No ha habido reforma tributaria en Colombia que no toque el popular IVA (Impuesto al Valor Agregado) o como le llaman ahora Impuesto a las Ventas.
El actual Gobierno Nacional no ha sido ajeno a esa práctica y en su controvertida Ley de Financiamiento también le ‘echará mano’ a ese gravamen para ayudarse a conseguir recursos en el 2019 y cubrir el hueco fiscal de alrededor de $19 billones.
Pero el asunto no es que esta nueva administración ponga en la mira el IVA, el tema es que pretende extenderlo a todos los productos de la canasta familiar, cuando hasta ahora solo se aplica a ciertos alimentos y con tarifas diferenciales.
En razón a ello, se ha desatado una gran polémica a escala nacional porque el plan es que se fije una tarifa de IVA del 18 % en el 2019 a productos claves como la carne, los huevos, la leche, el pan, el arroz y una veintena más de alimentos y bienes que consumen los hogares colombianos.
Hoy, la tarifa general de ese impuesto es del 19 % y si bien la idea es bajarlo un punto porcentual en el siguiente año y otro más en el 2021, las críticas de empresarios, gremios, amas de casa, académicos y hasta de los mismos congresistas no han bajado de tono.
¿Por qué es tan importante?
Históricamente este impuesto ha sido el mecanismo de más fácil recaudo para los diferentes gobiernos y es que a través de él se pueden conseguir recursos por cerca del 5 % del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Las cifras hablan por sí solas: Ese impuesto representó ingresos por $31,9 billones en el 2017, de acuerdo con cifras reportadas por la Dian. El 23 % del recaudo que para el año pasado alcanzó los $136,5 billones. En lo corrido de este año (enero- octubre), la cifra de recaudo por concepto del IVA asciende a $29,3 billones, registrando un aumento del 9,4 % con relación al mismo periodo de 2017.
César Ferrari, docente de Economía de la Universidad Javeriana y miembro del Observatorio Fiscal, consideró que hay varias razones que explican la preferencia de los gobiernos por plantear modificaciones al IVA en las reformas tributarias, principalmente porque es un impuesto que pagan todas las clases sociales y facilita su recaudo.
“Es más fácil hacer que las clases medias y populares paguen impuestos, que hacer que los ricos lo hagan. En Colombia, las principales fuentes de recaudo son los impuestos indirectos y los que pagan las empresas. La razón es que es más fácil cobrar esos impuestos a los que tienen poca vocería para evitarlos, que cobrarlos a los que pueden hacer lobby para evitarlos o conseguir algún tipo de reducción”, explicó Ferrari.
Con esta postura coincidió el docente del Colegio de Estudios Superiores de Administración (Cesa), José Roberto Acosta, quien afirmó que el IVA se presta para no permitir ningún beneficio, exención o trampa en las personas que lo pagan, porque se grava en el acto del consumo y no requiere tantas complejidades como la actividad productiva, que si pueden, de cierta forma, eludir impuestos vía exenciones a sectores poderosos.
Por su parte, el decano de Economía de la Universidad Central, Erick Behar, señaló que más allá de lo que pese el IVA en el recaudo de impuestos, es la inmediatez con la que consiguen los recursos lo que hace que se convierta en uno de los principales fuentes de ingresos para los gobiernos.
“Es un impuesto relativamente rápido y que se recauda con más facilidad. Es decir, es una fuente masiva de ingresos y un instrumento que tienen los gobiernos para llegarle prácticamente a todo el mundo, a diferencia de otros tributos y por eso es más atractivo”, explicó Behar.
¿Cuántas clases de IVA existen?
Las tasas de IVA que están vigentes (0 %, 5 % y 19 %) fueron establecidas en la reforma tributaria del 2016, cuando la tarifa general subió del 16 % al 19 %, gravando al 53 % de los productos y bienes de la canasta familiar, entre ellos algunos alimentos procesados, el vestuario, electrodomésticos, productos de aseo, transporte y diversión, entre otros.
Sin embargo, el proyecto dejó con IVA del 0 % los alimentos básicos de la canasta como la leche, los huevos, el queso, las carnes, los cereales, las frutas y las verduras; la educación, los servicios médicos y medicamentos, el transporte público, entre otros.
La tarifa del 5 % fue aplicada a productos como el azúcar, el café, las harinas, los fumigadores para uso agrícola y los productos de higiene femenina, este último declarado inexequible por la Corte Constitucional esta semana, ya que al gravar productos de primera necesidad para las mujeres se violaba el derecho a la igualdad.
Dentro de los bienes excluidos se encuentran el arroz, las frutas u otros frutos secos, el gas natural licuado, caucho natural, máquinas para cosechar y trillar, entre otros.
Por su parte, los servicios excluidos del IVA son, principalmente, de expendio de comidas y bebidas y algunas pólizas.
Entre los bienes exentos están las carne bovina, porcina, ovina, las aves y los pescados. Asimismo, el queso fresco sin madurar, los huevos de gallina y las demás aves, leche y nata, entre otros.
¿En qué otros países existe el IVA?
En muchos países del mundo. En la región latinoamericana el tributo existe desde hace muchos años.
Pero más allá de su existencia en otras naciones, la pregunta es ¿qué tasas se manejan en la región?
Colombia tiene en la actualidad una de las tasas de Impuesto de Valor Agregado más altas de América Latina.
El listado lo encabeza Uruguay, con una tarifa del 22 %, seguido de Argentina (21 %), Chile y Colombia (19 %), Perú (18 %), mientras que los países que tienen menores tarifas son Paraguay (10 %), Ecuador (13 %) y Bolivia (13 %).
El Decano de la Universidad Central explicó que el país tiene una tasa de IVA promedio dentro de la región, pero sería alta frente a países como Inglaterra, en donde la tasa es de 0 % para la canasta familiar.
“En cuanto a la región realmente estamos en el promedio del IVA, pero si nos comparamos con otros países, sí hay unas diferencia muy notorias”, indicó Behar.
Para el académico, lo que se ha notado en el país es que los gobernantes que llegan siempre cambian el IVA y no se tiene una historia relativamente estable y constante con un mismo nivel de gravamen.
Su aparición
Aunque no está definida una fecha exacta, se considera que el Impuesto al Valor Agregado se remonta al año 1963 cuando existía una tarifa general del 3 %.
Sin embargo, otras versiones indican que pudo haber iniciado en 1975 con un gravamen del 10 % a los importadores y exportadores. El docente de Economía de la Universidad Libre, Jorge Enrique Rodríguez, explicó que la tarifa inició en 10 % y ha venido creciendo progresivamente hasta llegar al 19 % que rige en la actualidad.
“El IVA ha venido creciendo porque es un impuesto indirecto que recae en todas las personas, mientras que el impuesto de renta es selectivo y esta basado en los recursos”, explicó.
En 1990, durante el gobierno de César Gaviria, la tarifa del IVA subió al 12 % y se amplió la base de gravamen, incluyendo algunos servicios con tarifas diferenciales.
“Este impuesto arrancó desde los años 60 y posteriormente en la década del 80 se pasó a hablar del Impuesto al Valor Agregado y hoy en la actualidad se conoce como Impuesto a las Ventas.
A partir de la institucionalización en los 80, empiezan a subir las tarifas y a ampliarse la base gravable hasta llegar a los niveles exorbitantes e inaceptables de hoy en día, que es gravar la comida”, explicó José roberto Acosta.
Sin embargo, en 1992 se estableció un periodo de transición entre 1993 y 1997, en el que la tarifa general del impuesto era del 14 %; además se declararon bienes exentos los productos agropecuarios, viviendas, premios, servicios médicos, transporte público, leasing y servicios públicos. No obstante, la tarifa general se aumentó del 14 % al 16 % en 1995.
Durante el Gobierno de Ernesto Samper (1998) se gravaron con una tarifa del 10 % algunos productos de la canasta familiar. Dos años más tarde, la tarifa del IVA se incrementó al 16 % y se introdujo un nuevo listado de bienes exentos y se mantuvo una tarifa diferenciada del 10 % sobre algunos bienes de la canasta básica.
Ya en el Gobierno del señor Álvaro Uribe se instituyeron tarifas diferenciales de 7 %, 10 % y 20 %, y se disminuyó la lista de bienes excluidos, además, se trasladaron algunos bienes exentos al régimen de exclusión.
Pero el más reciente cambio, y que fue centro de polémica durante la administración de Juan Manuel Santos (2016), fue el incremento de la tarifa del IVA del 16 % al 19 %, pero se mantuvieron exentos los productos básicos de la canasta familiar como la leche, los huevos, el queso, las carnes, los cereales, las frutas y las verduras.
Lo que ha habido en la historia del IVA son tasas diferenciales con unos productos gravados al 5 %, 10 %, 12 %, 16 %, y algunos excluidos y otros exentos. La más reciente reforma tributaria, la del 2016, generó cambios fuertes en el IVA, como el aumento del 16 % al 19%, que desató gran polémica, la misma que se está dando ahora.
Así está el IVA en la actualidad
Actualmente el 53 % de la canasta familiar está gravada. Por ejemplo, hoy se paga IVA del 5 % por el azúcar, café, chocolate y carnes frías. Del 19% en la compra de electrodomésticos, prendas de vestir, jabones, detergentes, calzado, dulces, salsas, gaseosas, jugos, aceite, servicios de televisión, entre otros.
Mientras que no pagan IVA los siguientes productos: carnes frescas, frutas y hortalizas, panela, servicios médicos, agua, leche, huevos, queso, arrendamiento, servicios públicos, matrículas, pensiones escolares, exámenes de laboratorio y servicios de hospitalización, cuadernos y libros.
De estos solo quedarían excluidos del IVA los servicios públicos (gas, energía y acueducto) y lo de salud, según la propuesta del Gobierno.
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