En medio del caos en el que opera el transporte público en Cali, donde los piratas son los amos de las vías y la cenicienta es el Sistema de Transporte Masivo (MIO), aterrizaron en los últimos meses centenares de taxistas que han optado por moverse en el mercado de la informalidad.
En un esfuerzo por no quedar excluido del sistema, se han visto obligados a competir y tratar de arañar parte de ese millonario negocio que han conformado las ‘empresas’ de transporte pirata en vías principales de la ciudad como la Simón Bolívar, la Autopista y la Ciudad de Cali.
Igualmente, muchos de sus conductores han optado por afiliarse a las miasmas plataformas que por años han combatido por considerarlas ilegales y que los tiene al borde del colapso.
Tal como lo publicó El País en el informe exclusivo de este domingo, los vehículos particulares que prestan el servicio pirata de transporte público, se han consolidado como el verdadero sistema de transporte masivo en Cali. La mayoría de pasajeros en la capital del Valle del Cauca prefiere pagar más por subirse a un carro pirata que hacer uso de estaciones y buses del MIO.
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Eso lo advirtió el mercado desde el mes de abril del 2021, cuando el desgobierno en Cali permitió durante las protestas la destrucción de los articulados, los alimentadores y el desmantelamiento de las estaciones, lo que obligó a que los caleños buscaran alternativas para movilizarse.
Esa situación, de acuerdo con Jhony Rangel, líder gremial y director de la Macha Amarilla, terminó acorralando a algunos conductores de taxi y los obligó a salirse de su área laboral para empezar a prestar un servicio colectivo para el cual no están autorizados.
“Cuando dejaron destruir el sistema de transporte masivo, en el famoso paro del 2021, la gente tuvo que buscar la forma llegar a su destino y muchos conductores de buses que fueron desplazados por el MIO, se pasaron a taxistas y en medio del caos empezaron a hacer las rutas que estaban acostumbrado a hacer”, explica Rangel.
Con el compromiso de reservar su identidad, un exsecretario de Tránsito de Cali indicó que “el problema es que como el MIO no tuvo una transición del sistema de trasporte público colectivo al masivo, sino que el sistema entró y acabó con más de 4.500 buses y busetas que llegaban a los barrios y recogían la gente; ahora están haciendo de nuevo los taxis y piratas lo que hacían en el oriente de Cali y en todas las zonas que quedaron desprotegidas”.
“Fíjese usted que el MIO empezó operando por unos corredores viales con baja densidad de población. Apenas ahora se va a acabar de construir la troncal del oriente, que debió ser prioritaria, y eso le dejó el campó expedito al transporte ilegal para crecer de la manera en la que lo ha hecho. Ahora el pirata casi que se ha institucionalizado como un servicio colectivo”, explica el exfuncionario de Tránsito.
Los mismos taxis de 1997
La situación compleja por la que atraviesan los taxistas, que han cedido buena parte de sus clientes a las plataformas, de acuerdo con Javier Medina, experto en transporte y director del Observatorio de Movilidad Ciudadano, obedece a que “la industria de los taxis ha sido muy ortodoxa; muy achapada a la antigua y no fue capaz de reinventarse en todos estos años”.
“El usuario castigó a las empresas de transporte porque desde el año 1997 no se aumenta el parque automotor de taxis en Cali mediante un estudio. Al haber mayor población se necesita un mayor número de taxis y por eso encontraron mercado en Cali los de las plataformas, los piratas y lo motorratones”, señala Medina.
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Cali cuenta con hoy con 16.485 taxis inscritos, la misma cantidad que había en la ciudad en 1997, que fue cuando se congeló el ingreso de más vehículos amarillos al transporte público y lo que ha mostrado la experiencia es que la tecnología avanza a una velocidad mayor que la ley y su aplicación.
“Las plataformas castigaron un negocio cuya jugada era no abrir más cupos porque los que valían $20 millones o $30 millones, llegaron a valer hasta $100 millones. Entonces el taxi comienza a valer más por ley de oferta y demanda del mercado, pero cuando salen las plataformas se cae el valor del cupo porque la gente sabe que hace mucho más con su carro particular que con un taxi”, asegura Medina.
Apreciación con la que no está de acuerdo Jhonny Rangel, quien explica que en el año 2000 o 2001, durante el gobierno de Jhon Maro Rodríguez, se hicieron unos estudios que demostraron que la ciudad de Cali estaba sobrepasada cinco veces en su capacidad transportadora para entonces.
“Por el contrario, hoy en día los taxis estamos en la capacidad de cubrir la demanda de taxis en la ciudad. Lo que pasa es que en el gobierno de Gustavo Petro no se sabe lo que pasará con el transporte ilegal de carros particulares, con los que han hecho mesas de trabajo, y esperamos que si en algún momento tienen que ingresarlos a ellos a la legalidad, que abran el parque automotor y lo hagan a través de los taxis”, manifiesta Rangel.
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Fernando Arroyo, como dice llamarse uno de los taxistas que se para frente a la Clínica Valle del Lili para trabajar como urbano por la autopista Simón Bolívar, cree que ya la piratería no hay quien la combata. “Aclaro que nosotros no somos piratas, somo informales porque estamos habilitados para prestar un servicio de transporte. Pero lo que creo que esto cada día se crece más y que el único que mueve menos es el MÍO”.
Y la solución no se ve cerca porque los mismos conductores saben que en el fondo de todo está la política y en las elecciones pasadas les prometieron a los piratas no perseguirlos. ¿Quién quisiera ahora tomar una medida tan impopular a mese de unas elecciones?
Formas de transporte ilegal
Existen cinco modalidades de transporte entre ilegal e informal en la capital del Valle.
1. Uso de vehículos particulares: Piratas que van con pasajeros sin estar autorizados.
2. A través de plataformas digitales: el servicio de Apps como Uber, Cabify, Didi, etc.
3. Mototaxi o motorratón.
4. Servicio intermunicipal: Piratas hacia municipios vecinos.
5. Los taxis urbaneando: Que no son ilegales, sino informales.