Protestas en el día, saqueos y disparos en la noche, peajes para ir a trabajar, vandalismo, locales comerciales que cerraron o adquirieron millonarias deudas para seguir a flote.

Ese es el panorama que describen moradores y comerciantes de los sectores bloqueados por las protestas como Puerto Rellena y Calipso, y que después de dos meses tienen aún el anhelo de que sus vidas vuelvan a la normalidad. A caminar por las calles del barrio sin miedo, “sin ver gente rara”, dicen.

En otros sectores como el Paso del Comercio -desbloqueado el 22 de junio- algunos vecinos manifestaron que la situación empeoraba con el pasar de los días y que incluso lograron organizarse para levantar los bloqueos por cuenta propia. En el sector de El Ancla, incluso, hasta la informalidad estaba impactada y algunos moto-ratones se quejaban porque la gente ya no subía al Aguacatal y Montebello. A continuación, algunos relatos de los moradores y comerciantes de estas zonas de Cali.

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Puerto Rellena

Para los comerciantes de Puerto Rellena, lograr abrir sus negocios después de dos meses de bloqueo es un acto de sobrevivencia.

“Estuvimos dos meses encerrados sin poder trabajar. En el negocio en el que trabajo sobrevivimos 20 familias, es complicado porque estuvimos sin salarios porque el negocio no producía y para nosotros no hubo ayuda de nada”, dice un hombre, que como la mayoría de los que participan en esta nota prefieren no decir su nombre por el temor a represalias.

“En el sector se estaban haciendo obras de construcción y con los bloqueos en Puerto Rellena el proceso se congeló. Salieron los trabajadores, el ingreso de materiales y la salida de escombros era un problema. Se les pedía colaboración a los de primera línea para que pudieramos pasar”, dice.

Según comerciantes del mismo sector los locales comerciales de Puerto Rellena, cuatro cuadras a la redonda del punto de bloqueo, estuvieron dos meses cerrados.

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“Estábamos atemorizados porque los muchachos –de la primera línea- tenían el control de todo el sector. Llegó un momento en que necesitamos abrir para trabajar y nos dejaron, pero la actividad de clientes fue muy poca. Solo vendíamos un 20 % o 30 % frente a lo que vendíamos normalmente y eso que ya veníamos golpeados por el covid. Esto nos afectó bastante, pero ahí vamos, tenemos que recuperarnos”.

La situación no solo fue compleja para los comerciantes sino también para los vecinos del sector. “Uno salía con miedo de la casa para toda parte, no había dónde comprar nada, todo caro y el vandalismo fue duro. Mi yerno tenía trabajo y lo suspendieron, primero por la pandemia y ahora por este paro, nos hemos visto afectadas económicamente para nuestro sustento, no hay plata con que hacer el mercado. Uno se ve triste de ver la ciudad como quedó”, comentó una mujer de la tercera edad.

Un hombre complementa: “Es extraño ver a Puerto Rellena ahora porque un cruce tan importante estuvo por dos meses muy desolado y ahora se vuelve a ver el flujo de gente y carros. La semaforización está dañada y esperamos que la recuperen pronto porque este es un cruce peligroso. Esperamos que todos nos apoyen y volvamos a las venta”.

Calipso

Para Andrea Castaño, diseñadora y madre, esta situación fue difícil pese a que las dos primeras semanas apoyaba el paro después todo se tornó muy oscuro, “era una odisea pasar al otro lado, yo vivo en el barrio Nuevo Horizonte, estoy en toda la mitad de Puerto Madera y Calipso, me tocaba buscar caminos alternos pero eran muy demorados y además cada que tomaba algún atajo terminaba discutiendo con alguno de los muchachos ya que colocaban cables que uno ni veía o tachuelas que se metían en la llanta y terminaba uno con la llanta pinchada”, narra.

Sostiene que su hija en ese mes estaba finalizando semestre en la Universidad y como dañaron la estación del MÍO les tocaba llevarla a estudiar. “Había que salir con casi dos horas de anticipación para poder llegar a tiempo, sumado a esto dañaron tres supermercados que eran los que nosotros mercabamos”.

Robinson González, un hombre de la tercera edad, quien vive hace 20 años en la zona, dice que los bloqueos han sido caóticos y afectaron principalmente a los niños y los ancianos que son los más desprotegidos.
“No entiendo por qué dañaron una estación del MÍO tan bella como la de Calipso, si en esos buses se transportan los padres y familiares, los hijos, los abuelos. Los que dañaron esa estación son vándalos, que le hacen mal a Colombia. Mire el Éxito, lo destruyeron, lo robaron. Crearon muchos problemas a la sociedad, no hay derecho”, comentó.

Tras casi dos meses de bloqueo los habitantes y comerciantes del sector de La Nave tratan de comenzar de nuevo sobre un panorama de destrucción e inseguridad.

Los Mil Días

Moradores de barrios como el 7 de agosto, Ulpiano Lloreda, La Base y La Floresta, también vivieron la zozobra, de quizá uno de los bloqueos más violentos: el del puente de los Mil Días. ”Fuimos testigos de bloqueos desde que empezó esta situación, hubo manifestaciones tranquilas en la mañana, pero en la tarde aparecían los vándalos con los saqueos, pidiendo peajes para que la gente pudiera pasar, quemando carros, esto fue impresionante, y por la noche era peor. En este sector murieron cerca de tres personas.

Para hacer nuestras funciones había que salir más temprano a las 4:00 de la mañana tocaba que dialogar con los jóvenes, supuestamente, protestante pacíficos, porque hicieron vandalismo, dañaron torres, el puente, saquearon. Eso no es protesta, la protesta se hace pacíficamente”