Este jueves, cuando se conmemoran 40 años de la primera estrella del América de Cali o del famoso ‘Aquel 19’, el exvolante Juan Caicedo, uno de los protagonistas de esa gesta, dice, no estará muy alegre. Hace dos meses, el 19 de octubre pasado, uno de los cuatro hijos de Juan desapareció.
Aquel 19 de octubre
—Estábamos acostados en mi cama ese sábado en la tarde viendo el partido del América contra Nacional, en eso llaman a Juan José para que hiciera un servicio de transporte, pues tenía un carro trabajando con aplicaciones. Pero la persona que lo llamó, una mujer, no parecía una clienta, más bien alguien de mucha confianza porque le dijo que la fuera a recoger y él respondió ‘estoy con mi papá viendo el partido, ahorita te recojo’. Terminó el partido y él se fue, desde ahí no sé nada de él—.
El 19 de octubre pasado, en el barrio El Refugio, sur de Cali, Juan Caicedo vio por última vez a su hijo Juan José. Eran las 10:30 p.m.
Desde esa noche, una mirada fuerte y una voz triste caracterizan al exvolante tumaqueño, quien dice que “han sido días difíciles porque uno está en la incertidumbre de si aparece o no, si está muerto o si está vivo”. Hoy, en la casa de Juan, no hay adornos de Navidad.
—Él respondió a esa llamada con tanta confianza que a mí me extrañó, pero yo simplemente me quedé callado. Terminó de comer y me dijo ‘papá, nos vemos’. Si yo me hubiera dado cuenta esa noche que él iba a recoger a esa persona a Jamundí, yo le digo que no, porque sé que la vía Jamundí - Cali es peligrosa, yo no lo hubiera dejado salir del apartamento a esa hora—.
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El bonachón de Juan José
—Fafarachero, conversador, alegre, bonachón, le gusta jugar mucho con los amigos, juega muy bien al fútbol y le pega tan duro al balón como le pegaba yo en mis tiempos—.
Juan José tiene 27 años, es papá de una niña de 4 años, esposo, conductor por aplicaciones y estudiante de cuarto semestre de Administración en la Universidad Santiago de Cali.
—Es un muchacho sano, que no tiene pierde. Hace poco había llegado de Panamá de unas vacaciones con la mamá. Sin embargo, su comportamiento empezó a cambiar y no sé por qué. Es más, Juan José aún depende económicamente de mí y entre las probabilidades de su desaparición no creo que sea un asunto de dinero—.
—Juan José vive con su esposa y su hija en los Alcázares, pero viene mucho acá a El Refugio. Nunca me contó que tuviera problemas o tal vez no me dijo nada porque siempre le dije que no se metiera por mal camino, porque eso termina en la cárcel o en el cementerio. Como yo lo apretaba, a mí no me contaba nada, se lo contaba a la mamá, a la hermana o a la mujer, pero a mí no, porque yo sí le decía cuando algo estaba mal hecho. Pese a esto, siempre le he dejado claro que cuenta conmigo—.
12 horas después de la desaparición
—Cuando Juan José salió del apartamento no tuvimos más comunicación ni noticias de él, sino hasta el otro día, a las 8:00 a.m., que me llamaron los del Tránsito a preguntarme por un carro que habían encontrado por Mulaló, cerca a Yumbo. Era el carro de mi hijo, todas sus pertenencias y papeles estaban ahí, pero no él. Inmediatamente supe de lo sucedido, intenté comunicarme al celular de Juan José, pero ya estaba apagado—.
El exvolante, de 64 años, tras recoger el carro de su hijo, se dirigió esa misma mañana a la Fiscalía e interpuso el denuncio. Luego, tres días después, él, con un grupo de búsqueda, entre amigos y familiares, estuvieron recorriendo incansablemente todo Mulaló, pero no encontraron nada. Y las autoridades, por su parte, solo se reportaron 23 días después.
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23 días después
—Solo 23 días después de la desaparición de Juan José cogió el caso la Fiscal 29 y mandó a dos investigadores, fuimos al sitio de los hechos, a Mulaló otra vez. Tomaron datos de las personas que viven en el paraje donde dejaron el carro, almorzamos en el camino y luego nos vinimos. Dos días después, los investigadores dijeron que estaban trabajando en el caso, y no me volvieron a contactar—.
Juan Caicedo, de profesión también abogado, y ahora sentado en la sala de su apartamento, se muestra molesto.
—Dentro del material de investigación hay un video en donde se observa el Chevrolet Logan gris en el que se transportaba Juan José y, delante de éste entra otro carro, dejan el vehículo de mi hijo abandonado y sale el otro solo. Ahora las autoridades quieren que yo investigue ese video, pero yo no puedo porque no soy investigador—.
“Días sin pena ni gloria”
—Todos estos días han pasado sin pena ni gloria, yo llamo al investigador y no me da razón, que lo que él tiene se lo debe de dar a la Fiscal 19, pero yo soy el papá, él tiene que darme una información porque yo soy quien puso el denuncio, siempre me responde con evasivas o me dice que le han dado otros procesos y que no tiene tiempo. A mí me tiene fortalecido es que yo rezo mucho el rosario y a la Divina Misericordia—.
El exjugador, mientras mira una estatuilla de San Miguel Arcángel que tiene en la mesa de centro de su sala, cuenta que “si pudiera decirle algo a los responsables de esta situación sería que le confesaran si Juan José está vivo, que si se debe algún dinero que digan cuánto es para reunirlo o simplemente nos digan dónde está”.
En el apartamento de El Refugio aún se observan algunas mesas del día de la celebración del último cumpleaños de Juan José, en septiembre pasado.
Esas mismas mesas permanecen hoy y Juan Caicedo guarda la ilusión de celebrar pronto el regreso de su hijo. “Mire que tenemos la reunión con los compañeros que fuimos campeones en ‘Aquel 19’, no creo que pueda asistir porque es una situación difícil para mí, no me da alegría”, dice y guarda silencio.