La decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto hasta la semana 24 de gestación sigue generando polémica en el país. Sin embargo, con este fallo, Colombia se pone a la vanguardia en el mundo junto con países como Canadá, en fijar el plazo más amplio para realizar la interrupción voluntaria del embarazo de manera legal.

Si bien la discusión se ha centrado en términos de la moral: prohibirlo o permitirlo; el asunto iría mucho más allá, pues se trata de un tema de salud pública que cobra la vida de miles de mujeres al año, no solo en Colombia, sino en toda América Latina.


De acuerdo con Édgar Iván Ortiz Lizcano, jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad del Valle y representante regional de América Latina en la junta directiva de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, Figo, las cifras de mortalidad materna por abortos en la región son alarmantes.

Si bien reconoció que no hay datos de los abortos clandestinos, e incluso hay un subregistro de los que se realizan en las instituciones de salud, se calcula que en Argentina, por ejemplo, más del 20 % de las muertes maternas están asociadas al aborto.

Asimismo, en Paraguay una de cada cuatro muertes maternas está asociada al aborto, mientras en países como Colombia, de acuerdo con un reporte de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, de 2017, aproximadamente es del 10 %.

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Por eso, desde la Organización Mundial de la Salud, OMS, la Figo y la Federación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología, se ha venido promoviendo la prevención del aborto inseguro, iniciativa con la que se busca reducir la muerte materna en países de medianos y bajos ingresos donde esta práctica sigue siendo una causa importante de muerte materna.

“Prevenir el aborto inseguro implica que las mujeres puedan acceder sin barreras a los diferentes métodos de planificación familiar, previo a una educación, pues ellas deben ser educadas para que una vez inicien su vida sexual tengan clara la importancia de planificar y de esa manera puedan definir cuándo quieren quedar embarazadas”, dijo el especialista.

Se estima que en Colombia el 60 % o más de los embarazos no son planificados, lo que para Ortiz Lizcano representa el fracaso de un sistema de salud y de educación, así como del Estado colombiano en su política de salud pública.

Para Profamilia, las barreras para acceder a servicios de abortos seguros y oportunos en el país no han desaparecido, pese a que desde el 2006 en Colombia se puede acceder a la interrupción del embarazo bajo tres requisitos (violación, malformación del feto y que peligre la vida de la madre), por eso avalaron la reciente decisión de la Corte Constitucional.

Aunque algunos consideran que 24 semanas de gestación es demasiado tiempo para interrumpir el embarazo porque el feto ya está formado, las voceras de Causa Justa, organización que impulsó la despenalización del aborto, afirman que ninguna mujer espera tanto para tomar una decisión y que si esta se demora, es por las trabas que generalmente se encuentra en el sistema. “Solo entre 10% a 15 % de los abortos se hacen en el segundo trimestre” y por circunstancias especiales, dice Catalina Martínez, vocera de la organización.

Entre más grande es la edad del embarazo, se requiere más tecnología, otro tipo de intervenciones y también recurso profesional de mayores competencias o especialización.

Posibles complicaciones

¿Qué tan seguro es interrumpir un embarazo hasta los seis meses de gestación?

El jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad del Valle, Édgar Iván Ortiz Lizcano, precisó que en términos de seguridad, aunque la interrupción se realice en la semana 24, tiempo límite fijado por la Corte Constitucional para que sea un aborto legal, estos procedimientos son seguros en la medida que los realice un profesional idóneo.

No obstante reconoció que como en todo procedimiento puede haber complicaciones, de ahí que la recomendación para todas las mujeres que quieran interrumpir su embarazo, es que lo hagan en la semana 12 o primer trimestre, cuando existe menor riesgos para ellas.

“En las primeras doce semanas los medios farmacólogicos o la aspiración manual endouterina son técnicas relativamente simples, de fácil ejecución, donde el riesgo para la gestante es bajo. Además, son técnicas que pueden ser realizadas por médicos generales que no requieren de un especialista para hacerlo”, expresó Ortiz Lizcano.

Sin embargo, a partir de las 12 semanas comienza el crecimiento de los órganos y sistemas del feto y este logra más tamaño. Por lo tanto, el procedimiento deja de ser sencillo y simple y se convierte en un proceso que tiene un nivel de complejidad que implica la intervención de un especialista en obstetricia y ginecología.

La interrupción de los embarazos de manera tardía es de menos del 2 %
y muchas de esas situaciones están condicionadas por circunstancias
ajenas a la voluntad de la mujer.

En estas edades gestacionales, explican los especialistas, hay varias técnicas que van desde la dilatación del cuello uterino y, a través de una cureta (introducción de una varilla denominada también legra, que tiene en su extremo una pequeña y fina asa para hacer el raspado de la cavidad uterina), se extrae el producto de la concepción, hasta la utilización de fármacos para lograr la dilatación del cervix y la expulsión del feto.

¿De qué depende el uso de estas técnicas? del tiempo de embarazo, es decir, de las semanas de gestación al momento de realizar el procedimiento.

El ginecobstetra, Jorgenrique Enciso, explicó que cuando hacen una interrupción voluntaria del embarazo en la semana 24 o posteriores lo que se tiene que hacer es un feticidio y, qué significa esto, que tienen que matar el feto dentro del vientre de la mujer y ahí sí inducir un trabajo de parto.

Según dijo, este es un procedimiento que muchas veces va a ser largo, tedioso, por que no es tan fácil madurar el cuello de una mujer, sobre todo, en estos partos pretérmino extremo, o sea que tiene menos de 28 semanas.

Reiteró que cuando se alcanza la semana 12 de gestación, el feto ya tiene todo: cerebro, pulmones, genitales, órganos vitales que están funcionando, es decir, dejó de ser un embrión para convertirse en un feto. Y en la semana 24 es un feto que ya puede sobrevivir.

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Respecto a los posibles riesgos al realizar un aborto quirúrgico, precisó que pueden haber complicaciones de sangrado, perforaciones uterinas e infecciones que podrían poner en riesgo la salud de la madre. Además, de daño al útero o cuello uterino, cicatrización al interior del útero, reacción a los medicamentos o a la anestesia, como por ejemplo, problemas para respirar o no extraer todo el tejido, lo cual requeriría otra práctica.

“Todo procedimiento médico conlleva un riesgo, ninguno es totalmente inocuo”, subrayó. El especialista insistió en que lo prudente es que se ponga un límite a la interrupción voluntaria del embarazo, cuyo término ideal sería antes de la semana 14.

“Pienso que se debe dar la opción a la mujer de que decida, pero existen métodos para planificar, para evitar quedar en embarazo. Se necesita hacer mucha promoción y prevención para evitar los embarazos no deseados. Debería existir una política pública en salud sexual y reproductiva, tanto para las mujeres como para los hombres; nosotros somos tan culpables como ellas de no tener métodos de planificación familiar”, dijo.

Eso mismo espera la organización Causa Justa, que el país trabaje en una política integral que incluya lineamientos en temas de acceso a anticonceptivos, educación sexual e información y rutas de atención de las víctimas de violencia sexual.

Objeción de conciencia, es un derecho

La objeción de conciencia es un derecho de los profesionales a rechazar una conducta exigida por la ley.

En este caso, cualquier médico o especialista podría negarse a practicar la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24, como lo estableció la Corte Constitucional en su reciente fallo.

Al respecto, el médico y abogado, David Astudillo, sostuvo que “en lo personal, por analogía de los otros países donde se ha despenalizado, me parece que 24 semanas es un “bordenline” o límite muy amplio. En mi caso, de ser necesario, me ampararía en este mecanismo excepcional, en cualquier tiempo y aún en las tres causales”, que ya existían en Colombia para poder acceder a un aborto legal.

Por su parte, el especialista Jorgenrique Enciso, dijo que un médico puede tener objeción de conciencia, la cual es personal, nunca institucional. “Una clínica no puede hacer objeción de conciencia”.
En esto coincidió el médico Ortiz Lizcano, pero advirtió que las aseguradoras o EPS están obligadas a prestar el servicio.