Google: “asesinan a mujer en Colombia”: 5,32 millones de resultados en 0,55 segundos. La búsqueda, es un reflejo del miedo que las acecha en el país.
Y así lo dice también la encuesta Pulso Social, del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), según la cual hoy el 43,9 % de las mujeres en Colombia temen salir solas en sus barrios por las noches.
En ciudades como Tunja (Boyacá), ese mismo indicador marca 86 %. Le siguen Pasto (71 %), Montería (66 %), Manizales (62 %) y Quibdó (55 %). En el caso de Medellín, el indicador llega al 52 %.
De acuerdo Yurany Romero, secretaria de Mujer, Equidad de Género y Diversidad Sexual para el Valle del Cauca, en el departamento van cien mujeres asesinadas en lo corrido del año. Entre ese inventario, 29 crímenes han sido tipificados como feminicidios. La mayoría en Cali.
Lea también: Crimen de mujer en Av. Roosevelt sería investigado como feminicidio
Llaman, gritan, pero no las oyen...
Beatriz Quintero, directora de la Red Nacional de Mujeres, dice que el temor se evidencia también de otras formas que muestran las dimensiones y los contextos de la amenaza: “Esto no es nuevo, es de siempre, lo que pasa es que ahora se está hablando más, porque las mujeres nos hemos ganado la palabra, trabajamos igual que los hombres, nos hemos educado, pero la sociedad aún no ha cambiado”.
Según Medicina Legal, en lo que va del 2020, a lo largo y ancho de Colombia han sido reportadas 662 desapariciones de mujeres, 527 asesinatos y 10.032 presuntos casos de abuso sexual. En registros de la Fiscalía General de la Nación, fechados entre julio de 2018 y junio de 2020, hay otros 812 casos de feminicidio.
A todo lo demás, se suma el maltrato intrafamiliar, en el que las mujeres y las niñas son víctimas prevalentes. El Observatorio de Género de la Vicepresidencia de la República, contabilizó, entre el 25 de marzo y el 1 de octubre, 21.268 solicitudes de auxilio a línea 155, habilitada para denunciar agresiones. El 94 % de las llamadas telefónicas, correspondió a mujeres.
Las matan en sus propias casas...
Hay cosas que no cambian. Yamile Roncancio, directora de la fundación Feminicidios Colombia, dice que “el lugar más inseguro para las mujeres sigue siendo la propia casa, que es ese contexto donde se dan la mayoría de acciones violentas contra ellas”.
Y en las calles, dice Roncancio, están los otros tipos de violencia diaria, empezando por el acoso, que no se detiene ni en el día ni mucho menos en la noche. “No considero que la percepción de inseguridad esté directamente asociada al sexo, pero sí los miedos que se tienen”, dice la analista. “Es decir, el miedo de un hombre pasa más por el hecho de estar expuesto a que lo roben, mientras que el miedo de la mujer es la alerta ante otras amenazas: que la violen, la maten o la desaparezcan”, acota.
José Fernando Vasco Alzate, magíster en familia e investigador del Observatorio de Género y Sexualidad de la Universidad de Caldas, cree que el fenómeno sigue latente en la sociedad por la composición patriarcal, que es en la que está fundamentada: “Nuestra composición patriarcal hace que la mujer esté en situación de desventaja. No es extraño que se sientan inseguras en el día a día”.
El analista recuerda que es tan agreste el fenómeno el mundo, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2016, declaró los feminicidios como una pandemia.
La fórmula sigue siendo la misma...
La clave hoy, según los expertos, está en la educación. Sigue estando en la educación. Vasco Alzate dice que debe inculcarse otro modelo desde la primera infancia, uno que haga énfasis en que tanto niños como niñas tienen igualdad de derechos y se les debe respetar. “Debemos enseñarles el respeto hacia la diferencia y a que, si bien las mujeres son diferentes biológicamente, en cuestión de derechos todos somos iguales”.
Yamile Roncancio, directora de la fundación Feminicidios Colombia, coincide: “Esa es la respuesta, pues como sociedad debemos reconocer a las mujeres como seres humanos libres, autónomos para decidir dónde, cómo y a qué hora estar en lugares privados o públicos, porque hay muchos estereotipos”.
A su vez, Lina Guisao, politóloga, especialista en comunicación política y coordinadora de la plataforma ‘Derecho a no obedecer’, de Medellín, concuerda con los analistas al mencionar que lo que dejan ver los múltiples reportes no es una sorpresa.
Y aunque acepta que las violencias de este país componen un virus que cae sobre todos por igual, cuando se enfoca en las mujeres, “no solo se meten con sus bienes, sino con su cuerpo, las afecta en su dignidad, socialmente: cuando a una mujer le sucede algo, aparecen discursos culpándola por lo que pasó. La mujer siempre termina como la culpable y empiezan a escucharse frases como por qué salió sola, por qué fue vestida así, ella se lo buscó, o es que es muy coqueta... Como si realmente la culpa de que a una mujer la acosen, fuera de ella y no al contrario”.