La situación en el país es compleja. A inicios del año lo común era decir: “todo está muy caro”, ahora es abril y lo común es decir: “todo sigue muy caro”. Además, pueden pasar varios meses antes de que se puedan usar frases distintas, ya que en el planeta se formaron gruesos nubarrones que provocaron una tormenta perfecta que está terminando por jalonar los precios mundiales al alza y afectando los bolsillos de todos los colombianos.

Los factores que suman a esta avalancha de incrementos son varios y de diferentes naturalezas, pero todos están conectados como eslabones de una cadena: por un lado está el precio del dólar y su volatilidad, también la crisis de los contenedores, y la influencia del conflicto entre Rusia y Ucrania, además, los coletazos del coronavirus siguen agitando las aguas, pese a que la pandemia parece estar en su ocaso.

“La economía global ha transitado en pocos meses de una pandemia a una exuberancia en el gasto, y ahora a una confrontación militar sin paralelo quizás desde la segunda guerra mundial. En este cambiante contexto, también se ha roto uno de los preceptos más custodiados por los economistas, la estabilidad de precios. La pandemia trajo consigo un ejercicio de política social jamás antes experimentado por el mundo, en cuestión de días se indujo a la economía a un coma. En pocas semanas se paralizó el tráfico aéreo, se limitó la movilidad y se congeló el aparato productivo. El objetivo: evitar poner en riesgo a la humanidad de un escalamiento sin control de la pandemia. Al tiempo, los gobiernos grandes y chicos acudieron al unísono al auxilio de sus sociedades con una política económica sin precedentes. Esa es la génesis del dilema”, dice Alejandro Reyes, investigador de BBVA Research.

El precio internacional del petróleo ha sufrido los impactos de la inestabilidad mundial, lo que ha provocado que su precio haya fluctuado dramáticamente durante días.

La suma de los factores internacionales generó una fuerte subida en la inflación anual nacional, ubicando la variación de 2021 en 8,1 %; y tuvo un efecto similar en el resto del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, se alcanzaron niveles no vistos en al menos 40 años, algo parecido a lo ocurrido en Perú y México, que vieron tasas inéditas en las últimas dos décadas.

Esto llevó a que en Colombia se dispararan los precios de los alimentos, que subieron 23,3% en febrero, el alza más alto en veinte años.
La receta más efectiva de enfrentar este fenómeno es aumentar las tasas de interés. En Colombia, el Emisor subió la tasa en un punto porcentual en diciembre, dejándola en 4 %. El pasado jueves la aumentó al 5%. 

La firma XP Investments hizo un pronóstico con base en el dato inflacionario y anticipa que este mes habrá otro aumento de 1,5%, lo que dejaría el valor de las tasas en 6,5%; mientras que la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, planteó que para final del año la cifra estará entre 6,75 % y 7,50 %. Esto significa que al menos hasta mediados de año todos los créditos que tomen los colombianos, ya sea para consumo o para inversión, van a ser más caros.

Otro de los factores que está alterando la ecuación de los precios es la escasez de materias primas y materiales por la crisis de los contenedores.

Este es un fenómeno que se inició en 2021 tras el impacto de la pandemia que llevó al cierre de fronteras para evitar una mayor propagación del virus.

“Miles de contenedores quedaron frenados en Europa y en Estados Unidos. No regresaron vacíos a China por el confinamiento que se presentó a mediados del año 2020. Cuando se reabre la economía china no hay contenedores para despachar los pedidos a América y allí empezaron los problemas”, explica sobre el tema Javier Díaz, presidente de Analdex.

Los precios de la gasolina en Estados Unidos subieron un 11% durante la última semana a su nivel más alto desde 2008, por las sanciones mundiales a Rusia.

Entre las consecuencias de esto es que los valores de los fletes se multiplicaron. “Si un empresario quería movilizar un contenedor que estuviera disponible debía pagar US$20.000, cuando en época normal o pasaba de US$2.000. Colombia no ha sido ajena a ese impacto”, añade el presidente de Analdex, quien dice que el golpe en el país fue, principalmente, en productos como el café y azúcar que, en la actualidad, presentan dificultades por la escasez de contenedores e incumplimiento de itinerarios en Buenaventura.

“Esto ha generado que se deban desviar las exportaciones hacia los puertos de la Costa Caribe generando sobrecostos adicionales de entre el 30% y el 70 % y está provocando un aumento de los insumos de importación que se utilizan para procesos de producción que se destinan al exterior, generando una reducción de las utilidades de las empresas, buscando mantenerse en el mercado”, comentó.

Estos fletes encarecen las operaciones de comercio mundial, los productos suben de precio y esos costos se trasladan al consumidor.
En medio de esa situación estalló el conflicto entre Rusia y Ucrania, un nubarrón más que se sumó al diluvio.

“Las disrupciones causadas por la guerra, las sanciones y el objetivo de reducir la dependencia a muchas exportaciones rusas (bien por seguridad en suministros o por boicots) han dado lugar uno de los aumentos del precio de petróleo, del gas natural y de las materias primas, en general, más intenso de las últimas décadas. Se trata de una situación que guarda paralelismos con las crisis energéticas de los años setenta y la consiguiente estanflación, caracterizada por una inflación elevada y un bajo crecimiento de la actividad económica o, incluso, recesión”, explica Rafael Doménech, de BBVA Research.

El profesor de Economía de la Universidad Piloto, Óscar Loaiza Pava, asegura que uno de los efectos más impactantes en el país es la subida de los precios del petróleo, que eleva también los precios de la gasolina a nivel mundial pues Colombia es importador de gasolina, y añade que otros efectos son la depreciación de la tasa de cambio y un aumento más rápido de la inflación.

Con este panorama, parece que lo que queda por ahora es aguantar el chaparrón, al menos con una idea clara de por qué todos los productos tienen precios más altos.

Ahora se suma la crisis de fertilizantes

La invasión de Rusia a Ucrania trajo otra consecuencia y es que se afectó la producción de fertizantes, lo que tiene impacto en la agricultura mundial.

Ucrania es uno de los principales exportadores de amoníaco, potasa, urea y fosfatos, llegando a representar una quinta parte del mercado de todo el planeta.

Colombia importa más de dos toneladas mensuales de fertilizantes, entre ellos la urea.

El 42% de la que se trae al país proviene de Ucrania, además de que el conflicto bélico ha incrementado sus precios hasta en 43%, lo que significa un impacto económico.