En América Latina se le llama Crisis de los Contenedores. En Europa y Estados Unidos lo denominan Crisis Mundial del Comercio: pese a la alta demanda de productos en todo el mundo, hay escasez de contenedores debido a los problemas que existen actualmente en la cadena de suministros.
En diciembre, para no ir muy lejos, a los ‘gamers’ de buena parte del planeta, incluido Colombia, les fue imposible hacerse a una consola de nueva generación, PS5 y Xbox Series X, también la nueva Nintendo Switch Oled, debido a que no había inventario.
Actualmente, en Colombia escasean las materias primas que no se producen en el país. De hecho, el Gobierno tomó la decisión de cobijar a 166 productos importados con arancel cero, para intentar bajar los costos que implica importarlos: ante la crisis de los contenedores, los fletes están por las nubes. En algunos casos su precio aumentó 400%. ¿Pero de qué se trata esa crisis de contenedores que tiene en jaque al comercio de todo el mundo?
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Todo comenzó, cuenta Carlos Andrés Pérez, director Económico y de Competitividad de la Cámara de Comercio de Cali, entre los años 2014 y 2017. En ese periodo la industria naviera global registró pérdidas multimillonarias, lo que representó un retroceso en la actualización de las flotas de las navieras. Es decir: se dejaron de comprar nuevos barcos de transporte para atender la demanda mundial de materias primas y productos.
En ese contexto aparece la pandemia del nuevo coronavirus a finales de 2019, justo en China, el principal exportador de manufacturas. Los puertos de todos los rincones del planeta comenzaron a implementar restricciones en su operación, y los buques provenientes de China, por temor al virus, no eran recibidos.
El precio del transporte por contene-
dores alcanza récords tras la pandemia del covid, que rompió las cadenas logísticas marítimas.
Eso explica lo que pasó enseguida: los países comenzaron a reportar desabastecimiento de materias primas, productos finales, maquinarias y equipos que esperaban que llegaran desde China para la temporada navideña de 2019 e inicios de 2020. Entre ellos papel, textiles, juguetes, alimentos, chips para productos electrónicos…
Entre marzo y abril de 2020, además, las principales economías del mundo, incluyendo la de Colombia, tomaron medidas de confinamiento estricto, y limitaron la operación de los enclaves portuarios. Eso dejó por varios meses sin operación a los puertos, lo que generó una gran congestión de carga que estaba esperando ser despachada o que había llegado y no estaba siendo distribuida en los grandes centros de consumo como Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
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Por la pandemia, igualmente, y las restricciones a la movilidad, miles de fábricas detuvieron su producción, lo que contribuyó a aumentar el desabastecimiento de materias a escala global.
“Y, cuando entre julio y agosto de 2020 se reactiva buena parte de la operación de las economías y se empiezan a levantar gradualmente las medidas de confinamiento, muchas empresas tienen un afán enorme de reabastecerse de materias primas, insumos, maquinarias, porque estaban desabastecidas. Entre septiembre y octubre de 2020 hay un aumento extraordinario de las exportaciones desde China, en las rutas de largo recorrido como Europa y Estados Unidos, lo que genera una gran presión en los centros generación de carga.
Esto sucede en un momento en que hay también escasez de trabajadores en los puertos, y todo sumado causa la llamada crisis de contenedores: no hay buques ni contenedores suficientes para transportar toda la mercancía que ha estado represada durante tanto tiempo”, explica Carlos Andrés Pérez.
Todo caro
Lo anterior se ha materializado en un desequilibrio “como nunca se había visto a nivel global” de los flujos comerciales que tiene como consecuencia lo que se vive hoy: los principales nodos portuarios del mundo tienen dificultades de operación y por eso los fletes alcanzan sobrecostos superiores al 400% en algunos destinos.
Un estudio de la Cámara de Comercio de Cali determinó, por ejemplo, que la ruta entre Shanghái y Rotterdam tiene un incremento en los fletes del 442%; Shanghái – Los Ángeles, 147%; Rotterdam – Nueva York, el flete aumentó 208%. Por esto todo parece tan caro por estos días. Cada vez se hace más costoso y difícil traer cualquier cosa a Colombia del resto del mundo, y el costo, a la larga, deben asumirlo los consumidores finales de los productos.
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“A nivel mundial se ha registrado un aumento extraordinario en los niveles de precios, muchos bienes de consumo rápido, alimentos, ropa, y eso tiene que ver con que hoy las empresas tienen dificultades para abastecerse de los insumos que tienen que traer desde otro lugar del mundo. Y eso no solo afecta a Colombia, explicó el economista.
Se proyecta que para el segundo semestre de este año se recuperaría la normalidad en la operación de las cadenas logísticas del mundo, lo que empezaría a mostrar una gradual reducción en algunos precios, que se empezaría a evidenciar finales del 2022. Pero la presión inflacionaria se va a mantener en buena parte de este año.