“Las condiciones de reclusión son deplorables, van en contra de los derechos humanos. Nuestra dignidad es pisoteada a diario”. Así es como el caleño Jhoan Sebastián Guerrero define las condiciones de la cárcel Quin-Pu en Shangai, China, y en la que paga una pena de 25 años por haber hecho de ‘mula’ en el tráfico de drogas.
Su denuncia ha sido muy escuchada por estos días a través de un audio que grabó la familia de Guerrero durante una llamada que este les hizo y que distribuyó en redes.
El vallecaucano reveló en ese audio que “nos toca hacer labores de ensamble y empaque para compañías chinas y extranjeras que contrata la cárcel. Ellos lo llaman ‘Prison Labor Reformation Program’ (Programa de reforma laboral penitenciaria), pero no es más que explotación casi esclava, ya que nos ponen unas cuotas y si uno no las cumple, no se puede acceder a rebajas de penas o ganar más dinero para comprar alimentos en la cárcel”.
Guerrero aseguró que tampoco es posible acceder a medicamentos y la comunicación es otro aspecto crítico para los presidiarios.
“Solo tenemos dos llamadas al mes por un costo de 10 dólares (29.000 pesos colombianos). A esto se suma que tenemos algunos compañeros que morirán antes de ver de nuevo a sus seres queridos”.
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Según la Cancillería, hay 217 colombianos reos en el país asiático, de los cuales dos están condenados a pena de muerte en última instancia, otro par con la misma sentencia pero en revisión en segunda instancia y 14 cuentan con cadena perpetua.
Guerrero, quien ya cumplió diez años de condena, es el menor de sus connacionales recluidos en China. Al estar con su madre viviendo fuera de Colombia y su padre sumamente enfermo, es su prima Siquiu Pérez Fernández quien ha estado pendiente de su proceso.
De acuerdo con ella, “Jhoan ha perdido casi el 80% de la visión, todo su cabello se ha caído y le ha bajado bastante la presión, todo esto producto de una enfermedad hormonal que él presentó por un descenso en sus sistema de defensa inmunológica, a la vez provocado por la mala alimentación”.
Y pese a que un sacerdote visita a los colombianos reos en la prisión de Quin-Pu para darles ayudas en el acceso de alimentos, Pérez aseguró que el salario que gana su primo en el lugar apenas alcanza para productos básicos que se aproximen a la alimentación colombiana habitual.
“Afortunadamente, el padre le llevó unas gafas con una fórmula que más o menos se ajusta a su falta de visión. Pero su proceso ha sido muy complicado. El hecho de haber sufrido una atrofia en el pie, la cual le impidió caminar, fue la única razón para que lo llevaran al médico y determinaran que él tenía esa deficiencia de vitaminas y defensas”, aseguró la prima del hoy condenado.
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La mujer indicó que, al igual que otros familiares, se está pidiendo que el Congreso agilice el trámite entre China y Colombia para repatriar a los presos.
“El consulado los visita una vez al mes y nos da información de cómo se encuentran. El apoyo no ha sido del todo malo, pero lo que sí hace falta mucho es mejorar la atención médica”.
Un caso en el que ese aspecto ha sido bastante dificultoso es el de Francisco Javier Rondón, oriundo de Calima, Valle, quien presentó un tumor en la parte superior izquierda del abdomen, que le hizo metástasis a inicios del 2019.
“Me estoy muriendo de cáncer, debido a la negligencia de las autoridades de la cárcel, sumada al silencio cómplice del Gobierno colombiano. Nuestras cartas enviadas a los familiares son confiscadas por denunciar las injusticias e irregularidades que ocurren al interior de la cárcel de Quin-Pu”, contó Rendón en otro audio distribuido por su familia a inicios de este año.
Y pese a que el 12 de diciembre del año pasado el vallecaucano inició el tratamiento de quimioterapia, no se ha podido detener el crecimiento del tumor, situación que él había informado desde el 2016 a la cárcel, la cual no le había autorizado la debida atención que él requería y más si se trataba de un sobreviviente de cáncer testicular.
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Acuerdo de repatriación, en trámite
En julio pasado, durante su visita diplomática a China, el presidente Iván Duque destacó la firma del tratado de repatriación de presos entre Colombia y la República Popular China.
El acuerdo, que tras la firma deberá ser tramitado en el Congreso, establece que los colombianos condenados en el país asiático podrían regresar a pagar sus penas en Colombia.
Esto, según el Presidente, “teniendo en cuenta condiciones de carácter humanitario”.
El requisito para que aplique la repatriación, según explicó el entonces canciller Carlos Holmes Trujillo, es que tanto la pena como el delito de cada detenido existan en ambos países.
Según establece el tratado, este aplicaría para condenados colombianos por delitos como narcotráfico, el cual es castigado en China con la cadena perpetua. Además, Duque informó del interés del presidente chino, Xi Jing Ping, en la posibilidad de un tratado de extradición entre ambos países.
En septiembre pasado, el viceministro de Justicia de la República Popular China, Yuan Shuhong, expresó la voluntad del Gobierno de su país de avanzar en el Tratado para el Traslado de Personas Condenadas.