Acciones como ayudar en la búsqueda de personas desaparecidas, atender a víctimas del conflicto armado en Colombia, brindar atención en salud a quienes han resultado heridos por artefactos explosivos y socorrer a la población migrante en todo el territorio nacional, son solo algunas de las que año tras año ha venido desarrollando el Comité Internacional de la Cruz Roja durante 52 años de permanencia en el país.

Tan solo en el 2020, año impactado por la pandemia del covid-19, 1.198.000 personas recibieron diferentes tipos de ayudas de parte del Comité Internacional de la Cruz Roja, de la Cruz Roja Colombiana y demás socios. Por ejemplo, 30 personas que sobrevivieron a la explosión de artefactos en medio de la guerra hoy se movilizan mejor gracias a sillas de ruedas, prótesis y otros elementos de rehabilitación física. Adicionalmente, se logró ayudar a 22.100 personas para que tuvieran mejores condiciones sanitarias, de infraestructura y de acceso a agua.

En entrevista con El País, Kian Abbassian, jefe de la Subdelegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Cali, Valle, Cauca, Nariño, Quindío y Tolima, habló del recrudecimiento del conflicto por el que atraviesa Colombia, explicó por qué le preocupan los ataque a las misiones médicas, dio detalles del trabajo en Derechos Humanos que está haciendo la CICR con la Fuerza Pública y contó qué buscan con las visitas que hacen periódicamente a las cárceles del país.

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¿En qué se está enfocando el trabajo de la Cruz Roja ahora cuando se ha vuelto a recrudecer un poco el conflicto en el país?

Colombia es un mosaico de realidades, pues hay zonas profundamente tranquilas que podríamos llamar de posconflicto, pero hay lugares donde todavía se registran conflictos armados y hay mucha violencia. Es en estos sitios donde se está enfocando nuestro trabajo y donde hemos venido realizando actividades en busca de la protección y asistencia de las personas que se han visto afectadas por artefactos explosivos, o ciudadanos que han sido víctimas de desaparición forzada o de violencia sexual.
Cuando miramos las cifras que nos ha dejado hasta el momento el 2021 y las comparamos con el 2020, vemos que estas afectaciones han ido aumentando y eso nos preocupa bastante.

¿Cómo han hecho para llegar hasta estos territorios y brindarles ayuda a las comunidades que quedan en medio del fuego cruzado?

Ha sido difícil porque han ocurrido varios ataques a las misiones médicas, no específicamente las que llevamos desde la Cruz Roja Colombiana o la Cruza Roja Internacional, sino a las ambulancias, personal que se encuentra en puestos de salud y hospitales.
El departamento del Valle del Cauca representa un tercio de las afectaciones a las misiones médicas que se han presentado en el país. Nos preocupa mucho que estos hechos se presenten cuando vamos a evacuar personas heridas en medio del combate y no se respete el derecho internacional humanitario.
Por esta razón queremos hacer un llamado a todos los actores del conflicto para que respeten el personal médico, no solo la integridad de los profesionales en la salud, sino de todos aquellos que hacen parte de la misión como conductores o ayudantes.

El Valle ha sido uno de los departamentos más afectados por la activación de artefactos explosivos. ¿Cómo ha sido el trabajo del CICR?

En este departamento y también en Cauca y Nariño hemos trabajado mucho con las víctimas para apoyarlos en su proceso de orientación, de salud física y mental. No tenemos una acción de desminado humanitario pero hacemos jornadas de protección y sensibilización con las comunidades.
Para brindar ayuda psicológica vamos a terreno y atendemos a estas personas en diferentes jornadas. Adicionalmente, pueden comunicarse a una línea internacional que se llama el CICR me escucha.
El número que pueden marcar desde cualquier celular Claro y ETB es el #919 para ser atendidos por profesionales, quienes los orientarán según lo requerido.
Nuestro mayor valor agregado es cuando estamos cerca de las personas en su propio entorno y en terreno, cuando tenemos el contacto real con ellos, pero es un esfuerzo de nuestra organización para abrir un canal telefónico adicional para aquellas personas que no han logrado vernos. Además, allí pueden comunicarnos y tener algunas observaciones sobre nuestras maneras de trabajar. Esta línea telefónica es un esfuerzo para hacer nuestro trabajo más inclusivo y más participativo.

Pasando a otro plano, ¿cuál es el trabajo que están haciendo en las cárceles?

Actualmente estamos revisando las cárceles que vamos a visitar en esta última parte del año. Vamos a realizar intervenciones en las que habrá, en primera instancia, un diálogo con las autoridades, además le realizaremos entrevistas a los detenidos de manera privada y confidencial para conocer cómo se encuentran y en qué condiciones viven en estos establecimientos. Luego, a partir de estas conversaciones, compartimos algunas observaciones a las autoridades con el fin de mejorar la condición de reclusión de estas personas. También brindamos apoyos y asistencia humanitaria.

¿Cómo avanza el tema de capacitación en Derechos Humanos a los miembros de la Fuerza Pública?

Estas capacitaciones hacen parte de nuestro trabajo y lo hacemos en Colombia con la Fuerza Pública y, cuando lo permiten, también incluimos a otros actores armados. Estos entrenamientos se trabajan en base a estándares humanitarios y normas internacionales de uso de la fuerza.
Con estos trabajos buscamos que sean incluidos en los curriculum para que luego se puedan dictar por la misma institucionalidad colombiana, pues la idea es alcanzar a capacitar a todo el conjunto de la Fuerza Pública. En estas capacitaciones los policías o militares realizan talleres sobre temáticas que responden a la realidad del terreno y lecciones aprendidas luego de situaciones específicas.

¿Qué balance hace de 52 años de la presencia del CICR en Colombia?

Solo quiero decir que seguimos comprometidos con las poblaciones civiles y las personas protegidas por el Derecho Internacional Humanitario. Apoyamos cualquier iniciativa que va en beneficio del alivio del sufrimiento humano y hacemos un llamado a las partes en conflicto para que respeten los derechos humanitarios.