Si bien la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil mueve el mapa político de América Latina a la izquierda, es evidente que se trata de una tendencia con muchos matices.

En eso coinciden analistas consultados por El País, al advertir que las principales economías de la región (Colombia, México, Argentina, Chile, Venezuela, Perú y Brasil) están o estarán en el futuro próximo gobernados por presidentes más inclinados a la social democracia.

Sin embargo, varios de ellos son enfáticos en señalar que ese viraje no garantiza la desaparición de la derecha en el subcontinente ni la plena unidad de los países que lo integran.

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“Tiendo a ser un poco escéptico en relación con la profundidad de la cooperación que puede venir de esta convergencia”, dice Matías Alejandro Franchini, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, quien añade que América Latina históricamente ha prometido integrarse, pero, por diversos motivos, no ha sido capaz de hacerlo.

Según él, durante la primera ‘Marea Rosa’, como se conoce el giro la izquierda que comenzó a fines de los 90 con la elección de Hugo Chávez en Venezuela, se vieron niveles de integración económica bastante superficiales. “Si bien se crearon algunos instrumentos de cooperación política como Celac y Unasur, a medida que el tiempo fue pasando y hubo cambios políticos, se fueron diluyendo”.

Franchini dice que en América Latina hay una izquierda “más radical y antidemocrática” en Cuba, Venezuela, Nicaragua y, en menor medida, Bolivia, “donde ni doméstica ni internacionalmente hay respeto por los Derechos Humanos y la democracia”.

En el otro extremo ubica a Chile, “donde (Gabriel) Boric es un abierto crítico de la situación de Derechos Humanos y de la dictadura de (Nicolás) Maduro. “Y en el medio posiciones más ambiguas: Argentina, Colombia y probablemente Brasil, aunque habrá que ver qué espacio tiene Lula para construir su discurso”.

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En esa medida, el analista opina que la densidad de esta ola de izquierda es menor que la ‘Marea Rosa’ inicial, “porque Lula no ganó con muchísimo apoyo, apenas ganó; Petro tampoco, sino que fueron elecciones muy reñidas. En Chile fue un poco más holgado el triunfo, pero Boric ha perdido mucho margen”.

De su lado, David Murillo Cruz, profesor investigador de la Universidad Libre, señala que “las Américas están direccionando su posición política hacia la izquierda porque la pandemia evidenció que se estaba frente a un sistema que no responde a las finalidades por las cuales los estados se constituyen... y prefieren mirar una ideología un poco más cercana a los derechos de los trabajadores y las garantías sociales”.

No obstante, añade que ese giro debe ser analizado “con beneficio de inventario”, porque todavía hay intereses de por medio y pone de ejemplo el trámite de la reforma tributaria en Colombia, que “demuestra que aún empresarios con tendencia ideológica de derecha que pueden generar que este péndulo pueda verse frustrado en su dirección hacia la izquierda”.

Al respecto, Franchini anota que la ‘Marea’ inicial tuvo mucho apoyo de la economía internacional “y se sabe que los países de América Latina dependen mucho de los precios internacionales de ‘commodities’ y las señales que está mandando la economía internacionales no son positivas”.

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Entre tanto, Rafael Piñeros Ayala, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia reconoce “los matices muy distintos” de la izquierda predominante ahora en el subcontinente, “porque la forma en la que llegan al poder Manuel Obrador (México), Lula da Silva, Boric, Gustavo Petro y (Alberto) Fernández en Argentina son muy distintas”, pero señala que pueden converger a través de temas transversales como el medio ambiente, la transición energética y la provisión de servicios públicos.

“Otro elemento importante es una sensibilidad mayor frente a temas que a nivel interno son importantes: el empoderamiento feminista y el fortalecimiento de los actores de base y de la sociedad civil”, destaca.

Y se pregunta: ¿cuáles son las dificultades? “Se enfrentan a retos importantes en materia económica y comercial. Los países de América Latina crecen poco y a tasas que no son positivas en este momento. Dos: son países altamente endeudados, derivado de la pandemia, y eso tiene un importante componente y es que no se puede actuar de una manera adecuada para proveer de bienes y servicios y colmar las necesidades de la población”.

Piñeros Ayala agrega que otro elemento que ‘atenta’ contra la consolidación de la izquierda en el subcontinente es el inmovilismo que generaron las diferencias registradas en la pasada ola. “Por ejemplo, el presidente Hugo Chávez usualmente se le atravesaba a la proyección de Brasil en América Latina y eso hacia que hubiera ciertos recelos y dificultades en materia de gestión del liderazgo”.

Según el analista, esta región del mundo sigue siendo muy presidencialista, “por lo que tiene que haber una afinidad personal para conseguir lo que se pretende o lo que se busca, y eso es difícil de alcanzar”.