Carolina creció en una familia tradicional de Medellín, en esas que, como en toda Colombia, imperaba el antiguo paradigma de crianza basado en la autoridad. Frases como “en esta casa se hace lo que yo diga, como yo diga”, o “haga caso, sea obediente con sus mayores”, resumen de algún modo ese sistema de valores en el que ella, y muchísimos colombianos se formaron. Pero en su caso, como psicóloga clínica y especialista en desarrollo infantil, también como madre, antes que continuar con la crianza tradicional que vivió, primero sometió a revisión este paradigma, detectando sus fallas y cómo afectan la salud mental, y el desarrollo social de los hijos.
Así descubrió que el autoritarismo de la crianza tradicional formaba seres sumisos y sin inteligencia emocional, con pocas habilidades para el mundo contemporáneo, y que una de las formas para superarlo es reivindicando el valor de la desobediencia y, a partir de aquí, desarrollar un nuevo paradigma de crianza basado en la disciplina positiva.
Las reflexiones de Carolina Molina Ochoa, quien además es creadora de contenidos educativos (@carolina.molina.o), sobre las falencias de la crianza tradicional, así como una guía familiar muy completa para brindar a los hijos una educación con mayor bienestar y sentido crítico, se encuentran en su nuevo libro ‘Crianza desobediente. Educar desde el buen trato’.
¿Cuáles son los principales retos de las familias de hoy en cuanto a crianza?
Que los adultos aprendamos a gestionar nuestras emociones sanamente para dejar de perpetuar el maltrato y la violencia generación tras generación. Que los adultos podamos enseñarle a los niños y adolescentes a desarrollar su inteligencia emocional y a gestionar sus propias emociones sanamente sin hacerle daño a los demás ni a ellos mismos. Que los adultos podamos aprender a criar desde otras herramientas de crianza más respetuosas que las que recibimos, el grito, la amenaza, el chantaje, el castigo y el golpe, entre otras.
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Hoy las neurociencias afectivas y la psicología infantil comparten con el mundo otras formas de disciplinar a los niños con un mayor nivel de consciencia. Todo esto que acabo de mencionar es lo que comparto en mi libro con las familias que desean hacer ese cambio de paradigma en la crianza de sus hijos.
Por qué es importante darles a nuestros hijos la oportunidad de desobedecer?
Desde mi experiencia profesional y mi vida personal, uno se pasa gran parte de su vida de adulto yendo a terapia y haciendo procesos de desarrollo personal para dejar de escuchar las voces de afuera y comenzar a escuchar nuestra propia voz, cambiando creencias que no nos permiten vivir la vida que deseamos y sanando desde adentro. Si nos ponemos a pensar, nuestros padres nos podrían ahorrar un camino dejándonos ser, opinar y respetándonos como seres humanos que tienen los mismos derechos que ellos como adultos.
Hoy decidimos conscientemente cambiar la obediencia absoluta que es impuesta desde el miedo por lograr la cooperación de nuestros hijos, promovemos el trabajo en equipo, establecemos límites cuando son necesarios, enseñamos normas sociales y de convivencia y sobre todo nos enfocamos en conectar con ellos, respetarlos y cuidar el vínculo para que quieran cooperar por convicción y no por imposición.
¿De dónde surgió la necesidad de escribir este libro sobre crianza en nuestro tiempo?
Hoy los índices en trastornos emocionales son preocupantes. Y dice la evidencia científica que una de las consecuencias negativas del maltrato en la crianza está asociada a problemas en la salud mental de las personas. Es urgente cambiar esta historia.
¿Qué fallas encontró en la crianza tradicional?
Hay cosas de la crianza tradicional que deberíamos de conservar, pero sin duda alguna a esas otras herramientas de la crianza tradicional que en su momento se creyó que educaban es hora de decir basta ya. Al castigo, al chantaje, la amenaza, el golpe, el chancletazo, el maltrato en general, físico y emocional.
¿De qué modo este libro también enseña a ejercer la paternidad de una forma diferente?
Cada vez vemos que el padre se implica en temas de crianza y esto también hace parte del cambio de paradigma. Por eso en este libro me dirijo a las familias en general. El niño necesita crecer al lado de adultos empoderados, informados y actualizados.
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¿Qué importancia tiene la autoridad en la crianza, o cómo cambia desde la perspectiva de la crianza desobediente?
Tiene todo el sentido entendiendo que la autoridad se gana con el respeto, la admiración y la firmeza. No debería ser impuesta desde el miedo porque entonces ahí ya se vuelve sumisión. El tiempo de la esclavitud ya pasó y hace parte de la historia.
¿Qué pautas deben tener claras los padres para “educar desde el buen trato” y sin caer en la sobreprotección, por ejemplo?
Es necesario conocer información relacionada con el desarrollo infantil y con la autonomía para poder entender que los niños van pidiendo lo que necesitan y que a medida que van creciendo quieren lograrlo por ellos mismos. Esto solo se puede lograr si comenzamos a criar hijos desde la confianza, pues si seguimos atrapados por el miedo es muy fácil caer no solo en sobreprotección sino también en esa necesidad de control asfixiante que muchas veces nos lleva a los padres de familia hacia el maltrato.
¿Cómo gestionar las diferencias entre padres e hijos, manteniendo la libertad, el amor y el respeto?
Primer paso, aprender a gestionar nuestras emociones de una forma sana sin hacer daño a los demás, ni a nosotros mismos. Luego, entrenarnos como padres para trabajar en la solución de conflictos y tener la mente abierta para poder llegar a acuerdos o establecer límites con firmeza cuando sea necesario.
Cuando estás criando bajo la filosofía del respeto tratas de encontrar formas de relacionarnos con más empatía y compasión.
En particular, para la crianza de mujeres, ¿qué importancia tiene enseñar a prevenir el abuso sexual y la violencia de género? ¿Cómo abordar esta problemática con nuestras hijas?
Los niños aprenden que su voz es tenida en cuenta desde el hogar, y lo más probable es que si son niñas criadas a partir del miedo, el maltrato y la sumisión, pues se les va a dificultar poder denunciar más adelante esos abusos y tenderán a buscar parejas y abusadores que les confirmen las creencias principales sobre sí mismas y sobre el mundo, ya que estas se forman en gran parte a partir de la crianza que recibieron de sus cuidadores primarios.