Tienen en común varias cosas: salieron de consejos comunitarios de organizaciones afro y adquirieron su personería jurídica por circunscripción especial. Por primera vez participan en elecciones locales. Aunque representan a las negritudes, no excluyen a nadie por el color de piel. Pero, quizás, lo más sonado es que los tres han sido tildados de ser fábricas de avales.
Son Alianza Democrática Afrocolombiana (ADA), Partido de Reivindicación Étnica, PRE, y Colombia Renaciente, organizaciones políticas que apenas hace pocos meses recibieron sus personerías jurídicas, pero que ya están envueltas en polémicas por la cantidad de avales que han entregado para los comicios de octubre.
Eso sí, cabe resaltar que al obtener la personería jurídica, estos partidos pueden avalar a cualquier candidato para cargos de elección popular sin que necesariamente este pertenezca al consejo comunitario que le dio origen o que represente los ideales políticos con los que se fundó. No hay ninguna ley que impida que cada colectividad tenga libertad en ese sentido.
“Son partidos que obtienen la personería jurídica y que, entre comillas, localmente no están ocupados por nadie, entonces son un espacio fácil para candidatos o gente que tenga expectativa de candidatura para ir a buscar los avales allí, en el caso de tener puertas cerradas en otros partidos”, afirma el profesor Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos en la Universidad Icesi.
Estos tres grupos entregaron similar cantidad de avales que partidos como el Polo Democrático o Mira, que llevan varios años de constituidos.
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Colombia Renaciente
Surgió del Consejo Comunitario Playa Renaciente, de Cali, con el que John Arley Murillo obtuvo un escaño por la circunscripción especial afro en la Cámara de Representantes en las pasadas elecciones legislativas.
El 19 de febrero de este año, la colectividad obtuvo su personería jurídica y con ella la posibilidad de otorgar avales para las elecciones locales. Fue así como terminó apoyando a 5242 aspirantes en todo el país.
El congresista y también presidente de este grupo político asegura que no dieron avales indiscriminadamente, ni mucho menos se vendieron.
“Quienes recibieron un aval fueron personas que manifestaban alguna militancia, que compartían algún tipo de ideales. Acá los avales no tenían ningún tipo de contraprestación económica, lo que hicimos fue armar una estructura a nivel nacional asociada a una bandera que es la de la paz y eso ayudó a que llegáramos a muchas regiones”, afirma Murillo.
Precisamente, esta colectividad aglutinó a varias figuras defensoras del Acuerdo de Paz como los exministros Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera, Clara López y Luis Eduardo Garzón, y el senador Roy Barreras y su hijo Roy Alejandro.
Sin embargo, pronto se empezaron a conocer las inconformidades de algunos de los miembros del partido que afirmaban que los nuevos integrantes se querían adueñar de este y dejar de lado los propósitos iniciales de representación afro. Los disgustos crearon distanciamientos entre el consejo comunitario y Murillo.
El líder afro Ray Charrupí, quien estaba vinculado a la colectividad, cuenta que en ese momento él hizo un llamado a la reconciliación para salvar al partido y que Murillo se planteó hacer varios cambios para evitar que las fuerzas políticas invitadas tomaran el control.
Pero poco después, el partido le negó el aval a Charrupí para la Alcaldía de Cali, lo que para algunos fue el resultado de la presión a la que está sometido Murillo.
Sobre la entrega de avales, dice Charrupí que la vocación de un partido es participar en política y no está mal entregar apoyos, pero que, por tratarse de un partido tan joven, es muy probable que no se haya dado un análisis adecuado de los aspirantes.
El líder apoya la idea de que el partido sea diverso, pero cree que Murillo “se metió a una piscina de tiburones y lo están destrozando”.
Alianza Democrática Afrodescendiente
La Alianza Democrática Afrodescendiente, ADA, emergió del Consejo Comunitario La Mamuncia, de López de Micay, en el Cauca, luego de que Hernán Banguero fuese elegido como representante a la Cámara en 2018 en una de las dos curules de la circunscripción especial de las negritudes que se otorgan en esa corporación.
El pasado 15 de mayo, el Consejo Nacional Electoral, CNE, reconoció la personería jurídica de ADA y lo habilitó para otorgar avales para las elecciones regionales.
Esto, después de una pelea jurídica protagonizada por Banguero, quien pretendía crear el partido político La Mamuncia bajo su poder, y Paulino Riascos, representante legal del consejo comunitario, que buscaba el reconocimiento del movimiento político Alianza Democrática Afrocolombiana. Ante las dos solicitudes, el CNE terminó por darle la razón a Riascos, bajo el argumento de que era el consejo comunitario el que tenía este derecho.
La sorpresa vino al cierre de las inscripciones de candidatos, el pasado 27 de julio, cuando al partido, que llevaba menos de tres meses de fundado, se le contabilizaron 3565 avales en varios lugares del país.
Paulino Riascos asegura que no son una fábrica de avales y que la clave está en el tipo de convocatoria que hicieron. “Cuando nos entregaron la personería jurídica se le ocurrió a uno de los compañeros crear una página y un correo. El pecado de nosotros fue hacer uso de las redes sociales, que nos dieron tanto resultado. La gente nos llevaba papelería física y la enviaba al correo. Usamos las redes sociales como mecanismo de llegarle a todas las regiones”, asegura el representante de ADA.
Sobre el método que usaron para escoger a los candidatos dice que recurrieron a la Ventanilla Única Electoral, “que es el máximo filtro para inhabilidades” y asegura que fue clara la directriz de que quien no pasara ese filtro no recibiría el aval.
Entre los aspirantes avalados aparecen algunos que hicieron parte de cuestionadas estructuras políticas.
La Fundación Paz y Reconciliación, Pares, señaló en su último informe que podrían estar detrás de este partido “viejos parapolíticos” como Luis Alberto Gil, alias el Tuerto Gil, y Juan Carlos Martínez Sinisterra.
Señalamientos que Riascos considera irresponsables. Sin embargo, es enfático en decir que aunque no ha recibido ninguna solicitud de Martínez, “si él me manda a una persona y su hoja de vida está limpia, yo no la rechazaría solo por el hecho de que haya trabajado con él o con cualquier otra persona. A todos los partidos llega gente que se queda sin partido, pero la lupa nos la ponen a nosotros”.
Partido de Reivindicación Étnica
El debut electoral del Partido de Reivindicación Étnica, PRE, fue en las elecciones a Congreso de 2014, cuando el Consejo Comunitario San Antonio del Castillo de El Cerrito, Valle, tuvo lista a las curules afro. Aunque en ese momento no ganó las elecciones, después de una larga pelea jurídica, en 2017, el CNE le reconoció las curules a la exreina Vanessa Mendoza y el abogado Gustavo Prado (hoy aspirante a la Alcaldía de Cali).
Apenas el 31 de enero de 2018 el CNE les otorgó la personería jurídica. Con este espaldarazo, el partido apareció el año pasado en el tarjetón de las presidenciales ocupando la casilla del voto en blanco, con lo que tuvieron financiación y presencia en medios de comunicación.
Pero el 5 de febrero de este año el CNE le retiró ese reconocimiento argumentando que no cumplió con el umbral del 3 % de votos en las elecciones al Congreso. Sin embargo, la colectividad argumentó que no participó en esos comicios porque cuando se venció el término para inscribir candidatos (11 de diciembre de 2017), aún no tenían personería jurídica.
Basado en ese argumento, el Consejo de Estado suspendió las resoluciones del CNE y le devolvió la personería jurídica al PRE el 24 de julio de este año, justo a tiempo para alcanzar a avalar candidatos para los comicios del próximo del 27 de octubre.
Así fue como terminó con 2307 avales entregados en todo el país, aunque dice Gustavo Prado que pidió un plazo para inscribir a otros candidatos que no alcanzaron a realizar el trámite.
“Me faltan 3000, eran 6200 los preavales que habíamos dado, la gente de nosotros es pobre y no pudo llegar a Bogotá”, agrega.
Y asegura que quienes los catalogan de que son una fábrica de avales “tienen miedo porque les vamos a dar sopa y seco a lo largo y ancho del país en las elecciones”.
Vanessa Mendoza, quien se distanció del partido y no participó en la solicitud de la personería jurídica, considera que esta colectividad dejó atrás los ideales con los que nació.
“Lo que está pasando ahora es lo que yo temía en su momento y por eso me aparté, es que se volvieron una fábrica de avales”, asegura la excongresista.
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