Mañana martes y el día siguiente, miércoles, Colombia vivirá un panorama político atípico en su historia. Las fuerzas y líneas políticas no se medirán en el Congreso de la República ni en los consejos regionales ni en las elecciones, sino en las calles, protestando y defendiendo sus ideas.

Ante la incertidumbre generada alrededor de ese pulso, el analista político Álvaro Benedetti señala que el ambiente que se vivirá en los próximos días no solo es “una muestra del profundo clima de polarización, que no se reduce solo a lo político, sino también de una gran fragmentación social”.

Añade que “hay un temor explícito en la posibilidad de que existan enfrentamientos. Tenemos muy cerca lo que pasó en el marco del estallido social del 2021 y lo que podría ser la reacción de ciertos sectores ante los que están en oposición o lo que puede ser esta movilización masiva con sectores indígenas, el grupo de educadores, los sindicatos y todo lo que esto supone: no solamente en un clima de tensión, sino también de violencia”.

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De otro lado, el consultor Carlos Andrés Arias observa que, aunque esas manifestaciones no generan grandes soluciones a la cotidianidad, podrían llegar a impactar en la sociedad.

“Aunque el derecho a la movilización y a la opinión no pueden constreñirse nunca, ninguna de las dos movilizaciones conduce a solucionar los debates de fondo en términos políticos y de reformas en temas que fueron prometidos en campaña”, dice.

Sin embargo, Arias agrega que “las discusiones en las calles han tenido gran impacto entre los electores, porque han sido la herramienta desarrollada por Gustavo Petro desde que estaba en la Alcaldía de Bogotá y fue su principal motor en la campaña presidencial”.

De su lado, el analista Pedro Viveros menciona que tanto el Ejecutivo como la oposición pretenden que las marchas activen a sus seguidores y así generar mayor visibilidad en sus propuestas y posiciones.

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Explica que ambos “buscan las calles para presionar a las personas y electrizar a los seguidores, presionan a la sociedad con las ideas que ellos quieren implementar, pero que la sociedad o lo institucional, como el Congreso y los partidos tradicionales, no les aprueban”.

“El Gobierno está en una campaña permanente y cada vez que pueda tener en la calle a su gente, será mucho mejor. La sacan para presionar y para mantener electrizado al electorado”, añade.

Asimismo, para Carlos Andrés Arias el presidente Gustavo Petro “busca legitimidad en la opinión pública para presionar las más de 30 iniciativas que plantea en la actual legislatura. Se soporta en la movilización social para que muchas de sus reformas trasciendan los espacios de discusión natural, que son las comisiones en el Congreso de la República”.

Y respecto a la oposición, el consultor indica que pretende “exacerbar el descontento en los ciudadanos generado por algunos errores cometidos por el Gobierno por mensajes disonantes en algunos nombramientos y discusiones no dadas en la presentación de varias reformas del Ejecutivo”.

Además, la docente y analista en ciencia política Minerva Campion señala como atípico que un gobierno llame a marchas: “La oposición con este tipo de acciones busca mostrar su inconformidad respecto a las reformas o algunas acciones, pero cuando adicionalmente el mismo Mandatario convoca a movilizaciones, es una situación que hasta ahora no se había visto en Colombia”.

La analista también destaca el hecho de que las marchas no se hayan realizado el mismo día, ya que “los riesgos se reducen mucho más convocándolas en días diferentes. Además, hay otros escenarios en donde se pueden convocar a las personas”.

“Animar la discusión electoral”

“Este será un escenario para animar la discusión electoral de octubre, tanto del bando del oficialismo, que intentará sacar partido de las iniciativas de reforma, como de la oposición, que ya representará el sentimiento de varios sectores de centro que van a querer perfilar candidatos que demuestren independencia y cierta línea contestataria al Ejecutivo”, advierte Álvaro Benedetti.

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De acuerdo con él, Viveros asegura que lo que resulte de estas manifestaciones se verá reflejado en los resultados de los comicios del próximo mes de octubre.

“Esta movilización tendrá un impacto, sobre todo, en las regiones, porque eso les ayuda enormemente a tener incidencia en los resultados de esos sectores; es como una campaña permanente, cada vez que sacan a la calle a los ciudadanos refuerzan su discurso, pero no es solamente del Gobierno, sino también de la oposición”, explica Viveros.

De su lado, la docente Campion coincide en que las manifestaciones “sí podría influir en las votaciones que se tengan en las regiones, pero también en la predisposición política que tengan los votantes. Esto va más allá de lo que pueda suceder en las jornadas de protestas”.

Finalmente, Benedetti anota que “debe existir un llamado a las marchas pacífica, sin que esto suponga, como siempre se ha sugerido, una participación ilegítima de algunos grupos irregulares que tienden a filtrarse en esas movilizaciones”