*Lorena Mejía, es una ingeniera caleña quien en medio de la pandemia quedó desempleada. Con los recursos de las cesantías y prestaciones sociales, Lorena mantuvo su liquidez por algunos meses, pero al finalizar noviembre de 2020 el dinero se acabó, y hasta hoy no tiene un nuevo empleo.
“Utilicé todo el cupo de $4 millones de mi tarjeta de crédito, y no tengo cómo pagar. Hasta me reportaron en Datacrédito”, señala con angustia.
Para otros como *Alejandro Murillo, un técnico en refrigeración, y padre de dos hijos, su alternativa fue pedir la refinanciación de un préstamo de libre inversión que tomó hace dos años. “Me ampliaron el plazo en 18 meses, pero sé que ese crédito saldrá caro al final”. Dice que está resignado, ya que “no tenía otra opción para evitar un proceso jurídico, o un embargo”.
Lo ocurrido a Lorena y Alejandro es casi lo mismo que le pasó en el 2020 a miles de colombianos que “se colgaron” en los pagos a los bancos, al quedar sin trabajo, o porque sus ingresos cayeron en las cuarentenas.
Pese al duro golpe de la pandemia, las personas continuaron endeudándose para sostener el consumo de los hogares, mientras las empresas lo hicieron para reactivar la producción.
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De acuerdo con la Superintendencia Financiera, durante el 2020 los bancos desembolsaron $362 billones a través de diferentes modalidades de crédito. La cifra fue, sin embargo, inferior en $71 billones respecto al 2019. Solo entre marzo del 2020 y enero del 2021 el sistema financiero colocó créditos por $283 billones.
Únicamente por concepto de ‘dinero plástico’, la banca financió gastos de bienes y servicios por $60,2 billones el año pasado, siendo diciembre el mes más dinámico con $7,24 billones, luego de meses de altibajos por el cierre de negocios y los toques de queda.
Respecto a los préstamos de consumo los mismos sumaron $68,3 billones. La cifra fue menor a la del 2019 cuando ese rubro alcanzó los $94 billones. El microcrédito, el más utilizado por los mipymes y famiempresas, retrocedió al totalizar $5,31 billones.
Frente a tales comportamientos, Alejandro Reyes, economista del Bbva, señala que “las grandes compañías tomaron mucho crédito para sortear la crisis, mientras las pequeñas se inclinaron por la línea de las garantías del FNG, y en los hogares los alivios representaron un 43% del total de la cartera del sistema financiero”.
El analista dice que esa dinámica del crédito se mantuvo pese a las dificultades causadas por la crisis sanitaria, lo que sirvió para sostener el desempeño económico.
Por su parte, el también analista, Julio Escobar, destaca “que los créditos de libranza tuvieron lento avance, pero presentaron mayor impulso las compras con tarjeta de crédito, en tanto que los de la línea hipotecaria se aceleraron por los nuevos subsidios y a las tasas de interés”. Esos desembolsos hipotecarios fueron de $19,4 billones en 2020.
Frente a esta nueva realidad, Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp Capital, opina que hubo un comportamiento inusual de la cartera bancaria porque se dieron alivios a personas y empresas. Anota que “el 2021 seguirá siendo un año atípico porque la gente tendrá que conseguir recursos para pagar nuevamente los préstamos congelados. Eso de alguna forma dependerá del descenso del desempleo”.
El PAD, ¿un salvavidas?
Debido a que muchos no pudieron honrar el pago de sus compromisos con los bancos, el Gobierno implementó el Programa de Acompañamiento a los Deudores, PAD, que empezó a regir desde el 1 de agosto del 2020 e irá hasta el 30 de junio del 2021.
Aunque algunos especialistas consideran que las refinanciaciones fueron útiles, otros se quejan porque esos alivios siguen siendo costosos.
Frente a tal reclamo, la Superfinanciera asegura que mediante el PAD la refinanciación de cuotas mensuales permitió su reducción en un promedio del 27,8%, mientras en tasas la disminución estuvo alrededor del 1,62%. A su vez, el aumento promedio de los nuevos plazos ha sido del 37% con períodos de gracia de seis a 37 meses.
Bajo el PAD hasta el pasado 27 de enero se habían redefinido préstamos a 1.914.691 usuarios por $31,5 billones.
Pese a ello, el senador conservador, David Barguil, cuestiona el PAD. “El tema de los mal llamados alivios es una crónica de una muerte anunciada, porque nunca se congelaron los créditos, solo se postergaron los pagos de las cuotas sin que se redujeran las tasas de interés”, y recalca que “en ese sentido, no vimos ninguna solidaridad por parte de los bancos que al final simplemente realizaron un aplazamiento del pago”.
Advierte el congresista que “una vez finalizado el periodo de gracia se vendrá el golpe brutal para el bolsillo de las familias y las empresas, ya que les cobrarán tasas de interés más altas”.
Lo contrario piensa el economista del BBVA, Alejandro Reyes, quien recalca que el PAD ha sido útil “porque se trata de un gran esfuerzo de la banca, lo suavizó el consumo de las familias, ya que en el caso de los créditos hipotecarios los alivios representaron el 67% del total de la cartera.
A propósito de este último segmento crediticio, llama la atención que 9.792 de préstamos de Vivienda no VIS fueron refinanciados por $1,23 billones. De igual manera, el PAD les permitió a 22.764 usuarios redefinir plazos y tasas de interés en créditos de vehículo.
Barguil riposta al afirmar que el verdadero salvavidas será “la ley de borrón y cuenta nueva en centrales de riesgo donde incluimos una amnistía por una sola vez a quienes se pongan al día o refinancien la deuda en los 12 primeros meses de vigencia de la norma”.
El riesgo de que más usuarios se conviertan en morosos no se descarta. Tanto que la Asobancaria reveló que la cartera vencida del sistema llegó a $27,1 billones en enero último, lo que significó un aumento de $3 billones.
*Nombres cambiados a petición de la fuente
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Más riesgos y exigencias
Debido al cúmulo de refinanciaciones y frente al riesgo de que aumente la morosidad, los analistas prevén que los bancos se volverán más exigentes a la hora de prestar durante el 2021.
“Eso será más evidente en la línea de consumo”, indica el analista Julio Escobar, precisamente para evitar que aumente la morosidad de los clientes”, mientras no reaccionen favorablemente el empleo, la economía y el consumo.
Lo anterior lo comparte el economista Daniel Velandia, al indicar que ese nivel de exigencias seguramente aumentará. “Habrá más cautela de los bancos y en la medida en que haya más tranquilidad y reactivación económica, repuntará la cartera”.
Otro punto de vista tiene el senador David Barguil quien manifiesta que ese mayor endeudamiento “sugiere que las familias están pasando por un mal momento en sus ingresos corrientes y se ven forzadas a financiarse mediante las tarjetas de crédito”.
Advierte que “este comportamiento puede tener graves consecuencias, ya que las tasas de interés de las tarjetas de crédito son las más altas del mercado e incluso están pegadas al techo de la usura”.