Son varias las razones por las cuales Miguel Bosé tituló su autobiografía ‘El hijo del capitán trueno’, así como nombró una de las canciones de su álbum ‘Sereno’, publicado hace dos décadas atrás.
“El hijo del capitán trueno nunca fue digno del padre, salió poeta y no fiera, hijo de su madre”, comienza dicha canción, que parece ser el preámbulo a su autobiografía en la que navega por los recuerdos de sus primeros 21 años de vida, justo antes de darle vida al personaje mediático llamado Miguel Bosé.
Por seguir los pasos de Lucía Bosé, su madre, actriz italiana y musa del neorrealismo, la relación con ella fue mucho más mediática de lo que ocurría con su padre, Luis Miguel Dominguín uno de los toreros más importantes del siglo XX, por lo que la familia y seguidores de la tauromaquia, esperaban que el pequeño Miguel siguiera los pasos de su progenitor.
Los encuentros y desencuentros entre Dominguín y el pequeño Miguel hacen parte clave de las historias que Miguel Bosé relata en su autobiografía, concentrado en su juventud, porque ya Paramount prepara una serie con la vida de Miguel Bosé, que iniciará grabaciones en enero del próximo año y se espera que se estrene en octubre del mismo año.
Un recorrido y una nueva experiencia en la escritura que contó con el apoyo y asesoría del escritor colombiano Esteban Constaín, pieza fundamental entre miles de seguidores de este artista nacido en Ciudad de Panamá que cuenta con las nacionalidades española, italiana y colombiana.
¿Por qué una autobiografía en este momento de su vida?
Las cosas llegan cuando están maduras. Uno no busca el momento, el momento suele buscarle a uno. Cuando me fui de España y me radiqué en Panamá, en el segundo año viviendo allí surgieron las conversaciones con un gran amigo y escritor colombiano, Juan Esteban Constaín, con la idea de entrar en este mundo. Él fue quien me dijo que escribiera las cosas tal cual se las contaba, por lo que la escritura de este libro es muy hablada, para contar mi vida hasta los 21 años, que es la zona más inédita de mi vida, porque en aquella época los importantes eran Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, los hijos y todo lo que había a su alrededor poco interesaban. Era poder contar desde el recuerdo de un niño con una memoria sensorial que es bestial, con las luces y hasta los olores de aquella infancia en una España de trasfondo franquista, muy diferente a la que después nos tocó vivir, cargada de secretos y recovecos que sólo el pequeño Miguelito recuerda, me parecía atractivo. Todo lo que sucedió antes de ser el Miguel Bosé que todos conocen.
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¿Cómo fue el proceso de recordar para poder escribir la biografía?
Para recordar hay que estar dispuesto a revivir aquellas cosas, tirar del hilo para que aparezcan completas, y sobre todo reconciliarse, más que olvidarlas. Pedirles perdón, perdonar y decir lo siento, que al final ese es el gran ejercicio, el más difícil.
¿Cuál fue el episodio más difícil de revivir y relatar?
Los que tienen que ver con los personajes que fueron muy importantes en mi vida y que siguen siendo anónimos, como La Tata Remedios, quien siempre ha sido importante para mí y que están lejanos en el tiempo y se les echa de menos. Fueron muy generosos en mi vida.
¿Cómo fue el proceso de escritura?
Si tengo que ponerle una palabra al proceso, es que ha sido muy pacificador, han encajado muchas piezas, ha hecho posible entender mucho mejor lo que sucedió y por qué sucedió, para poder entender que lo que sucedió tenía que suceder, para que luego, en el tiempo, las cosas tuviesen sentido. Eran de ocho a 14 horas de trabajo diario durante casi un año. En ese tiempo uno está más concentrado en lo que está haciendo y no quiere ser distraído. Las únicas cosas que visité fueron algunas fuentes para lograr datos que quería ser exacto. Cuando escribo jamás hay música. Se debe crear un lienzo en blanco para trazo a trazo crear la historia, cualquier contaminación no es buena, al menos en mi caso.
¿Cómo fue el recordar y escribir los momentos más duros de su vida?
Yo tengo la extraordinaria facultad de borrar lo que es malo de un plumazo. Las cosas duras, las cosas desagradables han sucedido tirando del hilo de otras cosas y así las recordé.
Viendo hacia el pasado, ¿se reconoció en él?
Completamente, porque ahí estuve y fui el protagonista. Es cierto que mirándolo desde hoy las cosas aparecen con otros tintes, otras luces, y en la memoria todo es más desproporcionado, las cosas que se recuerdan anecdóticamente tienen una profundidad distinta y otra dimensión que no se recordaba bien.
¿Mucho por contar?
El libro originalmente tenía más de 800 páginas, por lo que tuve que editar más de 300, por lo que había muchas más cosas, que no era que no tenían que estar, pero que quizás eran repetitivas y otras interpretadas, tal vez, de forma errónea. Quería un contenido sin rencor, sin revanchas, donde todo se resuelve. Dejé el pudor y más a una edad donde no te importa contar y compartir ciertas cosas, ya te da igual. La importancia que le daba en tiempos pasados a ciertas cosas, hoy en día la veo de formas más limpias y puras.
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Hablemos del nombre del libro, que viene de una canción publicada hace 20 años...
‘El Capitán Trueno’ es un clásico cómico español de 1956, el mismo año que yo nací, y se hace inmenso, un personaje de culto, por lo que a mi padre le llamaba así, porque era heroico, valeroso, lanzándose a viajes interminables, se iba para no saber cuándo volver. Así, soy ‘El hijo del Capitán Trueno’ y escribí la canción que relata muy bien la relación que teníamos mi padre y yo, por lo que me pareció que en esta biografía, la parte más inédita era esta relación.
¿Difícil recordar algunos episodios de esa relación padre e hijo?
Sin culpa, sin rencor. Estas memorias surgen de una manera limpia porque están exentas de carga ya, porque el tiempo todo lo ajusta, todo lo encaja, todo lo perdona y todo lo cura. Ponerse a escribir un libro autobiográfico cuando ha llegado este momento de alianza con el tiempo, es infinitamente más bello, emotivo, y puedes ahondar en las cosas malas sin tanto dolor, por lo que las explicas mucho más.
En el libro nos encontramos con un Miguel que de niño y adolescente libró con golpes muy fuertes...
Si hubiese tenido la autoestima machacada creo que no hubiera hecho lo que hice. Había algo en mi vida, desde muy joven, que hizo que ese miguelito siempre sacara la cabeza fuera del agua, que era la determinación.
Los golpes que recibía, de alguna manera, fueron resueltos muy rápidamente, de lo contrario no podía levantar cabeza. Y fue en breve, porque a los pocos años mis padres se separaron y entramos en un mundo en blanco y negro terrible, yo dije: “por lo menos ya no está mi padre”, para machacarme, porque yo, por muchas razones, no cumplía los requerimientos de un heredero del clan Dominguín, porque era todo lo contrario, era un niño sensible, con intereses muy diferentes a los que requería aquella España.
Luego mi padre, tarde ya, entendió todo y me dijo: “Es increíble que el único, de todas las personas que dependen de mí, haya sido mi hijo el único que levantara vuelo y el único que jamás me ha pedido nada”.
¿Nunca le interesó la tauromaquia?
Mi abuelo decía una cosa: “El ser torero no es solo una profesión, es una actitud en la vida”, y él decía que yo era el más torero de toda la familia.
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Al escribirlo, ¿tenía heridas por sanar?
Cuando empecé a escribirlo me di cuenta que las heridas ya estaban sanadas. De hecho, si hubiera tenido algún resquicio de rencor o algún pendiente, sin duda hubiera aparecido, pero al escribirlo me di cuenta que el amor hacia mi padre, el amor hacia mi madre, a pesar de los caprichos de ambos y su excentricidades, estaba resuelto.
¿Por qué sólo sus primeros 21 años en su vida?
La historia acaba en la primera noche que me subo al escenario en uno de los programas de televisión más importantes de la televisión española, que a la mañana siguiente queda atrás Miguetilo, Miguelín, Miguel y Miguelón y le da paso a Miguel Bosé, que se contará en la serie de televisión. Venimos realizando sesiones largas con los guionistas para darles todo lo que necesiten, entre ellas, muchas partes del libro, con una historia que empieza en esa noche del programa de televisión y luego hay viajes hacia atrás y hacia adelante de mi vida, para explicar mejor por qué Miguel Bosé llegó a ser lo que fue.
¿Qué enseñanzas recoge de lo vivido para aplicarlo como padre?
Cuando uno va creciendo como hijo, las cosas que no le gustan de sus padres, son puertas que va cerrando mientras vas haciendo camino. Al llegar el momento de ser padre, esas cosas que querías desechar ya no aparecen, y surge el padre y la madre que te hubiera gustado tener. Con mis hijos soy todo lo cariñoso que mis padres no fueron conmigo, porque no eran mucho de abrazar y estaban ausentes, yo estoy todo lo presente posible y soy muy cariñoso, hasta el empalago.