ranking en Colombia?
Evidentemente hay una respuesta de algunos actores políticos. Vi que la semana pasada el presidente Gustavo Petro habló del ranking, dijo que tienen seis ciudades dentro del listado y afirmó que hay que seguir trabajando.
La semana pasada me hacían una entrevista en un medio colombiano y estando al aire hablaron con varios concejales de Cali y Cúcuta. A ellos les preguntaron si reconocían las cifras del estudio y ambos respondieron que sí porque la situación era muy violenta y difícil. El concejal de Cali contó que en 2021 habían tenido más homicidios que los ocurridos en 2022.
Hemos tenido respuestas positivas y también negativas en las que no reconocen la violencia que hay en su ciudad. Incluso, nos piden que los bajemos del ranking porque eso les afecta el turismo. Tenemos una penetración política, social y cultural con la publicación del listado y eso nos anima a seguir haciéndolo porque vemos que es tomado en consideración por los gobiernos y las autoridades. Nadie quiere que sus ciudades aparezcan en el listado, motivo por el que deben hacer esfuerzos para salir.
¿Por qué solo se tienen en cuenta ciudades con poblaciones mayores a 300.000 habitantes?
Ese criterio es el que utilizamos en nuestro primer ranking, en el 2009. Estamos tratando de que las ciudades urbanas sean las que analicemos en el listado. Esa es una medida que es muy importante para ver la violencia en poblaciones urbanas, pues si bajáramos el número de la población aquí en México tendríamos que incluir otras poblaciones mucho más pequeñas y lo mismo pasaría en Colombia. Consideramos que 300.000 es el número en donde podemos apreciar la violencia en ciudades principales.
No pensamos cambiar esa cifra porque si lo hacemos ya no podríamos comparar un ranking de 2023 con otro de años anteriores.
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¿Cómo es el proceso para elaborar el listado y recolectar las cifras?
Trabajamos todo el año porque estamos analizando en qué ciudades se está presentando violencia y las vamos monitoreando.
El trabajo fuerte es en diciembre y enero, meses en los que se realiza el cierre de cifras en los países que dan a conocer los datos de sus ciudades.
Cuando no tenemos la certeza de que los datos son reales, decidimos no publicar. Por ejemplo, Venezuela tiene una gran violencia homicida y por lo menos cuatro de sus ciudades principales deberían estar en el ranking, pero no tenemos fuentes confiables que nos den el número de homicidios que se han cometido en esas poblaciones.
Tenemos claro que para elaborar la clasificación buscamos cifras oficiales o fuentes alternas con mucha credibilidad.
¿El mayor obstáculo que enfrentan es la falta de transparencia de los Gobiernos de varios países con las cifras que suministran?
Sí, ese es. En México hemos venido luchando por esa transparencia. Cuando empezamos el ranking el Sistema Nacional de Seguridad Pública no hacía de conocimiento general la cifra de homicidios dolosos, por lo que tuvimos que solicitarlas e instaurar denuncias en contra de los encargados del sistema. Gracias a esto poco a poco han ido publicando las cifras y cada vez entregan más detalles de los hechos.
¿Por qué países como Siria, Yemen o Sudán, quedan por fuera del estudio?
No estamos contando a ciudades que tienen conflictos armados internos o que están en guerra, como podría ser Ucrania, Rusia e Irak. Eso lo dejamos claro en nuestra metodología porque lo que queremos analizar son los homicidios que se cometen en las ciudades donde no hay una guerra y donde la autoridad tiene la obligación de prevenir, investigar y castigar esos asesinatos.