Ver su asiento rodeado de una cinta con rayas amarillas y negra o encontrar a sus compañeros de la clase con tapabocas, como nunca antes había experimentado, no evitó que Jacobo disfrutara su primera clase presencial tras seis meses de virtualidad.

Al niño de ocho años no le cuesta afirmar que estas son medidas necesarias o más bien cotidianas. El estudiante de segundo grado del colegio Lauretta Bender, ubicado en el sur de Cali, termina de comer su lonchera.

“Es mejor que estudiar con el computador. Eso era un poquito aburrido. Ya estoy feliz, porque estoy de nuevo con mis amigos. En la mañana hicimos un juego con el ‘teacher de math’ (profesor de matemática) sobre líneas paralelas; era un reto entre nosotros y mis amigos que están online”, cuenta.

En el salón solo hay seis niños; los otros nueve están conectados a través de Zoom desde sus casas. Los rostros de todos, y el de la profesora, son proyectados en una pantalla gigante en una esquina del tablero.

Tan pronto acaban de comer, los niños salen a ejercitarse en la cancha de baloncesto y en algunas zonas verdes del colegio, todas delimitadas con cintas amarillas para que ningún grupo se toque con otro.

Es lunes 28 de septiembre, primer día de regreso a clases en Cali bajo el modelo de alternancia en 92 colegios privados y jardines infantiles, al que asistieron cerca de 25.000 estudiantes.

“Vamos a acompañar a los establecimientos educativos en cómo aplican los protocolos firmados en el pacto y segundo, la manera en la que desarrollan el trabajo pedagógico. Dentro del 5 al 9 de octubre vamos a hacer la valoración del piloto para así hacer los ajustes e iniciar con el modelo de alternancia el día 13 del mismo mes”, explicó el secretario de Educación, William Rodríguez.

Mientras Jacobo y sus amigos sudan a mares en el campus del Lauretta Bender, un señor vestido con traje antifluidos rocía el salón con amonio cuaternario. Esa desinfección ocurre al menos tres veces en cada salón desde preescolar hasta secundaria, que son los grados que participan del piloto mientras los otros siguen cursando sus estudios en casa.

“A diferencia de los más grandes, los niños de preescolar aprenden qué protocolos aplicar a través de juegos. Por ejemplo, con bloques lógicos. Y si queremos compensar esa falta de contacto físico, acudimos a gestos, como apretarse los brazos contra sí mismo para hacer referencia a los abrazos a distancia”, explica Margarita Jordán, coordinadora de preescolar del Lauretta Bender.

Vea también: Colegios privados de Cali volvieron a clases presenciales luego de seis meses, así fue el regreso

Al igual que otras instituciones, para determinar qué alumnos regresaban a clase se realizó una encuesta a padres de familia para conocer quiénes tenían comorbilidades o vivían con familiares de este tipo o adultos mayores en casa. Asimismo, no podían regresar aquellos niños que no llegaran al colegio en vehículo particular.

Pero los estudiantes del Lauretta Bender son los únicos que en esos mismos instantes se ejercitan, porque en el otro polo de Cali, en el Colegio Hispanoamericano, ubicado en el barrio Prados del Norte, tiene lugar la clase de voleibol.

El instructor Gustavo Palma dice: “Primero, debemos acondicionarlos, pues han tenido un periodo muy largo sin tener actividad física. Estamos haciendo micro-pausas para oxigenarse, dado el esfuerzo que implica ejercitarse con tapabocas. En cuanto a los balones, hay uno asignado por cada estudiante durante toda la clase, que una vez terminada, pasan al área de desinfección para que luego sean usados en la siguiente”.

Todas las bancas del Hispanoamericano están encintadas de tal manera que solo pueden sentarse dos personas delgadas. O bien están marcadas con una ‘X’ para indicar los espacios prohibidos. En la institución, de los 1667, ya hay 375 que asisten a clases presenciales desde preescolar hasta grado once. La mayoría ingresó a las 7:30 a.m.

Lizeth Johana Paéz: “No es lo mismo tener a mi hija en casa aprendiendo a escribir o leer en casa, con fotos que le envían por la plataforma, que el estar aquí con sus compañeros, con los que solo se ve por Messenger, incluso para los cumpleaños”.

En el tercer piso de uno de los edificios del colegio, específicamente en un salón de segundo grado, tiene lugar la clase de historia. Hechos que fueron noticia hace siglos son hoy objetos de estudio, como también lo será en algún momento la pandemia por Covid-19, con un subtítulo que diga: “Así eran las clases en el 2020”.