En las carreteras del Valle del Cauca cada vez son más frecuentes las escenas en las que la Policía o el Ejército detiene a vehículos particulares, taxis y camiones que transportan ocultas sustancias estupefacientes. Por ejemplo, el pasado fin de semana, en la vía Andalucía - Cerritos, se incautó una tonelada de marihuana tipo creepy, avaluada en $400 millones y se capturó a una persona.

Un día después, cerca del municipio de Obando, Valle, fueron sorprendidos dos conductores de vehículos particulares que transportaban 400 kilogramos de marihuana, quienes al notar la presencia de las autoridades dejaron abandonados los automóviles en una vía terciaria. Sin embargo, uno de ellos fue detenido.

Según cifras de la Policía Valle, en el marco del Plan 1000 contra el microtráfico, en lo que va corrido de 2022 se han incautado en el departamento 3231 kilogramos de clorhidrato de cocaína, 166 kilos de base de coca, 1200 de heroína y 24.919 de marihuana.


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De acuerdo con David Restrepo, investigador del Centro de Estudios Sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes de Bogotá, “estas incautaciones se dan porque el Valle es el mayor corredor de producción de marihuana, que se concentra en el norte del Cauca, y desde donde se distribuye a todo el país y a los mercados de exportación ilegal”.

La vía Cali - Andalucía, el corredor Andalucía - Cerritos, la carretera que comunica a La Paila con Armenia y el trayecto entre Mediacanoa y La Virginia, son los lugares en donde se han presentado las mayores incautaciones.

Sin embargo, otras carreteras de la región también son atractivas para las bandas que se dedican al transporte de estupefacientes. Solo el pasado lunes la Policía comunicó que en el kilómetro siete de la vía que comunica a Robles con Jamundí, al sur del Valle del Cauca, fueron incautados 130 kilos de base de coca que eran transportados en un vehículo particular con destino a Bogotá.

De acuerdo con las cifras de la Policía, de enero a marzo de 2022 se incautaron a nivel nacional 174.7 toneladas de heroína.

En este caso la droga estaba avaluada en $800 millones y una parte iba oculta en el depósito del combustible.

Esta estrategia surge luego del éxito del Plan 100 contra el microtráfico en 2021, que dejó resultados relevantes contra la fabricación, el porte y venta de estupefacientes. Este programa, que cuenta con 330 operaciones estructurales, busca erradicar los expendios de venta de cocaína, bazuco, marihuana y otras sustancias alucinógenas que afectan la vida y la seguridad en múltiples barrios y entornos escolares de todo el país.

Además del desmantelamiento de las estructuras cuya economía criminal gira en torno al narcomenudeo y el derribamiento de las llamadas ollas, la estrategia también contempla el bloqueo de expendios virtuales, es decir, los portales y sitios de Internet a través de los cuales se ofrecen los estupefacientes.

De acuerdo con las cifras entregadas por el Comando General de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional, en Colombia en el primer trimestre del año se incautaron 119.6 toneladas de marihuana y 177.3 de cocaína.

“Históricamente Colombia ha sido el país que más incautó cocaína y otras sustancias, sin embargo, a pesar de todo ese esfuerzo por reprimir esa comercialización el país tiene los mayores problemas con el crimen organizado y la violencia asociada al narcotráfico. Es decir, que el aumento en las tasas de incautación no representa ningún avance en seguridad y política de drogas”, aseguró Restrepo.

Además, explicó que a la conclusión a la que han llegado investigadores en este tema es que el aumento en las cifras de incautación representa una mayor disponibilidad y capacidad de producción de estas sustancias. “La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) ha demostrado que todo el esfuerzo por aumentar la erradicación se ha venido correlacionando con una mayor productividad de la industria del narcotráfico en el país”, dijo el experto.

Frente a esta situación, el investigador afirmó que los esfuerzos de las autoridades no deben centrarse solo en la incautación de drogas, sino que por el contrario se debe pasar a un mercado regulado que genere también avances en la seguridad ciudadana.

“No deben centrarse los esfuerzos en erradicar las drogas, lo hemos intentado y llevamos 50 años de guerra contra los estupefacientes. El enfoque que se debe dar a las estrategias es cómo reducir el daño que generan las drogas y la inseguridad que causa el narcotráfico. Para hacer eso se necesita una regulación para disminuir el ánimo de lucro que tienen las organizaciones cuya economía gira alrededor de estas ventas”, finalizó Restrepo.