Así por estos días de agosto se celebre el Día del Adulto Mayor, la realidad que viven muchos de ellos no es precisamente una fiesta. Los ancianos están entre las poblaciones más vulneradas por el olvido, el abandono y el abuso, que proviene por lo general, de su propia familia.

Por ello, cuando a la Fundación Anciano Abandonado Misericordia de Jesús, llegan ‘familiares’ buscando con afán a uno de ellos, Ana Beiba Lasso, directora del albergue de unos cien ancianos olvidados, ella les hace la pregunta de rigor:

–¿Él (o ella) tiene pensión?–

– Sí, ¿y cómo lo sabe?– le contestan.

–Porque lo están buscando, sino, nadie preguntaría por él–, les increpa ella.

Esa es una de las enseñanzas que le han dejado 20 años de servicio social a los adultos mayores que le remiten la Policía y los hospitales públicos de la ciudad.

Hace tres meses llegó Silvio J. T. G., del Hospital San Juan de Dios. Nació en 1936 en Santa Rosa de Cabal, según su cédula, pero a sus 83 años no recuerda casi nada de su vida, de su familia, de su trabajo.

Sin embargo, Ana Beiba se sorprendió cuando hace poco llegó un hombre a dejar la cédula y documentos de él. Dijo que “una señora se los había encontrado”, sin dar la identidad de ella ni la suya y huyó.

“¿Cómo sabían que estaba aquí? ¿Por qué tenían sus papeles?”, inquiere Ana Beiba. El contador de la Fundación investigó el caso y halló que Silvio había firmado y cobrado $7.000.000 en Colpensiones, pero ¿dónde está la plata?”, se pregunta el ángel de los abuelos abandonados en el Distrito de Aguablanca.

Ella ha visto al menos una docena de casos en el que les despojan del bono pensional, sus bienes o mesada. Incluso, si no sabe firmar, aparece la huella y los abandonan aprovechándose de que ya no gozan de todas sus capacidades mentales.

El modus operandi es recurrente: aparecen de repente familiares que nunca lo habían visitado y se llevan al anciano diciendo que lo van a cuidar, le hacen firmar lo que necesitan y luego los botan otra vez a la calle. Al tiempo, la Policía los recoge y regresa con ellos a este albergue de caridad para adultos mayores.

El primero en esta institución que fue víctima de abuso patrimonial, como se tipifica este delito, fue Belarmino. “Él vivía en La Base, tenía buena casa. Solo recordaba que le dieron una bebida, le hicieron firmar algo y cayó al piso. Despertó en el Hospital San Juan de Dios y de allá lo trajeron aquí. Fuimos hasta la casa y ya figuraba vendida, y la que hizo eso fue su propia hija”, cuenta Ana Beiba sin poder evitar un gesto de amargura.

Otro día llamó a la puerta, como a las 2 de la madrugada, un anciano encorvado. Era cabo segundo pensionado de la Base Aérea, pero había escapado de su casa. Días después llegó buscándolo un señor que se presentó como familiar de una prima del anciano. Dijo se les había extraviado porque era muy travieso.

Ana Beiba llamó a la Policía, según el protocolo para esos casos. Cuando se les preguntó qué tenían para comprobar que eran sus familiares, lo único que mostraron fueron los recibos de la pensión: el señor se ganaba $3.000.000 al mes.

Los agentes le preguntaron al anciano si quería volver a casa con su familia, pero él los miraba con temor y relató que ellos lo encerraban y solo lo sacaban para ir a cobrar la mesada. Entonces la Policía lo remitió a la Base Aérea, donde una trabajadora social manejó el caso.

Ana Beiba recuerda un grupo que andaba por la calle, megáfono en mano, buscando a viva voz a un anciano que se les había perdido y mostraban sus fotos. “Estaba aquí y se lo llevaron, el contador hizo el proceso y resultó que era pensionado y por eso lo buscaban”, cuenta.

Carolina Campo Ángel, secretaria de Bienestar Social de la Alcaldía, revela que el maltrato hacia el adulto mayor ha aumentado mucho en Cali, por lo cual se creó una ruta de atención según el tipo de violencia. De 123 denuncias en 2017, en 2018 subió a 149 casos. Y al 31 de julio de 2019, van 50 denuncias.

Claudia Marcela Trujillo, líder del programa Adulto Mayor de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali, revela que de abuso patrimonial atienden casos dramáticos. Como el de una señora de 89 años, que recibía una pensión por sustitución, al fallecer su esposo, jubilado de Colpuertos. Tenía dos hijos, uno esquizofrénico, reciclador, y otro al parecer con leve retardo. Uno de ellos sacaba a la señora en silla de ruedas todos los días a ejercer la mendicidad, desde las 6 a.m. y regresaba a la casa muy tarde en la noche.

Se activó la ruta de atención y en la visita se encontró que vivían en una casa propia, pero la señora dormía en un sillón porque su habitación estaba llena de desechos y basura, relata Lorena Álvarez, psicóloga del Centro del Adulto Mayor de la Alcaldía de Cali. Se requirió la atención de Salud Pública y de la Comisaría de Familia, porque los hijos no querían retirar la basura, pero vivían de la pensión de ella. La red la acompañó al área jurídica para recluirla en el Hogar Ancianato San Miguel y se buscó que los hijos asumieran el pago con la pensión, pero ellos se quedaron con la tarjeta (del cajero) y siguieron igual, se consumían la mesada.

“Está claro que es un abuso normalizado, porque la señora no permitió quitarles la tarjeta. A veces el inconveniente que tenemos es que los padres se niegan a denunciar a sus propios hijos, ocultan la situación y naturalizan la violencia”, comenta Claudia Marcela y añade que durante año y medio la señora recibió protección integral, psicosocial, en salud y nutricional del Estado hasta que falleció.

Igual se actuó con una pareja de ancianos de Tierra Blanca, Siloé. El señor era violentado por el hijastro (hijo de la esposa), un drogadicto de 40 años que los tenía viviendo en precarias condiciones de salubridad. A la pareja se le albergó en el Hogar Ancianato San Miguel y el agresor, que tenía denuncia de la comunidad en la Fiscalía, fue enviado a la cárcel. No obstante, la señora no se adaptó al ancianato y retornó a vivir sola en su casa.

10 denuncias de abuso patrimonial a adultos mayores hubo en Cali en 2018.

Amado Hurtado, abogado del equipo jurídico del Centro del Adulto Mayor de Cali, está llevando un caso en el barrio 12 de octubre de una señora que enviudó y los hijos del fallecido reclaman la casa y la constriñen con violencia psicológica para sacarla del inmueble. “La asesoramos para que instaurara la denuncia por violencia intrafamiliar, y como tiene derecho al 50 %, para que reclame el otro 50 % mediante proceso verbal por pertenencia, ya que ha ocupado el inmueble los últimos 18 años”, explica Hurtado.

Carlos Alberto García, gerontólogo del Hogar Ancianato San Miguel y fraile de la Comunidad Católica Luz de Cristo, que rige comedores comunitarios para adulto mayor en el barrio Popular y en el Alfonso Bonilla Aragón del Distrito de Aguablanca, es testigo del abuso patrimonial que se ejerce contra los mayores.

Dice que muchos de los recluidos en San Miguel, supuestamente no tienen red de apoyo familiar. Pero a los cuatro, cinco días de sepultados en la más completa pobreza, aparecen los hijos a reclamar el certificado de defunción, diciendo que “tenía tierra, casa, pero es que no sabíamos que estaba aquí”.

Una tarea de trabajadores sociales y gerontólogos del asilo es llamar al familiar, “no para que se lo lleve, pero sí para que lo visite, pero les contestan con un ‘no quiero saber nada de ese señor’, ‘él desapareció hace tiempo’, ‘nunca respondió por nosotros’, y cuando se muere, vienen por sus pertenencias y piden que les entregue ‘lo que él tenía en el armario’”, relata el gerontólogo.

Cuando tienen herencia, pensión o una tierra compartida con alguien, dice, vienen a visitarlo, pero no se identifican con su parentesco, sino como ‘conocido’. Otros se muestran felices por el reencuentro después de muchos años, pero le insinúan ‘usted porque no nos firma, nos traspasa’, dicen que lo van a sacar a pasear y se lo llevan 2 o 3 días, o hasta cuatro meses, allá lo convencen, le hacen vender los bienes y cuando ya obtienen el beneficio económico, lo traen y nunca regresan a visitarlo”, relata el gerontólogo.

5 casos de abuso patrimonial van en 2019. En 2017 se presentaron 4 denuncias por este motivo.

“En familias con varios hijos, siempre hay uno más ‘vivo’ que se aprovecha y es el que más presiona a los jueces y saca mejor tajada, y los hermanos se molestan y dicen: ‘ahh no, que responda fulano que fue el que se quedó con todo’ y el adulto queda abandonado”, relata García.

“Conocí a un señor con mucho dinero, una renta de varios millones, pero una hija lo hizo declarar interdicto (incapacidad mental) y la otra hija le hizo el reclamo, pero no valió; el señor murió en San Miguel en condiciones precarias, mientras ella se gastaba todo”, recuerda García. Como no olvida al señor que hizo declarar interdicta a su esposa para apoderarse de sus bienes y la abandonó en el ancianato.

Fray García comenta que “no sé porqué los jueces no se cercioran para dar esos dictámenes de interdictos y así se abusa de la capacidad del adulto mayor de decidir y se hace lo que el hijo diga”.

Por eso advierte que ellos permanecen alertas, cuando “vienen diciendo ‘présteme la cédula’, y uno les pregunta, el motivo, y se inventan cualquier cuento”.

Así le pasó a un adulto mayor de Nariño recluido en el Hogar San Miguel. “Vino un hijo que nunca lo había visitado, diciendo que ya se lo llevaba porque se iba a hacer cargo de él, pero fue mientras le hacía traspasar las escrituras y como a los dos meses volvió el señor pidiéndonos: ‘recíbanme de nuevo porque el hijo me dejó en la calle’”, relata Fray García.

Fray García comenta que “esa es la situación que se vive en nuestro país porque se ha perdido el valor de la familia y porque no hay políticas públicas para proteger los derechos de los viejos. Y porque ninguno es capaz de demandar a sus hijos, hay un sentimiento de por medio, ya que los ancianos no se han empoderado de sus derechos”, concluye.

Adulto Mayor

Claudia Marcela Trujillo, líder del programa Adulto Mayor, de la Secretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali, dice que ante el aumento de los casos de maltrato a los adultos mayores, se activó una ruta de atención para este segmento vulnerable, en el cual se le ofrece atención integral que incluye asesoría jurídica y psicosocial, con abogados y psicólogos.

Para ello se abrió la oficina de atención al Adulto Mayor de la Alcaldía, junto a la plazoleta Jairo Varela. Allí se tramitan las solicitudes para el subsidio Colombia Mayor y Sisben. La atención es de lunes a viernes de 7:00 a.m. a 5:00 p.m.

Para denunciar un caso de violencia contra el adulto mayor, debe llamar a la Línea Dorada, 6680169 - 8900686 y 6613078.

Las comunas con más denuncias por abuso al anciano, fueron en 2017, la 2 y la 13, con 14 y 10 casos respectivamente; en 2018, la 19 y 3, con 12 casos cada una, y en 2019, la 20 con 7 casos.

De 2.470.852 habitantes de Cali, los adultos mayores son 336.409, representando el 13,6 %.

La inversión de la Sectretaría de Bienestar Social de la Alcaldía de Cali para el Adulto Mayor, ha sido de $9407 millones en 2017; $8269 millones en 2018, y $11.596 millones se invertirán en 2019, para un total de $29.274 millones en los tres últimos años de la administración de Maurice Armitage.

El viernes 30 de agosto, el programa Adulto Mayor, realizará una jornada especial para esta población, con presentaciones de grupos artísticos en tarima y con una muestra artesanal de grupos de adultos mayores, de 9:00 a.m. a 4:00 p.m.

Cifras

De acuerdo con Carolina Campo Ángel, Secretaria de Bienestar Social, la mujer es la mayor víctima de maltrato al adulto mayor: 82 de 123 denuncias en 2017; en 86 de 149 casos en 2018, y en 29 de 50 casos en 2019.

Las violencias más frecuentes son abandono: 19 casos en 2017, 32 en 2018 y 17 en 2019.

Negligencia: 23 casos en 2017, 34 en 2018 y 7 en 2019.

Psicológica: 22 casos en 2017, 20 en 2018 y 18 en 2019.

Física: 6 en 2017, 4 en 2018, y 2 en 2019.

Psicológica y física (dos violencias): 27 casos en 2017 y 22 en 2018.

En Cali hay 18 Centros Vida para adulto mayor en barrios y corregimientos.

Según el Centro de Adulto Mayor de Cali, 13 % de las 5723 personas caracterizadas habitantes de calle, son ancianos.

El 80 % de los adultos mayores que almuerzan en los comedores comunitarios, pagan una pieza con el subsidio Colombia Mayor.

En Cali hay 80 hogares de beneficencia y privados y el único público es Hogar Ancianato San Miguel.

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La Fundación Hogar del Anciano Abandonado Misericordia de Jesús, que dirige Ana Beiba Lasso, espera la donación de personas de buen corazón y empresas solidarias, en las cuentas de ahorros Banco Caja Social # 24019611385 y Bancolombia # 72286333771.

También se reciben donaciones en pañales, vestuario, ropa de cama, alimentos no perecederos y artículos de aseo personal y de aseo de hogar, en la Carrera 27 No. 91A- 11, barrio Alfonso Bonilla Aragón, Distrito de Aguablanca.

Para más información puede comunicarse a los teléfonos: 316 459 3051 y 4483631 o al correo directora@fundacionancianoabandonado.com

Además puede visitar el portal www.fundacionancianoabandonado.com