Un nuevo paso se dio en Colombia para que los alimentos procesados (‘comida chatarra’) tengan advertencias más visibles sobre los efectos negativos de algunos productos.
El Ministerio de Salud publicó para comentarios la resolución que modifica las etiquetas de los paquetes de comida procesada y se espera que en diciembre salga la norma definitiva.
La Red Papaz, una de las organizaciones que más ha promovido esta iniciativa, mostró su optimismo sobre los avances logrados hasta ahora.
“Todavía no podemos cantar victoria, no podemos decir que en seis meses ya tendremos el nuevo etiquetado. Pero, en principio, vemos cosas muy positivas”, manifestó Angélica María Claro, especialista en psicología médica y de la salud de la Red de Padres y Madres, Papaz.
La profesional aseguró que la organización hará un análisis detallado del borrador de la resolución para proponer cambios, en caso de ser necesario.
“Tenemos hasta el 16 de agosto para hacer comentarios. Es muy importante revisar con cuidado lo que se está proponiendo, no privilegiar conflictos de intereses para proteger el proyecto y que esté acorde a la mejor evidencia científica en procura de la salud”, comentó Angélica Claro.
Adicionalmente, desde la Red de Padres y Madres indicaron que estas modificaciones son fundamentales para ayudar a tomar decisiones que mejoren la salud de las niñas, niños y adolescentes.
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“Estos productos han desplazado a los alimentos naturales. Esta medida nos ayuda a desestimular su consumo y recuperar la alimentación y la nutrición adecuada para la niñez y la adolescencia”, sostuvo la especialista.
De hecho, según datos de Cali Cómo Vamos, 19 de cada 100 niños y niñas en transición y primaria en la ciudad presentaron sobrepeso en 2021, y 17 de cada 100 presentó obesidad, cifras superiores a las registradas en 2020, cuando hubo 18 y 13 menores, respectivamente.
Continuando con cifras de la capital del Valle, estas publicadas por el Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (Sisvan) de la ciudad, con corte a marzo de este año, el 53,5 % de los habitantes entre los 18 y los 64 años tiene exceso de peso, lo que en adultos mayores puede ser mortal, aumentando el riesgo de sufrir infartos.
A pesar de estas acciones, el ministro de Salud, Fernando Ruiz, recalcó que los índices de reducción de obesidad no mejorarán de forma automática, “pues las medidas deben ser combinadas con consultas nutricionales”.
¿Cómo será el nuevo etiquetado?
En junio del año pasado se emitió la resolución 810, la cual estableció el reglamento técnico para el etiquetado nutricional que informa sobre el contenido del alimento. También se exigió implementar sellos frontales.
Sin embargo, un estudio realizado por la Universidad de Antioquia, contratado por el Ministerio de Salud, sugirió cambios en la norma para ser más efectivos.
Se exigirá que el sello frontal tenga la figura de un octágono, que llama más la atención (la propuesta anterior era un círculo). En cuanto al color, se definió que la etiqueta negra es la más adecuada.
Asimismo, se cambió la palabra ‘alto’ (como dicen hoy algunos productos) por ‘en exceso’, por ejemplo, exceso de sodio, azucares, grasas saturadas, grasas trans y la presencia de edulcorantes.
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“Los resultados son realmente concluyentes en que este tipo de etiquetado tiene más capacidad para guiar la conducta del consumidor”, explicó el ministro Ruiz.
¿Qué sigue? Esta resolución será sometida a comentarios por parte de los ciudadanos hasta el próximo 16 de agosto; después será revisada por el Ministerio de Comercio y organismos internacionales, que tendrán 60 días para dar su concepto y, por último, hará lo mismo la Superintendencia de Industria y Comercio.
La expectativa del Gobierno y los promotores de este cambio es que en el 2023 todos los alimentos procesados ya lleven este nuevo etiquetado. Las empresas tendrán un periodo de 6 meses para adaptarse.