esde el 2001 en Colombia se celebra el Día del Niño, luego de que el Congreso de la República posicionara esta fecha para garantizar el desarrollo integral de los menores de edad.

Los eventos que se realizan en el marco del Día del Niño van más allá de las fiestas infantiles: son espacios para visibilizar la realidad de los menores e impulsar sus Derechos.

Es importante recordar que esta conmemoración surgió el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU se reunió en Ginebra, Suiza, y decidió reafirmar los Derechos de los Niños a nivel mundial, por medio de la aprobación de la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención Sobre Los Derechos del Niño. Sin embargo, cada país decide qué día celebrarlo.

Los niños nacidos en el siglo XXI cuentan con características únicas: la forma de enfrentarse al mundo es distinta a la de sus padres, han nacido en la era de digital, son más sensibles a las críticas y pierden el interés con facilidad. Aquí, diez características de la ‘Generación T' o ‘Touch’.

Según un estudio de la Universidad de Stanford, el cerebro de los jóvenes
de la ‘Generación T’ empieza a ignorar la voz de sus padres a los 13 años.

El género es lo de menos

Hoy en día los niños se toman su tiempo para reconocer su identidad sexual —hay 33 tipos de identidad de género—. Pueden llegar a sorprender a sus padres con un “no me gustan las niñas ni los niños, prefiero las personas”. De ahí que este pensamiento se refleje en su forma de vestir, que no necesariamente responde a los estereotipos de femenino y masculino. Con referentes como Willow Smith y Jaden Smith -hijos de Will Smith y Jada-, la tendencia es ‘genderless’.

No hay princesas a rescatar

Esta es la generación que ama a princesas que no necesitan ser salvadas por un príncipe azul, sino que se rescatan solas; heroínas como Mérida, protagonista de la película de Disney ‘Valiente’, o Moana, hija de un jefe indígena, sin ningún interés amoroso en la vida y más bien con un fin loable como es salvar a su pueblo. Niñas empoderadas que se cuestionan la manía de Blancanieves, Cenicienta y Bella de esperar que las despierten con un beso o las rescaten.

Amigos de la Tierra


Los niños de esta generación saben que tendrán que enfrentarse a un planeta enfermo. Desde que llegan al mundo, vienen con la tarea de evitar la hecatombe, así que desde muy pequeños se convierten en defensores de la naturaleza hasta el punto de convertirlo en un estilo de vida, como es el caso de la sueca Greta Thunberg, quien se convirtió en una de las activistas más jóvenes del mundo a sus 11 años, o el colombiano Francisco Javier Vera que a sus 12 años fundó el movimiento Guardianes por el Medio Ambiente. "Es una generación más consciente del ecosistema, por eso la tendencia a no querer ser papás y preferir las mascotas”, dice Paula Dávila, sicóloga.

Una nueva visión del mundo

Gracias a su alta exposición a los medios digitales y a la globalización que ofrece la tecnología, quieren “devorarse el mundo”. Los chicos no juegan ya a trabajar para otros, sino para ellos mismos, incluso desde chicos sueñan con sus propios emprendimientos. Su ideal no es conseguir un trabajo estable, es volar por el mundo, adquiriendo millas y conocimiento.

Más comida saludable

Aterrizaron en el planeta junto a campañas de alimentación sana como ‘No Comas más Mentiras’, de Redpapaz. Por esto saben leer las etiquetas de los productos que consumen. Su relación con el medio ambiente los alienta a dejar de consumir alimentos que provengan de los animales, o moda que contribuya al deterioro ambiental y laboral. Es común encontrar en las redes sociales pequeños influenciadores como Diana Roma, de 5 años de edad, que en su canal de YouTube, a demás de enseñar sus juguetes, muestra recetas de ‘Jugos saludables’ a sus seguidores. También suelen utilizar productos de cocina ‘ecofriendly’, pitillos metálicos y objetos de bambú.

La espiritualidad no es religión

Los pequeños no heredan por ósmosis, como antes, la religión de sus padres. Tienen suficiente información para asumir su espiritualidad de una manera muy personal. Sin ser los más optimistas del mundo, ponen su fe más en las acciones que en las palabras, de ahí que se unan a causas sociales y benéficas, para sentir que están más conectados con la verdadera esencia de la humanidad.