La generación de empleo formal, la reducción de la informalidad y la disminución de la inflación son los retos que tiene en este momento el país, pero también muchas naciones desarrolladas.
En el caso de Colombia el panorama no es fácil, teniendo en cuenta que se está discutiendo el incremento del salario mínimo para el 2022. Hasta ahora no se conocen propuestas oficiales de aumento, pero el director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, piensa que un incremento de entre el 7 % y el 8 % podrá ser razonable.
¿Usted qué piensa sobre lo que está pasando con la inflación que sigue alta por cuenta de los alimentos?
Sí, infortunadamente la inflación lleva varios meses por encima del rango meta del Banco de la República que está entre el 2 y el 4 %.
En la cifra para el mes de noviembre, la inflación del año corrido está en 4,86 %, lo cual nos indica que seguramente vamos a estar en el orden de una inflación del 5 % este año.
Hay dos factores grandes que han influenciado esa dinámica de los precios; el primero, los elementos de oferta, no solo por el impacto de los bloqueos que se dieron a finales de abril que generaron un aumento grande en el precio de los alimentos y que aún no ha bajado, pero también de manera muy importante el efecto global de aumento en el costo de transporte, de los fletes, las disrupciones en las cadenas de provisión de insumos agropecuarios e industriales. Todo eso ha generado un incremento y una presión al alza de los precios.
El otro elemento tiene que ver con el aumento de la demanda, una recuperación muy grande en la actividad económica, este año vamos a crecer 9,5 %. Esa es nuestra estimación.
Y ese aumento grande que se ha dado en el gasto de los hogares, naturalmente también esta presionando al alza los precios, así que se combinan esas dos cosas, los problemas de oferta y los problemas de demanda y eso implica esa alza grande de la inflación.
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Sí, el aumento de los fletes y el costo de transporte justamente son elementos que han trepado los precios de varios insumos y eso se traslada al consumidor final. Es un problema global, es un problema donde hay un aumento muy grande del precio de esos fletes, una menor disponibilidad de insumos, no solamente de alimentos agropecuarios sino también de bienes tecnológicos.
En Estados Unidos la inflación se trepó casi a 7 % en noviembre. ¿Vamos a seguir viendo presiones así?
El dato de la inflación para Estados Unidos en noviembre fue de 6,8 %, una inflación que no se veía desde 1982, así que estamos viendo unas presiones muy grandes de inflación, producto en parte de la oferta, pero también de la recuperación de la economía mundial.
¿Pero vamos a seguir así en el 2022?
Pues mire, había una discusión hace algunos meses sobre qué tan transitorio iba a ser la presión de la inflación, es decir si era un tema de unos pocos meses mientras se solucionaban los problemas de desabastecimiento y aumento de precios de fletes y que parece que no, ya incluso la Reserva Federal hablaba de que probablemente la inflación llegó para quedarse un buen rato.
Estos problemas, especialmente en las cadenas globales de valor y el abastecimiento de materias primas e insumos tecnológicos parece que no se van a resolver pronto, así que no nos sorprendería que estas cifras de inflación, tal vez un poquito más moderadas, continúen durante la primera mitad del año. Luego debería empezar a resolverse en la segunda mitad del 2022.
¿Qué impacto podrá generar una inflación alta y prolongada?
Podría tener un impacto en términos de pérdida en el poder adquisitivo de los hogares. Ese tema también se está discutiendo en el alza del salario mínimo, que seguramente va a reconocer esa pérdida del poder adquisitivo.
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Allí hay un gran desafío que tiene la mesa de concertación salarial para definir el alza del mínimo. ¿De cuánto podrá ser el reajuste?
Yo diría que el desafío es grande por la inflación global, al final de cuentas el mandato de la Corte Constitucional señala que el salario mínimo debe preservar el poder de compra, el poder adquisitivo y pues naturalmente si la inflación esta en un 5%, ese debe ser una especie de piso en el contexto de la negociación del salario mínimo, y por supuesto va a ser parte central de la discusión en la mesa de concertación.
¿Se ha propuesto que el incremento sea del 6 % ó del 6,5 %. En ese sentido qué piensa?
Hay dos elementos grandes que se deben tener en cuenta para la definición de ese aumento del salario mínimo el próximo año. Lo primero ya lo hablamos, es el mantenimiento del poder de compra del salario mínimo, con una inflación del 5 % el salario debería aumentar a la par de esa inflación observada en este año.
El otro elemento tiene que ver con el aumento de la productividad laboral, que es básicamente la contribución que hacen los trabajadores en el aumento de la producción a lo largo del año. El Dane no ha hecho el anuncio oficial de cuánto fue la productividad laboral en lo corrido de este año, pero nosotros hemos hecho unos cálculos muy preliminares que nos dan un crecimiento del orden del 2,0 ó del 2,5 %.
Si usted suma las dos cosas, la inflación de alrededor del 5 % y un aumento de la productividad laboral de alrededor del 2 % ó 2,5 %, técnicamente el salario mínimo debería aumentar alrededor del orden 7,5 %, que es una cifra consecuente con esos dos elementos, pero falta conocer cuál es la cifra oficial del Dane en materia de productividad laboral.
Aumentos mucho más altos de esos dos elementos, de la inflación y el crecimiento de la productividad laboral realmente no tienen un impacto grande en la cantidad de empleo demandado, pero sí en la informalidad.
Colombia infortunadamente tiene un problema muy grande de informalidad laboral, el 63 % total de los ocupados son informales, es decir 6 de cada 10 personas, además no hay que olvidar que de los ocupados en total de Colombia, la mitad gana menos de un salario mínimo.
Entonces sí usted empieza a aumentar mucho el salario mínimo lo que hace es ampliarle esa brecha a las personas que están por debajo del salario mínimo y continuar excluyéndolas del empleo formal, así que hay que tener ese balance delicado, retribuirle el poder adquisitivo a los trabajadores y su productividad laboral, pero también no tan excesivo porque eso puede generar un aumento grave de la informalidad laboral.
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¿Es decir qué un aumento del 9 % cómo sugirieron en su momento algunos empresarios estaría desbordado?
Eso depende, porque falta ver la cifra ofical de productividad laboral. Si la cifra es alrededor de la nuestra, un aumento entre 7 % y 8 % suena razonable.
Si el Dane dice que la productividad laboral está en el orden del 3 % ó 3,5 %, un 9 % suena razonable, por eso digo que depende.
No me atrevería a decir que está desbordado, lo que sí estaría desbordado es un aumento del 10 % ó más y allí sí podría haber un impacto negativo en materia de empleo formal.
¿Hay quienes piensan que el aumento del consumo se ha hecho a punta de endeudamiento, usted qué piensa?
Cuando uno hace el análisis de cuáles son las fuentes de crecimiento hay que decir que el aumento grande ha sido el aumento del gasto de los hogares, del consumo privado, no tanto de la inversión.
El gasto de los hogares ya está por encima de los niveles de prepandemia y la inversión no se ha recuperado a los niveles prepandemia, así que esto ha sido un crecimiento liderado por el gasto del los hogares.
Ahora bien, la pregunta es si ha sido un crecimiento al debe y resulta que cuando usted mira las cifras del crecimiento del crédito bancario pareciera que no, realmente no ha habido un desborde grande en términos de ese aumento.
La cartera de consumo no se ha crecido de manera exagerada, lo que seguramente está pasando es que buena parte del aumento del gasto se está haciendo con desacumulación de los ahorros que hicieron los colombianos el año anterior, especialmente en los hogares con ingresos medios y altos.
Obviamente con las restricciones y la ausencia de movilidad, no se podía viajar y eso aumentó de manera importante el ahorro, pero lo que estamos viendo en este momento es una desacumulación de ese ahorro, así que por ahora las cifras no nos preocupan, nosotros monitoreamos día a día las cifras financieras bancarias, y por lo menos desde el punto de vista del crédito formal, no pareciera ver un gran endeudamiento por parte de los hogares.
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La tasa de cambio
¿Nadie tiene la bola de cristal sobre el dólar, pero qué han estudiado ustedes en relación con la tasa de cambio?
Nosotros estimamos que la tasa promedio en la que cerrará este año puede ser de $3.745. Pero el precio va a depender de dos temas grandes, lo primero es cuál va a ser la evolución del precio del petróleo que ha estado bastante dinámico, con precios por encima de los US$70 por barril. El precio del petróleo es muy importante para determinar el precio del dólar porque alrededor del 40 % de nuestras exportaciones, vienen justamente del petróleo. Entonces si aumenta el precio del petróleo implicará más dólares entrando y una presión hacia la baja del dólar.
En ese caso es difícil pronosticar qué va a pasar con el precio del petróleo.
Los expertos en este tema piensan que el precio del petróleo alto llegó para quedarse al menos en el corto plazo por la recuperación de la economía mundial.
El otro es el tema fiscal, hay un riesgo fiscal. Este Gobierno tuvo una reforma tributaria pero no resuelve todo el problema.